Crítica de «El vengador tóxico» de Macon Blair (2023)
Tras varios años de gestación, sumado a varias idas y vueltas, finalmente se materializó el regreso del famoso Vengador Toxico.
«El Vengador Toxico» («The Toxic Avenger» en su título original) tuvo su estreno en 1984. La película fue una creación de Lloyd Kaufman y Michael Herz, los fundadores de Troma Entertainment, una productora y distribuidora de cine independiente que se encargaba de un tipo de cine independiente, «bizarro» y más alternativo dentro de la oferta de cine norteamericano. Dicha empresa sirvió de semillero para directores como James Gunn (protegido de Kaufman) que escribió el guion de «Tromeo y Julieta» (1996) y empezó a hacer sus primeras armas en el mundo del cine dentro de la compañía.
El estudio había comenzado a mediados de los ’70, pero su apogeo se dio a partir del boom del Vengador que se convirtió en la imagen de la productora. La película se lanzó comercialmente en cines, pero no tuvo demasiado éxito hasta que entró en el circuito de «midnight movies», las películas que se estrenaban en la trasnoche en cines alternativos. Finalmente se convertiría en un fenómeno de culto con su comercialización en VHS. Desde 2010, que se venía anunciando un reboot para el vehículo insignia de Troma, que ya contaba con varias secuelas e incluso una serie animada. Esto nos lleva al día de hoy, donde finalmente está entre nosotros la remake que fue filmada en 2021 y pasó por algunos festivales como Sitges en 2023, para desembarcar en el mercado hogareño de EEUU en este año.
El largometraje presenta algunas variaciones respecto del relato original, pero la esencia en cuanto a humor, irreverencia y tono se mantiene a la perfección. La historia se centra en Winston Gooze (un genial Peter Dinklage), un empleado de limpieza de la empresa farmacéutica BTH, que lleva una existencia bastante triste, repleta de deudas al mismo tiempo en que tiene que lidiar con la muerte de su esposa y con la crianza de su hijastro adolescente (Jacob Tremblay). Para colmo, Winston es diagnosticado con cáncer y se ve inmerso (sin quererlo) en una conspiración corporativa en la que se intenta desenmascarar la contaminación radioctiva/toxica de BTH. J.J. Doherty (Taylour Paige), una periodista investigando el caso, y el cruel hombre de negocios Bob Garbinger (Kevin Bacon), se enfrentarán a muerte, mientras Winston sufre un accidente que lo lleva a convertirse en el héroe del título. Toxie debe pasar de ser un paria a un salvador, enfrentándose a despiadados señores corporativos y fuerzas corruptas que amenazan a su hijo, sus amigos y su comunidad.
Como película de superhéroes es bastante arquetípica y sigue toda la construcción del camino del héroe al detalle, pero lo que distingue a «El Vengador Tóxico» de otros tantos intentos de prolongar un subgénero agotado es su espíritu, su tono sardónico y juguetón al igual que el amor que le pone Malcon Blair a este universo con una visión lúdica y respetuosa del personaje. La película está pensada tanto para los fans acérrimos de la saga, con varios guiños a las películas anteriores y a la productora en general (por solo nombrar uno, la ciudad en lugar de llamarse Tromaville, es St. Roma’s Village y en toda pintada o cartel donde aparece el nombre, se ve desgastado en ciertos lugares para que se lea como la original), pero también para que aquellos que quieran aventurarse dentro del universo de Troma puedan hacerlo con un relato entretenido e hilarante.
Dinklage está muy bien en el rol protagónico y Bacon cumple con un villano exacerbado y sumamente histriónico. El cambio de origen del personaje, pasando de ser adolescente a un adulto criando a un hijo resulta acertado e incluso dota a la película de cierta dimensión que no veíamos en el relato original. Por otro lado, a nivel visual se nota que tuvo un presupuesto más abultado que las películas originales, aunque mantiene el estilo trash en cuanto a efectos visuales y el tipo de gore y splatter que utiliza.
En síntesis, «El Vengador Tóxico» es de esas remakes que construyen sobre el legado de los productos sobre los que se basan y le rinden homenaje sin que este resulte forzado. Macon Blair demuestra ser la elección indicada para redondear este divertido film con pocas pretensiones, pero con un gran corazón.
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Martín Goniondzki