Hércules Poirot, un detective de fama internacional
Ha sido protagonista de más de treinta novelas, pasó por el cine, la televisión y posee ciertas similitudes con Sherlock Holmes. Hércules Poirot no es solamente «el detective más famoso del mundo», sino que también se ha convertido en el detective más carismático del género.
Desde las oscuras historias de crímenes de Edgar Allan Poe a fines del siglo XIX, las novelas policiales se han convertido en una de las obras literarias más leídas. Relatos criminales que incluso llegan a hibridarse con otros géneros, pero claramente nada engancha tanto como un buen asesinato. En cuanto hay un crimen que desentrañar quedamos hipnotizados, nos propina un fuerte latigazo emocional, convirtiéndose en un viaje a nuestros rincones más oscuros.
Por ello, hablar de novelas noir es referirnos al mundo profesional del crimen. Y en este universo indudablemente el detective Hércules Poirot se destaca brillantemente.
Considerado uno de los detectives más carismáticos de la novela negra mundial, Poirot presenta un carácter egocéntrico, se viste de manera pulcra y ejemplar, tiende a una gran teatralidad para exponer sus conclusiones, es meticuloso, pedante y ordenado. Siempre asombra a la hora de resolver los casos más complicados.
Poirot ocupó un alto cargo en la policía belga, llegó a Inglaterra como refugiado durante la Primera Guerra Mundial y se estableció como detective privado. Desde su primera aparición en «El misterioso caso de Styles» (1920) y «Telón» (1975) el detective belga es de los grandes favoritos del público, lo cual derivó a realizarse 11 adaptaciones en cine, siendo la primera en 1931 con «Alibi», y la más reciente «Asesinato en el Expreso de Oriente» (2017) con el rostro de Kenneth Branagh. Tuvo su propia serie de televisión con 13 temporadas transmitida desde 1989 hasta noviembre del 2013 por medio de la cadena ITV. Incluso posee 50 relatos cortos publicados entre 1920 y 1975.
Este detective privado belga creado por Agatha Christie junto con Miss Marple, se basó en otros dos detectives de ficción de la época: Hercule Popeau, de Marie Belloc Lowndes y Monsieur Poiret de Frank Howel Evans, un oficial de policía jubilado francés que vivía en Londres. Christie construyó el personaje dándole nacionalidad gracias a un grupo de refugiados belgas que se exiliaban de su país, producto de la Primera Guerra Mundial. A su vez tiene una llamativa semejanza con el detective ficticio de A. E. W. Mason, el Inspector Hanaud de la Sûreté (policía) francesa.
A diferencia de los modelos mencionados, Poirot es belga. Su llegada de un país ocupado por Alemania proporciona una muy buena razón del porqué un detective tan experto estaría sin trabajo y disponible para solucionar misterios. También hay que decir que es difícil sacar conclusiones concretas sobre la familia de Poirot ya que este a menudo suministra información falsa o errónea sobre sí mismo o sus antecedentes a fin de que le ayude en la obtención de información relevante para un caso particular. Por lo cual, este detalle lo hace tan pintoresco. Al mismo tiempo, otro ingrediente primordial es la capacidad cerebral que posee el personaje para descifrar cada caso, le atrae mucho la atención aquellos misterios a solucionar que conlleven complejidad intelectual. Sus métodos son totalmente distintos a los seguidos por la Policía: él se detiene en el estudio de la naturaleza humana y utiliza la psicología para sacar conclusiones y llegar a la solución final, se interesa más por los detalles que aparentan ser insignificantes, pero que luego resultan de vital importancia. Prefiere ignorar las pistas claras como huellas digitales ya que su instinto le indica que hay más.
También se dice que un refugiado belga en particular podría ser quien inspiró a Agatha Christie al momento de crear el mítico personaje. Durante 2014 Michael Clapp, un investigador aficionado, militar retirado de la base británica de Devon, dijo haber descubierto a la persona real en la que se basó la autora. Casi siempre, detrás de un personaje literario, hay una persona real que lo inspiró de forma más o menos directa. Es conocido que, por ejemplo, Conan Doyle se basó para su inmortal Sherlock Holmes en un profesor de Medicina que tuvo en la Universidad de Edimburgo famoso por su capacidad de deducción y que se llamaba Joseph Bell. Probablemente, para el Doctor Watson se inspirase en sí mismo. Según Clapp, el inspirador de Poirot habría sido un gendarme belga llamado Jacques Hornais que, durante la Primera Guerra Mundial, llegó a Inglaterra como refugiado. Tras la invasión alemana de los Países Bajos, fueron muchos ciudadanos que emigraron a islas británicas. Entre quienes los ayudaban, se hallaba Alice Graham, abuela de Clapp. Tenía en su poder un registro con los nombres de unos quinientos refugiados, entre ellos, Hornais y el lugar donde habían sido instalados. Así, el investigador pudo saber que el gendarme llegó a Inglaterra en 1914 acompañado de su hijo Lucien, de diecisiete años, y que había dejado en Bélgica a su esposa y a otra hija. Al año de arribar a las islas, Hornais fue enviado a Torquay, concretamente a una casa llamada «The Daisons» que pertenecía a la señora Potts-Chatto y donde, al parecer, había crecido Ágatha Christie. Desde luego, a juzgar por las coincidencias que hemos comentado, Poirot podría ser perfectamente el gendarme retirado Jacques Hornais.
En definitiva, más allá de las incógnitas sobre el origen de este personaje literario, su perspicacia e intelecto lo hacen insuperable, donde a pesar de tener tanto donde elegir, existe una rara unanimidad de que nadie ha conseguido el nivel de perfección.
La última aparición de Poirot es en «Telón», último libro de Agatha Christie, que cuenta el último caso de Poirot, ya viejo y enfermo. La novela es la última de la serie sobre el detective y de la serie de Christie en general (se publicó en 1975, un día después del fallecimiento de la escritora). En realidad, fue escrita 36 años antes, en 1940 aproximadamente. Según declaraciones de la propia autora, la escribió conjuntamente con «Un crimen dormido» en fechas de la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, desde esa fecha, Poirot ya había dejado de existir.
Se convirtió en uno de los cuatro grandes de la literatura detectivesca. Sus aventuras fueron más que exitosas siendo traducidas a más de 100 idiomas. La creadora se encuentra en el libro de los Récord Guinness como la autora con más libros vendidos en la historia, detrás de Shakespeare y de la Biblia.
Poirot sin duda, fue y sigue siendo uno de los más leídos del mundo. Este jueves regresó al cine con «Muerte en el Nilo», nuevamente encarnado por Kenneth Branagh. Dicha cinta ya tuvo su primera adaptación en 1978 y ahora volverá a probar suerte en salas.
Noelia Giacometto