«Casi Feliz», la nostalgia después del amor
Netflix estrenó una serie producida en nuestras tierras protagonizada y escrita por Sebastián Wainraich y dirigida por Hernán Guerschuny («El Crítico», «Recreo», «Una Noche de Amor»). «Casi feliz» es una comedia de 10 capítulos de media hora que yuxtapone la comedia costumbrista argentina con algunos mecanismos y elementos de las sitcoms. Un relato entretenido que por momentos funciona bastante bien cuando se pone a probar con la comedia un poco más negra y con los habituales temas tocados por Wainraich en sus monólogos. De hecho, en algún punto la serie busca un poco la autorreferencialidad con el protagonista que lleva el nombre de pila del actor y que se gana la vida en la radio así como también haciendo shows de stand up en eventos sociales.
Es en esos pasajes y en la química que tiene Sebastián con su ex esposa, Pilar (Natalie Pérez), de la cual todavía sigue enamorado, que la comedia funciona. El personaje y el actor tienen tantos puntos en común que también ocasiona alguna que otra carcajada inherente a esa comparativa. Igualmente, la serie busca ir más allá, teorizando sobre las relaciones humanas, las amistades, el amor e incluso los vínculos afectivos casi desde un punto de vista nostálgico. También profundiza sobre la soledad y las ventajas/desventajas de la fama moderada.
Es bastante arriesgada la propuesta de Guerschuny y Wainraich en el sentido en que intentan brindar una propuesta de género que no solemos ver tanto en este país. Realizan una comedia al estilo de Jerry Seinfeld (salvando las distancias obviamente) y en cierto punto aciertan. Quizás les falte el timing en los gags y pulir un poco los diálogos para que parezcan un poco más naturales, pero en los momentos en los que la trama se vuelca más a lo afectivo y al romance tenemos los mejores pasajes del relato.
Lo más interesante de la serie radica en su segunda mitad, cuando los mecanismos ya están aceitados, los actores aciertan perfectamente en la dinámica entre los personajes y donde se va imponiendo la idea de que tal vez uno idealiza el pasado y que siempre le parece mejor en comparativa con el presente. El personaje de Sebastián se encuentra estancado porque no pudo soltar la relación que tenía con su ex pareja y eso le impide ver las oportunidades que se le dan día a día cuando vive una especie de letargo que lo frenan tanto afectiva como profesionalmente. También está muy bien trabajada la dinámica de la crianza de los hijos entre las parejas separadas y las cuestiones con las que cada parte tiene que lidiar cotidianamente para poder afrontar la cuestión. Las relaciones familiares son uno de los puntos altos de «Casi Feliz», ya sea entre Sebastián y sus padres, así como también con su hermano el cual se distanció (Peto Menahem) y sus hijos. La nostalgia de querer volver a ese status quo inicial y tener que explicarle a sus hijos las nuevas dinámicas familiares que vendrán a futuro a partir de las revelaciones que se dan en los capítulos finales y en el cliffhanger con el que termina la temporada sin dudas preparan el terreno para una interesante continuación.
Otro de los aspectos destacados de la serie radica en la enorme cantidad de estrellas de renombre en roles secundarios o en participaciones especiales de un solo episodio, entre las más destacadas tenemos a: Gustavo Garzón, Pilar Gamboa, Julieta Diaz, Hugo Arana, Adriana Aizenberg, Eme, Juan Minujin, Dalia Gutmann (esposa de Wainraich en la vida real), Sebastian Presta, Julieta Pink, entre varios otros.
«Casi Feliz» es una comedia sin pretensiones que pese a algunos desajustes en el guion resulta bastante entretenida. Es una serie que va de menor a mayor y que con el correr de los capítulos se va afianzando. Wainraich y Pérez muestran una química lograda producto de una más que acertada dirección de Guerschuny y los aspectos técnicos son impecables como suele pasar con las producciones de Netflix.
Tráiler:
Martín Goniondzki
