Crítica de “50/50” de Jonathan Levine (2011)

Tratar en las películas temas complicados como lo es el cáncer es un asunto difícil. Se puede salir airoso con un producto sobrio que rechace lo meloso y se sitúe en un lugar empático o, al contrario, hacer realizaciones aberrantes que busquen, a toda costa, el golpe bajo con momentos forzados, torpes y edulcorados. En el caso de “50/50” levantamos el pulgar, corresponde a las películas del primer grupo.

Adam (Joseph Gordon-Levitt) no puede quejarse de su buen pasar: vive solo en una casa suburbana alquilada, tiene un buen trabajo en una radio, esta de novio Rachael (Bryce Dallas Howard), una artista plástica, y con Kyle (Seth Rogen), su mejor amigo, con quien comparte charlas delirantes sobre sexo, el amor, las mujeres y las parejas, trabajan juntos. Todo sería perfecto si no fuera por esa dolencia en la espalda que, tras unos estudios y una visita al médico, resulta ser cáncer. La revelación hace que el mundo de Adam cambie, no solo por el hecho de tener que tomarse licencia en el trabajo, sino por cómo se transforman los vínculos que tiene con las personas más cercanas.

“50/50” es una película sobre experiencias, rupturas y encuentros. La enfermedad del protagonista afecta, como hace un prisma con la luz, a sus allegados e, incluso, a su psicóloga Katherine (Anna Kendrick). Todos conviven y lidian con el cáncer de Adam como les sale, como pueden. Esto lo aprovecha Levine para ramificar y segmentar algunas partes de la película en diferentes géneros cinematográficos. Con Rachael y Katherine sobrevuela los terrenos de las cintas románticas, con Kyle, que es el evidente comic relief de “50/50”, se transita la comedia, además de las buddy movies, y con la madre (Anjelica Huston) el drama. Lo interesante es ver cómo se aúnan todos estos momentos y cómo confluyen en la trama central adosando sus virtudes. Además, cuanto más desmejorado está Adam, mayor es su cercanía con los otros. Relación inversa que refleja lo vulnerable que se vuelve él y cómo, lidiando con el cáncer, resuelve y mejora sus vínculos.

El tándem que hacen Adam y Kyle es hilarante. Rogen interpreta a un caradura  cuyo único propósito en la vida es acostarse con toda chica que se le cruce, y el personaje de Gordon-Levitt es todo lo contrario, es un muchacho más centrado y maduro. El dúo ofrece situaciones cómicamente absurdas cuando usan como excusa al cáncer para levantar chicas.

“50/50” refleja las vivencias de una persona que contrae cáncer con una mirada elocuente y empática despojada de todo dramatismo abyecto.

Puntaje 

 

 

Tráiler:

 

Pablo Flaherty

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