CINE

La obsesión del cine y la TV con los Doppelgängers

La palabra Doppelgänger es un termino alemán que se refiere a un doble perfecto, no generado biológicamente. Puede usarse coloquialmente (dependiendo del nivel de snobismo que se maneje) para hablar de «parecidos» en cualquier contexto; pero puntualmente en ficción, literatura o lo audiovisual, suele aprovecharse para explorar el reflejo de un personaje, su lado «oscuro» o psiquis inconsciente.

Esta versión moderna del Doppelgänger probablemente tiene su origen en la novela «El Doble de Dostoyevsky», a fines del 1800, sobre un doble del protagonista con una personalidad totalmente opuesta, que explota las fallas de su persona original y lo «supera» en la vida. Una sinopsis muy paralela a la de la nueva serie de Netflix que sirve como excusa parcial de esta nota: «Cómo Vivir Contigo Mismo», que enfrenta a Paul Rudd contra Paul Rudd. Aunque proviene de la literatura y es un recurso muy explotado en la ficción en general, es innegable que el concepto es un objeto de obsesión cinematográfico, seguramente ayudado por el hecho de que sea mucho más chocante visualmente ver dobles más allá de las palabras en una página.

Hace décadas que se viene moldeando y fortaleciendo como un término muy cinéfilo, siendo por supuesto obsesión de Hitchcock con varias de sus películas, principalmente «Vertigo», además de otros tantos íconos del séptimo arte. Es usual encontrar Doppelgängers en los trabajos de David Lynch, en varios de los thrillers clásicos de Polanski o algunas de las películas mejor consideradas de la historia como «Persona» de Igmar Bergman y «Solaris» de Takovsky.

Además de la reciente serie de Netflix, en el cine tenemos otro ejemplo claro con el estreno de «Gemini Man», un film de acción del gran Ang Lee («Life of Pi», «Secreto en la Montaña») en la que un Will Smith actual se enfrenta a una versión de sí mismo mucho más joven. Aunque también tuvimos a principio del año una de las películas originales más exitosas del 2019: «Us», la tan esperadísima segunda cinta de Jordan Peele. La misma es más superficialmente de terror que varios otros ejemplos de esta suerte de género, que nos acostumbra siempre a ir mucho más por lo psicológico. Aparte, no se limita a ofrecer un doble protagónico, sino que duplica a toda la familia protagonista. Seguramente se trate de uno de los ejemplos que más masivamente exponga al público general, especialmente el promedio estadounidense, al concepto de Dopplengängers.

Aunque no dispongan del término tan en la cabeza de todas formas todos hemos sido expuestos a algún que otro ejemplo. No fue ningún fenómeno cultural pero la película «Enemy» ya había duplicado a Jake Gyllenhaal para nuestro entretenimiento. «El Cisne Negro» nos muestra a una Natalie Portman que comienza a ver en varias ocasiones una versión totalmente diferente, externa y peligrosa de ella misma. O también, para asegurarnos de tener un ejemplo universal: como los dobles de Lisa y Bart en Los Simpsons, al igual que el Cosme Fulanito y tantos otros.

Se volvió algo usual ya en sitcoms, con gags y episodios basados en dobles de sus protagonistas. En los exponentes más grandes del género hay al menos un capítulo que gira alrededor de seres idénticos (y no tanto) a sus pandillas, tanto en «Seinfeld», «Friends» como en «How I Met Your Mother».

Otro ejemplo, quizás el menos conocido de todos los que hemos expuesto, es la adaptación casi directa de la novela de Dostoyevsky realizada en 2013. «El Doble» es una comedia negra protagonizada por Jesse Eisenberg y Mia Wasikowska, sobre un joven que ve su vida usurpada abiertamente por un doble exacto que incluso llega a ser contratado en su mismo lugar de trabajo. Fue la segunda película dirigida por el brillante comediante inglés Richard Ayoade (Moss de «IT Crowd»). Evidentemente hay algo los segundos films de directores y los Dopplengängers… aunque no vamos a gastarnos en pensarlo mucho, seguro simplemente es el número 2.

Ya se ha vuelto un término asociado de forma natural con el cine, y ahora seguramente veamos cada vez más ejemplos cultivados en esta nueva era dorada de la televisión. Mayor presupuesto y nuevos paradigmas de ambición narrativa van a encargarse de que, junto a tantos otros tipos de historias, los Dopplegängers encuentren en la caja boba un nuevo hogar. Lo que aseguramos es que no se trata de una moda que vaya a terminar en el futuro cercano. Después de todo, son muy pocos los bendecidos que luego de ver «El Resplandor» no se hayan quedado con la imagen en la cabeza de las dos hermanas al fondo de pasillo.

 

Leandro Porcelli

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