El cine en la Alemania Nazi

Durante la época más oscura de la historia alemana, el cine fue uno de los puntos fundamentales a la hora de utilizar la propaganda nazi, con leyes que sólo permitían realizar producciones enfocadas en las buenas costumbres y en los valores del pueblo alemán, prohibiendo también todo tema que se relacione a la religión judía.

Joseph Goebbels, apenas asume Adolf Hitler al poder, se designa como Ministro de Información y Propaganda, convirtiendo al cine y a la radio en una herramienta esencial para el líder, no solo dentro de su país, sino también para el exterior.

En marzo de 1933 crea un aparato de propaganda que le impondrá el pensamiento nazi a la sociedad, a partir de la exaltación del nacionalismo, instigación al racismo y un mensaje subliminal que priorizaba la obediencia hacia el partido por sobre las personas individuales.

El programa utilizó el cine, según palabras del propio ministro, para «educar» los gustos del público e instaurar la idea de que el arte debía estar sometido por completo al poder político.

Como el cine iba ganando cada vez más adeptos, se transformó en la herramienta ideal para la imposición de ideologías. Es así como Goebbles se dedicó a explotar la propaganda en el cine  y el poder que tenían las imágenes sobre el público.

Se tomaron algunas técnicas del cine soviético, como el montaje. No obstante, cabe destacar que mientras que los films del cine soviético tenían un enfoque más socialista, priorizando el poder del pueblo, los temas en las cintas alemanas apuntaban más a un líder como un Dios y la obediencia a éste.

Pero en 1933, el control del cine en la Alemania nazi trajo sus consecuencias. Muchos trabajadores judíos fueron despedidos de sus puestos y otros tuvieron que emigrar para ocultarse del régimen.

En 1937 se impone una prohibición de películas extranjeras, en parte como represalia por las trabas que se le ponía al cine alemán en algunos países. Esto generó que todos los guiones fueran controlados y debieran ser aprobados, provocando que muchos artistas desistieran de crear films, yéndose a otros países. Las pocas películas que se aprobaban tenían un contenido mediocre.

En conclusión, el cine de ese tiempo se convirtió en una gran propaganda que exaltaba el nacionalismo, la patria y al líder, mostrando la guerra como algo romántico, en donde los soldados estaban solo para recibir órdenes y desfilar.

Podemos decir entonces que en este punto el cine alemán nazi es un ejemplo a la hora de tener cuidado con lo que se transmite en los medios masivos de comunicación y cómo los mensajes pueden ser manipulados al punto de quitarle el pensamiento propio al pueblo. Esperemos que nunca vuelva a pasar.

 

Victoria Ferri

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