Crítica de «Nada es lo que parece 3» de Ruben Fleischer (2025)
En el mundo de la magia, están quienes se dejan llevar y sorprender con los trucos, tal como sucede cuando uno es niño y le hacen algo simple en una fiesta de cumpleaños, y aquellos que buscan desde muy temprano tratar de descubrir y echar a perder la ilusión, tal como hace el mago enmascarado.
«Nada es lo que parece 3: ahora me ves, ahora no me ves», completa la trilogía iniciada en 2013 por Louis Le terrier, ahora a cargo de Ruben Fleischer, el director responsable de «Zombieland» (2009) y su secuela, «30 minutos o menos» (2011), «Fuerza antigangster» (2013), «Venom» (2018) y «Uncharted» (2022). En esta oportunidad, la película retoma un poco el rumbo y el tono juguetón de la primera entrega, tras aquel paso en falso que fue «Nada es lo que parece 2» (2016).
Volviendo un poco al principio, uno tiene dos caminos, o dejarse llevar por lo absurdo de la propuesto de unos magos que dan golpes de guante blanco, en una mezcla que recuerda a «El ilusionista» (2006) y «La gran estafa» (2001), o indignarse por pretender algo demasiado elaborado de una tercera parte de una saga inexplicable.
El largometraje busca construir una legacy sequel (secuela legado, manteniendo los personajes originales e introduciendo nuevos que puedan continuar en próximas entregas) volviendo a centrarse en la fama de «Los Cuatro Jinetes» (el grupo de magos compuestos por Jesse Eisenberg, Woody Harrelson, Dave Franco e Isla Fisher), y en cómo un grupo de jóvenes magos intenta emular a sus héroes en su búsqueda de darle un golpe a unos capitalistas que estafaban personas buscando invertir sus ahorros. Estos muchachos llamados Charlie (Justice Smith), Bosco (Dominic Sessa) y June (Ariana Greenblat), se meten en el mundo de los ilusionistas, pero deberán unir fuerzas con sus héroes en una aventura que implicará, como es habitual, giros asombrosos, ilusiones elaboradas y trucos visualmente sorprendentes. Los 7 magos buscarán robar un diamante invaluable que está en posesión de Veronika Vanderberg, (la siempre convincente Rosamund Pike), una despiadada empresaria con un oscuro pasado.
La película logra funcionar como entretenimiento sin pretensiones gracias a un elenco sumamente comprometido (que se nota que la pasó bien volviendo a estos personajes), la inclusión de nuevos y sólidos intérpretes, al mismo tiempo que una trama lo suficientemente irrisoria como para redoblar la apuesta con secuencias visualmente interesantes y una puesta en escena estilizada y funcional. Fleischer cumple con su dirección, la cual se la ve más comprometida y convincente que lo propuesto por John M. Chu en la secuela y volviendo un poco a las bases de lo que buscaba el relato original.
Si bien desde la fotografía y el diseño de producción podemos advertir que intenta verse tan impersonal como ascética, emulando casi todos los tanques modernos, la puesta en escena del director le da cierto carácter que le suma unos porotos a historia.
«Nada es lo que parece 3» puede no ser una gran película, pero sí un gran divertimento sin pretensiones. Un relato que atraerá la mirada de aquellos que dejen deslumbrarse por la magia (del cine), pero que puede llegar a resultar tediosa para aquellos que esperen algo más.
Puntaje:
Martín Goniondzki

