Crítica de «Uncharted» de Ruben Fleischer (2022)
El actor del momento vuelve a invadir las salas de cine. Tom Holland regresa a las pantallas – luego del suceso arácnido – de la mano de «Uncharted», la primera adaptación cinematográfica del universo homónimo de videojuegos que viene creciendo desde 2007. Holland interpreta al caza recompensas Nathan Drake, quien es acompañado por Mark Wahlberg en el papel de Victor Sullivan. Ambos se embarcan en una peligrosa búsqueda del «mayor tesoro nunca antes encontrado» al tiempo que rastrean las claves que podrían conducir al hermano de Nathan, perdido hace ya mucho tiempo.
Aunque no suene real, Sony viene trabajando en la producción de esta obra desde el 2008. Su principal inconveniente fueron los problemas de agenda con los actores, directores y guionistas involucrados. Es por eso que fueron cambiando las caras visibles y el equipo técnico a lo largo de los años, hasta que a principios de 2020 Ruben Fleischer asumió el rol de director. El cineasta tiene una breve filmografía donde destacan «Zombieland» (2009), «Ganster squad» (2013) y «Venom» (2018). Las tres cintas mencionadas nos dan la pauta de que se trata de un especialista en cine de entretenimiento. Así que no debería decepcionar en el manejo de esta historia de acción y aventuras.
Como es de esperarse, la obra cuenta con un desparpajo visual enorme. Desde la primera escena ya nos encontramos con una secuencia de persecución en el aire, lo que indica que la acción no faltará. Holland se encuentra en su mejor estado físico y Wahlberg –quien originalmente iba a interpretar el protagónico – acompaña como corresponde a su colega. Tampoco podía faltar un popurrí de locaciones vistosas que van desde museos a catacumbas y playas paradisíacas desperdigadas por Estados Unidos, España y Filipinas. La fotografía logra sacar provecho de tales escenarios y compone una imagen atractiva y vibrante que permite que el espectador disfrute de todos los elementos en pantalla. En este aspecto, lo más problemático son sus efectos CGI (imágenes generadas por computadora) que por momentos flaquean y se pierde el verosímil en fragmentos donde los personajes son reconstruidos íntegramente por ordenador. En la misma línea, algunos cromas también resultan cuestionables.
Si pensamos en el argumento de la cinta, resulta bastante trillado y sencillo. La realidad es que la película no busca ser más que eso. Se trata de un producto de fácil digestión que casi no posee subtramas, resulta bastante predecible y disfruta del mero acto de entretener. Aquel que desee gozar la experiencia por completo, debe ir predispuesto para ese tipo de cine. El guion –como la mayoría de las obras de búsqueda del tesoro – se apoya demasiado en casualidades, azares del destino e incongruencias que no obtienen demasiadas respuestas. Es la típica obra donde se descubre una pista que pone a prueba el ingenio del protagonista y lo lleva a otra, y luego a otra y así sucesivamente hasta concluir en un clímax a pura acción e imágenes grandilocuentes.
No obstante, el largometraje tiene dos debilidades. En primer lugar, el villano propuesto por Antonio Banderas tiene un desarrollo de personaje escaso y resulta muy poco relevante para la trama general. En consecuencia, todas sus participaciones terminan opacadas y derivadas a algo de menor importancia. Aunque debemos mencionar como algo positivo el permitirle incluir líneas de diálogo en español, lo cual no suele pasar en el cine de masas estadounidense. En segundo lugar, otro inconveniente es que la cinta funge principalmente como película de origen. Holland interpreta a un joven Drake que resulta inexperto, confiado y poco rudo, lo cual se contrapone con el personaje de los videojuegos. En consecuencia, recién al final se puede apreciar un personaje más formado y similar con el que cualquier persona afín a los videojuegos está familiarizada. Es claro que las intenciones de los productores es convertirla en la próxima franquicia de cine aventura de la década, por eso se toman la libertad de exhibir la faceta más juvenil del personaje.
En conclusión, «Uncharted» se propone ser la Indiana Jones de los centennials, con menos misticismo y más acción desmedida. La química de los protagonistas es buena, la destreza atlética no decepciona, los pequeños golpes de humor caen bien y el relato sabe fluir a pesar de los inconvenientes. Señor espectador, puede venir a olvidarse de su cotidianeidad por dos horas, la aventura está asegurada.
Puntaje:
Tráiler:
Javier Franco