«La Casa de Papel» – 4° Temporada: ¿Ya agotó su fórmula?

«La Casa de Papel» se convirtió rápidamente en un fenómeno mundial: una historia atrapante, un ritmo frenético, personajes queribles siempre a un paso adelante de sus enemigos y giros imprevisibles. Todos elementos que nos mantuvieron pegados a la pantalla queriendo más.

El viernes se estrenó la cuarta temporada en Netflix, la cual retoma los sucesos ocurridos en la tercera parte, donde la banda vuelve a reunirse para salvar a Río, que fue atrapado y torturado por la policía. Es así, como entraron al Banco de España para recuperarlo y, de paso, robarse el oro que guardan allí.

En este sentido, nos encontramos con una temporada que viene a servir como una especie de transición entre el comienzo del atraco, con la preparación previa y el paso a la acción que eso conlleva, y su conclusión que seguramente vendrá en una próxima entrega que ya fue confirmada por Netflix. Por momentos, se siente como si estuvieran estirando la historia para poder continuarla más adelante, porque tranquilamente podrían haber mostrado el final en esta oportunidad.

De esta forma, los primeros capítulos resultan bastante aburridos, porque se centran más en algunos conflictos de la banda o cuestiones más pequeñas que tienen que resolver, más que en el propósito global del atraco. Se pierde ese ritmo dinámico al que tanto nos había acostumbrado para otorgarnos una historia más pausada, con un poco de tensión reinante.

Por otro lado, se repiten algunas cosas de las temporadas anteriores, como las luchas internas de cada personaje, que tienen que lidiar con los traumas que acarrean del pasado y que sacan a florecer por las presiones del encierro. También, nos encontramos con personajes algo desdibujados, que perdieron cierto protagonismo o que nunca lo tuvieron, como el papel de Manila, interesante en concepto pero desperdiciado en su ejecución. Significa una sorpresa pero no le dan un desarrollo propicio.

A pesar de todas estas cuestiones, ya pasada la mitad de la temporada, y sobre todo durante los últimos 3 episodios, la serie recupera su sello característico: el Profesor toma las riendas del asunto, le da una batalla de igual a igual a la policía, y la banda se ve envuelta en un peligro mucho más interesante y palpable. «La Casa de Papel» recobra su brillo y efectividad cuando vuelve a encausarse en un camino frenético y sin respiro, donde lo imprevisible y la astucia son los principales elementos para resolver los giros en la historia. De todas formas, el problema recae en si el público llega a ver ese final, sin haber abandonado previamente su visualización.

En síntesis, la cuarta temporada de «La Casa de Papel» no tiene el mismo espíritu que sus antecesoras. Se siente como si ya estuvieran estirando la historia con el objetivo de brindarnos más entregas, y es por eso que cae en momentos aburridos, ya vistos previamente o que no nos traen nada interesante. Algunos personajes que perdieron protagonismo y otros que no se desarrollaron lo suficiente. De todas maneras, cuando creemos que ya todo estaba perdido, la serie nos da eso que tan bien sabe hacer: un giro en el ritmo que nos vuelve a provocar la adrenalina que tanto buscábamos. En su final logra esa espectacularidad e imprevisibilidad tan característica de «La Casa de Papel», que hace que otra vez caigamos en su entretenimiento y tengamos ganas de seguir viendo lo que llegará próximamente. Solo esperamos que su final esté a la vuelta de la esquina y no la estiren más de lo necesario.

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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