Crítica de «Jurassic World: Renace» de Gareth Edwards (2025)
Depende de cada espectador cuál de los films de la franquicia considera decente pero la realidad es que la «Jurassic Park» original es la única gran película en toda la «saga». Incluso usar ese término es generoso, ya que cada segundas y terceras partes hasta el momento han ido desinflándose tanto en calidad como en ganancias tras el enorme éxito de las que abrieron cada trilogía. Por supuesto eso no va a detener a Hollywood, que apenas tres años después del horrendo cierre de la trilogía de World nos trae esta película que en nombre trata de sostenerse en aquellas desventuras de Chris Pratt mientras que en su contenido intenta regresar la franquicia al espíritu de las primeras. Porque, una vez más, esta «saga» continúa únicamente gracias a que Steven Spielberg hizo a principios de los 90s una excelente película que consiguió que toda una generación se obsesionara con los dinosaurios hasta el día de hoy.
Irónicamente la premisa de esta secuela es que treinta años después del incidente con el primer parque jurásico, a la gente ya no le interesan demasiado los dinosaurios. De todas formas, como todo en estas películas debe sufrir algún tipo de regreso para que puedan hacer una y otra vez la misma trama, resulta que la atmósfera moderna no les permite sobrevivir excepto en unas pocas islas en el ecuador del planeta. A una de ellas es a dónde se dirigirán nuestros protagonistas, un grupo de mercenarios asistido por el paleontólogo de turno que irán bancados por una empresa farmacéutica para conseguir muestras de los tres dinosaurios vivos de mayor tamaño: uno terrestre, otro volador y uno acuático. Lo que va a complicar esta misión digna del diseñador más aburrido de videojuegos es que todo ese grupo de profesionales va a toparse camino a la isla con una familia que quedó varada en altamar durante sus apacibles vacaciones. ¿Será este el comienzo de varias dinámicas interesantes entre personajes forzados a la convivencia a pesar de sus diferencias o por enésima vez en la franquicia veremos grupos de personajes teniendo básicamente sus propias aventuras por separado sin poder profundizar realmente en ninguna de ellas? Universal espera que la respuesta los sorprenderá.
El elenco está liderado por dos nombres fuertes, el de Scarlett Johansson y Mahershala Ali como mercenarios todavía procesando la pérdida de algunos seres queridos. Pero también se completa con algunas caras muy bien casteadas que pueden resultar algo conocidas: Jonathan Bailey («Bridgerton», «Wicked») como un científico innecesariamente en forma arriesgando su vida por ver de cerca los objetos de estudio que lo han obsesionado desde pequeño, y Rupert Friend («Orgullo y Prejuicio», «Homeland» y «Obi-Wan Kenobi») en el papel del representante de la multinacional farmacéutica que definitivamente no es malvado. Si bien los pesos pesados del cast tienen varios momentos para brillar, Johansson nunca dispuso de un carisma realmente entretenido mientras que Ali nos recuerda en pocas escenas la tragedia que es que Marvel mantenga lejos de las pantallas desde que en 2019 lo congelaron hasta que hagan «Blade». Por su parte Bailey y Friend hacen lo que tienen que hacer, pero es la familia de rescatados quienes brindan algo diferente en medio de la fórmula narrativa tan rígida que tiene la cinta. La misma es un núcleo familiar postizo formado por un padre divorciado intentando tener una última vacación con sus hijas antes de que la mayor vaya a la universidad, intento frustrado ya que la misma trajo consigo a su novio. Si bien individualmente lo que más ofrecen por ejemplo la hija menor y el novio de la mayor son momentos de inocente peligro y comedia mayormente lamentable, sus desventuras en conjunto en la isla al menos distan del resto de personajes que completan mecánicamente los objetivos de la trama.
Una película está realmente en problemas cuando un grupo superficial de personajes que ni siquiera ofrecen realmente grandes actuaciones termina rindiendo mejor que tu grupo de superestrellas que incluye buenos actores en los roles justos, hay algo narrativamente inerte en «Renace» que es incluso más perturbador que los dinosaurios mutantes que promete esta isla supuestamente llena de experimentos que salieron mal. Hay un paralelismo evidente entre Spielberg y el personaje de Hammond en la original, creadores de un hito que en su afán por mantener un éxito condenado desde el inicio continúan creando una y otra vez trágicas abominaciones que no deberían existir en pos de un saldo positivo para los inversores.
Es una pena especialmente que el prometedor equipo creativo elegido para liderar el proyecto no haya logrado dar lo mejor de sí. Aunque la voluntad de Gareth Edwards, director de «Godzilla» (2014) y «Star Wars: Rogue One», logra regresar superficialmente al estilo de fotografía y tono a la saga original, el guionista de las primeras dos películas (David Koepp) vuelve únicamente interesado en encontrar estereotipos narrativos que sirvan de excusa para mostrar nuevamente dinosaurios en pantalla. En los papeles eran elecciones interesantes pero justamente lo peor de esta película es lo funcional o correcta que resulta a la vez que carece totalmente de la capacidad de generar interés. Quizás su mayor pecado es desconocer que lo que necesitaba a esta altura la franquicia era una frescura que en este filme brilla por su ausencia.
«Jurassic World: Renace» no está muy lejos de ser una mala película, y aunque logra algunos momentos interesantes lamentablemente no es más que una excusa para aquellos desesperados por ver cualquier cosa que esta franquicia les ponga delante. Si «los objetos en el espejo podrían parecer más cerca de lo que parece», las películas en pantalla también pueden parecer más nostálgicas de lo que en realidad son. Es una mezcla incómoda de cinismo por parte del estudio, esperanzas vacías por parte de su director y un guionista que al igual que el elenco no parecen poner sus talentos al servicio de otra cosa que no sea aprovechar la oportunidad de cobrar un buen cheque y decir que hicieron una «Jurassic Park». Los fans se merecen algo mejor que esto, aunque parece que no importa lo que pase nunca van a estar completamente en peligro de extinción.
Puntaje:
Tráiler:
Leandro Porcelli
