«She-Hulk: Attorney at Law», una oportunidad desperdiciada que no llega nunca a explotar

Estamos en una época en la que las historias de superhéroes se reproducen como conejos y eso hace que no solo baje la calidad de las producciones porque están obligadas a sacar una cierta cantidad de series y películas por año, sino que también provoca una saturación en el público, que ya está cansado de ver tramas similares. A pesar de esto, seguimos ahondando en diversos personajes y consumiendo su contenido.

En Disney+ tuvimos este año «Moon Knight», una serie un poco más oscura que lo que solemos ver de Marvel, con varias vueltas de tuerca y una exploración a la salud mental; y «Ms. Marvel», una historia adolescente fresca y amena. Sin embargo, ninguna de las dos logró estar al nivel de «WandaVision» (2021) que se destacaba por su innovación y sorpresa o de «Hawkeye» (2021) por el carisma de sus personajes, y, estas, a su vez, tampoco impactaron tanto como los primeros films de la compañía. Ahora también se estrenó «She-Hulk», que no solo sigue profundizando este camino, sino que probablemente podemos afirmar que es la serie más floja de la compañía hasta el momento.

Protagonizada por Tatiana Maslany, una actriz que admiramos muchísimo gracias al impacto que causó su actuación en «Orphan Black», «She-Hulk» se centra en el personaje de Jennifer Walters, la prima de Bruce Banner. Luego de un accidente automovilístico donde ambos estaban presentes, Bruce le transfiere parte de su sangre, convirtiéndola en una superheroína. Pero lejos de querer dejar su pasado atrás y dedicarse a salvar al mundo, ella buscará equilibrar ambos aspectos de su vida: seguir siendo una abogada, pero también usar sus poderes cuando sea necesario.

La serie presenta un tono ameno, divertido y gracioso. Durante la mayor parte de las escenas se vuelve bastante autoconsciente y rompe la cuarta pared para interactuar con los espectadores. Lo bueno es que no busca ser más de lo que es, ni tomarse a sí misma en serio, al menos por lo que nos transmite a través de los diálogos, sino que tiene en claro que existe solo para entretener.

Y básicamente eso es todo lo que tiene para ofrecer y a veces ni siquiera lo cumple totalmente. A lo largo de sus capítulos no encontramos un rumbo claro de hacia dónde quiere ir: no es la típica historia de inicio de personaje ni presenta un objetivo al que se quiere llegar. Incluso no es hasta bien entrada la trama que nos encontramos con el enemigo central y oculto que buscará algo de ella. Al principio se presentó a Titania como la antagonista, pero no solo no aparece en muchos episodios, sino que sus enfrentamientos no están demasiado justificados y se resumen a una simple pelea de egos o medición entre mujeres. Esto hace que algunos capítulos se sientan como un relleno, que la historia parezca no avanzar y que se queda simplemente en mostrar el día a día del personaje como si de una sitcom se tratase.

En el final logra remontar un poco llevando sus mejores atributos al extremo y rompiendo todo tipo de protocolo, volviéndose aún más autoconsciente, desafiando críticas que le pudieron haber realizado a lo largo de su temporada y dejando en evidencia algunas cuestiones endebles de la compañía, como conceptos que se repiten en varios de sus films, fórmulas más que utilizadas, entre otras cosas. Ese humor ácido y punzante consigue un buen impacto en el público.

Pero además de estos puntos flojos del contenido que mencionábamos anteriormente, tampoco ayuda la estética de la serie. Uno de sus mayores problemas es sin dudas el uso del CGI, que es algo que no se puede pasar por alto y que, a pesar de que en algunos capítulos parece mejor resuelto que otros, no se ve bien caracterizado al personaje principal, a diferencia de otros como el propio Hulk. Esto hace que por momentos el espectador pueda perder el foco de lo que se está contando para prestarle atención a las fallas de la imagen. En cambio los demás efectos especiales se encuentran logrados.

A su favor debemos destacar la labor de Tatiana Maslany, una actriz sobresaliente, que con su gracia y carisma logran sacar a flote esta serie que no nos brinda nada nuevo ni memorable. Si hay algo que te hace seguir viendo «She-Hulk» es sin dudas ella.

Además, tenemos algunas sorpresas provenientes del Universo Cinematográfico de Marvel que harán que la serie repunte un poco, pero esto demuestra que la historia central no logra sustentarse por sí misma, sino que los mejores momentos son los que aparecen personajes de otras series o películas para brindar algo más atractivo y superador.

En síntesis, «She-Hulk» es de lo más flojito que pudimos ver dentro del universo de Disney-Marvel. Una serie entretenida, que no se toma en serio a sí misma y con una gran actriz como líder pero que carece de sustento, enemigos fuertes, un hilo conductor y buen CGI para caracterizar a la protagonista. Una historia para ver solo para mantenerse al día con las cosas de la compañía pero no para mucho más.

Tráiler:

 

Samantha Schuster 

 

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