Cinco Buddy Movies: Mejor bien acompañado que solo

En las “buddy movies” se enaltece la amistad entre dos hombres y se dejan en un segundo plano los romances con mujeres. La acción gira en torno a protagonistas con personalidades diferentes que se complementan permitiendo que, en el desarrollo de la trama, su amistad se consolide.

Como género, las “películas de compañeros” siempre han sido dependientes de otros géneros con características más definidas como las comedias (“Tonto y retonto”, 1994), las road movies (“Easy Rider”, 1970), los westerns (“Butch Cassidy and the Sundance Kid”, 1969) o las películas de acción (“Infierno rojo”, 1988).

Si bien, desde su concepción las mujeres fueron relegadas en las “buddy movies”, en la actualidad el término se amplió para ser usado en películas que protagonizan: Susan Sarandon y Geena Davis en “Thelma y Louise” (1991), son un ejemplo.

Y como en breve se estrena “The Upside” (“Amigos por siempre”), la remake de la película francesa “Intouchables” (2011), nosotros rescatamos estas cinco “buddy movies” para ustedes:

“Una Eva y dos Adanes” (“Some like it hot”, 1959) de Billy Wilder

Estados Unidos, en el Chicago a finales de la década del 20, dos músicos, Joe (Tony Curtis), saxofonista, y Jerry (Jack Lemmon), contrabajista, presencian sin querer cómo una mafia acribilla a otra en un garage. Los asesinos los descubren y escapan. Asustados y sin dinero aceptan trabajar en una banda de jazz formada solo por mujeres, y para poder viajar con ellas en tren hacia Miami se disfrazan. Allí conocen a la cantante Sugar Kane (Marilyn Monroe), de quien se enamorarán.

Para muchos cinéfilos es la comedia definitiva de Wilder. Una película que suma lo mejor de otros géneros, como el cine de gangsters, los musicales y las películas románticas, para crear una sátira divertida e ingeniosa. Además, como suele suceder en las películas de Wilder, los diálogos de los dos son hilarantes e incisivos.

Además, Orry George Kelly ganó el Oscar a Mejor diseño vestuario para una película en blanco y negro. Tengamos en cuenta que este premio comenzó a otorgarse en 1948 con dos categorías, una para las películas a color y otra para las que eran en blanco y negro. Sin embargo, a partir de 1967, ambos premios se unificarían.

“Especialistas en el crimen” (“Thunderbolt and Lightfoot”, 1974) de Michael Cimino

El destino cruza en el camino del ya retirado delincuente, John “Thunderbolt” Doherty (Clint Eastwood), a “Lighfoot” (Jeff Bridges), un muchacho con un gran entusiasmo para la vida delictiva. Esta dupla ideará un plan que en los papeles parece imposible: robar el Banco de Montana.

Gran debut cinematográfico de Cimino. Este largometraje es, a la vez, un policial con tinte negro que nos pone del lado de los criminales y una road movie en la que, a cada milla acumulada, la química de Thunderbolt y Lighfoot se intensifica. Las miradas de admiración de uno hacia el otro, como si se conociesen de toda la vida, son memorables. Eastwood se corre de aquel personaje hosco que suele interpretar y muestra un faceta más tierna y amigable. En tanto, Bridges por su excelente trabajo fue nominado al Oscar como Mejor actor de reparto.

“El último boy scout” (“The last boy Scout”, 1991) de Tony Scott

El ex agente del servicio secreto norteamericano devenido detective privado, Joe Hallenbeck (Bruce Willis), está en su peor momento: asesinan a una mujer que debía proteger. Ella era la pareja de Jimmy Dix (Damon Wayans), un jugador de fútbol americano. Por este motivo, los dos trabajarán juntos para develar el porqué de este hecho.

Esta es la única de la lista que podemos tildar como una “buddy cop”, un subgénero dentro de las “buddy movies”, en la que los personajes principales, que por lo general son policías -la saga de “Arma mortal”, protagonizada por Mel Gibson y Danny Glover, puede servir como referencia-, tratan de detener al criminal de turno o develar un crimen.

Aun con una filmación conflictiva entre las diferentes partes, un montaje final que tuvo que volver a ser reeditado y un tremendo vapuleo de la crítica especializada en la época de su estreno, “El último boy scout” es una de las cintas de acción más memorables de los noventa porque cuenta con diálogos agudos y contundentes, trepidantes escenas de acción y porque tiene la participación estelar de Furry Tom.

“El casamiento de Muriel” (“Muriel´s Wedding”, 1994) de P.J. Hogan

En Porpoise Spit, una localidad de Australia, Muriel (Toni Collette) vive una vida aburrida y tiene una familia muy especial: el padre solo se interesa por el éxito y vive denigrando a sus hijos y a su mujer, sus hermanos no trabajan y su madre solo vive para servir. Muriel es fanática de Abba y desea con mucho anhelo casarse, pero nunca tuvo novio y ni siquiera una cita. Además, sus amigas la desprecian por tener sobrepeso, gustos “anticuados” y no estar a la moda. Pero, cuando sigue a las amigas que se fueron de vacaciones a una isla tropical, el reencuentro con Rhonda (Rachel Griffiths), una amiga de la infancia, le cambiará la vida.

“El casamiento de Muriel” al principio parece ser una comedia del montón, pero con el correr de los minutos uno se da cuenta que es una crítica sagaz a una variedad de temas como el culto al cuerpo, el despotismo paterno, el desarrollo personal y el rol de la mujer en la sociedad, la familia y el ámbito laboral. El director teje la red sin golpes bajos y logra una joyita del cine de los noventa que tira abajo a todos los estereotipos impuestos por la sociedad.

“En Brujas» (“In Bruges”, 2008) de Martin McDonagh

Dos asesinos son enviados a Brujas, Bélgica, porque uno de ellos, Ray (Colin Farrell), mató de forma involuntaria a un chico mientras hacían un trabajo en una Iglesia. Junto con Ken (Brendan Gleeson) esperarán, mientras recorren Brujas, noticias de su jefe Harry Waters (Ralph Fiennes).

McDonagh se mueve en el terreno de la comedia negra, pero el castigo que propina a sus protagonistas no es tanto, o más, que la empatía que siente por ellos. Es por eso que, aun en los momentos más oscuros, la película tiene una mirada humanista.

Pablo Flaherty