CINE

Crítica de «Camina o Muere» de Francis Lawrence (2025)

El interminable genio literario de Stephen King nunca se ha limitado a su trabajo en el género de terror, con grandes películas como «The Shawshank Redemption», «Green Mile», «Stand by Me» o «Running Man», ejemplificando que sus éxitos pueden alejarse bastante de sus usuales relatos de pesadilla. «Camina o Muere», basada en «The Long Walk», se suma a esa lista ofreciendo un excelente thriller dramático en medio de una historia alternativa que se siente tan particular como familiar.

En un pasado distópico en el que los Estados Unidos fueron devastados por una segunda guerra civil, un grupo de jóvenes son sorteados cada año para competir por un premio que les cambiará la vida bajo una sencilla premisa: deben caminar al menos a 5 km/h hasta que solo quede un ganador en pie. El protagonista es Ray (Cooper Hoffman de «Licorice Pizza»), quien con el correr de los kilómetros irá lentamente conociendo a sus competidores y entablando con varios de ellos una relación de amistad, particularmente con Peter interpretado por David Jonsson («Alien: Romulus»). Esta es una película que ofrece un escenario ideal para que brillen sus interpretaciones y por suerte armó un elenco de jóvenes talentos a la altura, reforzados con cameos sustanciales de Judy Greer y Mark Hamill. El hijo de Phillip Seymour Hoffman continúa ascendiendo en su propio camino con un papel sólido con un protagonismo que sostiene toda la narrativa, mientras que el personaje de Jonsson logra robarse la película escena tras escena. Su carisma magnético haría bien en ser recordado a la hora de nominar galardones, pero es la dupla formada junto al dependiente realismo de Hoffman la que eleva la cinta de algo valorable a lo definitivamente memorable.

La narrativa va a desenvolverse casi enteramente dentro de la misma competencia, saltando en el tiempo para enfocarse en las distintas conversaciones que van teniendo Ray y Peter con un grupo de competidores en el que las tensiones darán lugar a cierta fraternidad. No es nada nuevo que la mayoría de trabajos distópicos sufran bastante en la pantalla grande debido al tiempo limitado del que disponen para establecer personajes y su mundo, teniendo que recurrir usualmente a estereotipos y conflictos clichés. Si bien en este caso la estructura de concurso mortal no es nada nuevo, lo familiar en este caso se ve equilibrado gracias a lo refrescante de las formas. El mérito del guion de JT Mollner, conocido por escribir y dirigir «Strange Darling», no es solo atreverse a sostener casi dos horas de película únicamente mediante diálogo sino lograr tan bien su cometido cuando la parte visual del film no ofrece lo necesario para estar a la altura.

El problema es que en lugar de recordarnos a los mejores trabajos del director Francis Lawrence («Constantine», «Soy Leyenda») o del director de fotografía Jo Willems («Hard Candy», «30 días de noche» y «Limitless»), esta película ofrece un nivel más cercano a los proyectos que han compartido: la totalidad de la saga de «Los Juegos del Hambre» a excepción de la primera entrega, o la soporíferamente olvidable «Red Sparrow». A excepción de momentos puntuales destacados en el guion de Mollner, en esta película la composición visual se preocupa más por la funcionalidad que requeriría otro tipo de proyectos en lugar de sumarle algo de personalidad o color (en el sentido amplio del término) a una propuesta que realmente lo requería. El resultado es poco más que una valorable obra teatral en movimiento, donde la dramaturgia y actuaciones se encuentran incluso menos escudadas que en una adaptación radial de primer nivel.

Gracias a un muy buen guion, personajes memorables e interpretaciones excepcionales, «The Long Walk» es una adaptación que consigue evocar aquellas fortalezas literarias que quedan en el camino de proyectos inferiores. Aunque es lamentable que la realización audiovisual no le sume demasiado al drama en pantalla, tampoco hace lo suficiente para arruinar un relato más que valioso en tiempos donde el diálogo cinematográfico gira tanto alrededor de efectos especiales como de la narrativa dramática en sí. Un pequeño thriller basado en diálogo es un oasis en el desierto, o mejor dicho una bendita silla luego de días de caminar con rifles apuntando a la cabeza en caso de que bajes el ritmo.

Puntaje: 

 
 
 

Tráiler:

 
Leandro Porcelli

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