Crítica de «Yo sé lo que envenena», de Federico Sosa (2014)

Fue durante el transcurso de una entrevista, donde tuvo lugar un más que conocido y popular encuentro televisivo, cuando visiblemente conmovido, Ricardo Ioirio, como entrevistado, le aseguró a Beto Casella: «Yo sé lo que envenena».

Como un espectador más de aquél momento, el director de la película Federico Sosa fue testigo del relato donde Iorio sentenciaba conocer muy bien qué es lo que verdaderamente envenena, mientras agregó que sin lugar a duda, éso estaba más relacionado con la sociedad y sus innumerables miserias humanas que, por ejemplo, con el humo del cigarrillo.

Según dejó entrever el director de la película, fue a partir de esa reflexión, de esa frase (Perteneciente a la canción de José Larralde «Un poco de humo nomás»), que sintió que debía hacer algo con ella, y así entonces nació el título de la película, pero además también, una atmósfera ideal con la que se impregnó la película, probablemente inspirada en la autenticidad, los valores y la convicción humana con los que se identifican los metaleros de raza. Como condimentos destacables, «Yo sé lo que envenena» denota y exhibe cierta mística de barrio, simplicidad humana y espíritu de conurbano, lugar donde transcurren las historias del film.

Son los protagonistas de la película, y sus historias, la excusa perfecta para imbuirnos en diversos episodios tan divertidos como dramáticos, no cayendo nunca en la sencillez o banalización del probable arquetipo de comportamiento que uno puede imaginar para sus personajes. Todo funciona, además, como una visible noción ideológica y hasta estética desde donde puede repensarse o cuestionar una moderna noción de «Civilización y Barbarie», en donde pareciera que a los habitantes del conurbano les tocaría adoptar la posición de barbarie. Su guión es impecable, no exhibe fisuras y sin lugar a dudas funciona todo el tiempo como un sostén atractivo y entretenido para el espectador, pero también como anclaje ideal de ficción para sus protagonistas, que sin ahorrarse en elogios, han logrado una construcción de personaje maravillosa. 

Inteligente, íntima y contundente. Más allá de contar o no con un gran presupuesto en su desarrollo, técnicamente no tiene explosiones, efectos estrambóticos ni movimientos de cámara excesivos, sencillamente porque para generar su impacto no los necesita (Y vaya que lo genera). Es una historia que invita a pasar un tiempo agradable, a sacudir la quietud mental, a pensar. La perlita: En nada afectó que la película, a sala llena y en presencia de la mayoría de sus realizadores, por problemas con el proyector del lugar haya demorado su exhibición justo en el día de su debut nocturno en el prestigioso Gaumont, si no que al contrario, esto pareciera haber convocado a la misma fidelidad y fanatismo con la que siguen a Ricardo Iorio miles de fanáticos, para que todo el público presente se mantenga firme a su butaca y aplauda fervorosamente de pie durante varios y extensos minutos al final de la película. Y que además, como yapa, algún que otro curioso se retire de la sala sabiendo diferenciar perfectamente a un pez Astronotus, de un pez Betta splendens.

Puntaje: 4/5

Trailer:

Un comentario sobre “Crítica de «Yo sé lo que envenena», de Federico Sosa (2014)

  • el 14 febrero, 2017 a las 10:32 pm
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    No la vi xq pense que era algo como -piza, birra y faso-
    seguramente ahora valla a verla. Gracias por la critica

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