Crítica de «Ardiente Paciencia» de Rodrigo Sepúlveda (2022)

Tras su paso por el 37° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, llegó a Netflix la tercera adaptación de «Ardiente Paciencia», la novela escrita por Antonio Skármeta.

Luego de haber escrito y dirigido una película de ficción titulada «Ardiente Paciencia» en 1983, dos años más tarde, el artista chileno decidió convertirla en una novela que tuvo un éxito internacional. Dicha novela homónima imagina una serie de intercambios entre un cartero y el poeta Pablo Neruda, donde el joven le pide al segundo que le dé consejos para enamorar a la chica que le gusta. En 1994, Michael Radford dirigió «Il Postino», la adaptación más famosa de la novela que fue aclamada tanto por el público como por la crítica especializada. Incluso tal fue la repercusión de la película, que hasta llegó a rebautizar a la obra como «El Cartero de Neruda».

Tuvieron que pasar casi 30 años para que se consiga una nueva versión de la novela, esta vez de la mano de Rodrigo Sepúlveda («Padre Nuestro», «Tengo Miedo Torero»), volviendo a tierras chilenas y otorgándole un agregado de sentido de pertenencia producto de regresar a las raíces y a la localización geográfica correspondiente.

El largometraje se centra en Mario (Andrew Bargsted), un joven pescador que busca salirse de la línea de empleo familiar y termina aceptando un trabajo como el cartero de Isla Negra, lugar donde reside el famoso poeta, Pablo Neruda (Claudio Arredondo). Entre los habituales paseos por la isla, se sentirá atraído por Beatriz (Vivianne Dietz), una lugareña que trabaja en el bar de su madre. Mario comenzará a sentir una profunda inspiración y ganas de convertirse en poeta como forma de exteriorizar su amor por Beatriz, y ahí encontrará la oportunidad de acudir a Neruda para que lo guíe y lo ayude en su objetivo.

Uno de los grandes aciertos de esta nueva adaptación fue el de regresar a las raíces, no solo manteniendo el contexto político y social del texto original, sino volviendo a las bases y encontrando en sus decisiones de casting y de dirección un gran entendimiento de la idiosincrasia chilena, al mismo tiempo en que se rinde homenaje a una de las grandes figuras de la literatura latinoamericana. Obviamente, que hay cuestiones que buscan plantearse de una forma más «internacional», más viniendo de la plataforma de la N roja que busca distribuir su contenido a lo largo y ancho del globo, pero aun así se mantiene la esencia de la novela.

Todo el trabajo de reconstrucción de época reflejado en el vestuario, el diseño de producción, la banda sonora e incluso en la forma en que se trabaja la paleta de colores desde la dirección de fotografía, hacen que «Ardiente Paciencia» sea una experiencia audiovisual interesante por más que en líneas generales estemos ante un relato bastante convencional. Incluso, si bien la historia de amor entre opuestos es algo que vimos infinidad de veces, la química que poseen Bargsted y Dietz es más que atractiva y seductora para atraer al espectador y sumergirlo en ese mundo poético en el cual se ven envueltos los protagonistas.

«Ardiente Paciencia» es un drama romántico sólido que se sobrepone a su familiaridad con una gran demostración de carácter, una gran pareja protagónica y un desempeño técnico más que efectivo. Un film que funciona como un crowd pleaser sin demasiadas pretensiones.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Martín Goniondzki

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