Crítica de «Pipa» de Alejandro Montiel (2022)
En 2018 se estrenó «Perdida», adaptación de la novela «Cornelia» (2016) de Florencia Etcheves, que ahondaba sobre la desaparición de una joven y amiga de la protagonista devenida en policía en el sur del país. Dos años después llegó «La Corazonada», una precuela que contaba los inicios de Manuela Pelari en la fuerza a través de la muerte de una chica en su departamento, y que también estaba basada en un libro de la autora y periodista, titulado «La Virgen en tus Ojos» (2012). Dos films con resultados bastante disparejos, con historias atrapantes pero que seguían una fórmula establecida, con actuaciones disímiles y acartonadas y una puesta en escena que simulaba más un thriller de afuera que uno local.
Para cerrar la trilogía, este año llegó directamente a Netflix «Pipa», que esta vez no toma ninguna historia novelada en particular como base, sino que solamente se centra en el mismo personaje. Manuela ‘Pipa’ Pelari (Luisana Lopilato) ya no es la misma. Después de abandonar su trabajo como investigadora y dejar en libertad a la tratante Cornelia Villalba, decidió cambiar de vida y empezar de cero en el norte del país. Su tía, Alicia, la rescata y la lleva a La Quebrada, un pueblo pequeño y sencillo en el que vive aislada hace años. Sin embargo, la aparición de un cadáver de una joven kolla luego de una fiesta en la casa de la familia más poderosa del lugar la llevarán a retomar su profesión y a lidiar con los fantasmas del pasado.
La historia en sí que nos propone «Pipa» es entretenida y logra atrapar al espectador, poniéndole por delante un misterio y manteniéndolo hasta el final. Sin embargo, en el medio cae en algunos lugares comunes y/o predecibles y existen muchas desprolijidades o cuestiones que no terminan de cerrar.
En primer lugar, se nota que hubo un salto temporal entre los films anteriores y este, pero recién bien entrada la historia aclaran cuántos años pasaron. De todas maneras, no justifican por qué Pipa decidió irse de Buenos Aires ni en qué contexto tuvo un hijo, con quién, o qué pasó en esos 10 años. Podemos intuir que quiso cambiar un poco de vida pero estaría bueno saberlo a través de un diálogo o escena más concreta. Tampoco existe una caracterización por la cual podamos ver el paso del tiempo en su rostro.
El desarrollo de personajes también deja bastante que desear. Pipa está con una tía que no sabemos nada de ella; la familia feudal es importante pero no nos otorgan más que un contexto superficial para que conozcamos quiénes son o el policía que lleva adelante la investigación sabemos que tuvo algún tipo de vínculo afectivo con Pelari y no mucho más tampoco.
Por otro lado, se tratan temas importantes y necesarios como la corrupción policial y política, la minería, la puja por las tierras de los aborígenes, las diferencias de clase, la violencia, el abuso de poder, entre otras cosas. De todas formas, son demasiados temas para ser abordados en una película de dos horas, haciendo que muchos de ellos se queden en un tratamiento superficial, a través de un diálogo simple o una escena menor. Además, el hecho de tener tantas subtramas hace que por momentos el personaje de Pipa pierda cierto protagonismo e incluso pase un tiempo sin estar en pantalla. Lo mismo ocurre con algunas acciones importantes que no se ven ni se dan a entender, pero luego se las mencionan para brindar una resolución; es decir, como si resolvieran los problemas atándolos con alambre.
Podemos destacar los paisajes del norte argentino tanto por su belleza como por su aridez y desolación. Sin embargo, solamente funcionan como parte de la ambientación, en ningún momento se los siente como un personaje más o un obstáculo dentro del conflicto.
También es positivo que se hayan incluido a muchas personas locales, tanto actores como no profesionales, adaptando el acento provincial para representar a los habitantes de aquel lugar, a pesar de que no todos lo incorporan de la mejor manera. Dentro del elenco también existe un desequilibrio de interpretaciones; algunos actúan bien y se sienten naturales en sus roles, mientras que otros se encuentran forzados.
En síntesis, «Pipa» viene a cerrar una trilogía bastante floja, que a pesar de tener un buen material de base como lo son los libros de Florencia Etcheves no lograron retratar su esencia en la pantalla. Este film en particular nos ofrece una historia entretenida pero bastante de manual, con varias fallas: personajes con poco desarrollo, falta de información contextual importante o que la presentan cuando ya es tarde, actuaciones disparejas y una gran cantidad de subtramas que no se terminan de profundizar del todo.
Puntaje:
Tráiler:
Samantha Schuster