5 coming-of-age que no te podés perder

Crecer es difícil. Pasar por el caos emocional que conlleva el pasaje de una etapa a otra es doloroso, especialmente en la adolescencia. No hay nada más desconcertante que esos años tan constitutivos, en los que el autodescubrimiento, el primer amor y las primeras experiencias con el mundo adulto convergen y asustan. Sin embargo, el drama adolescente tiene un costado positivo: es una gran fuente de inspiración para Hollywood, y el cine nos ha regalado numerosas películas que se enfocan en los problemas propios del crecimiento.

Así, a lo largo de los años, hemos visto incontables coming-of-age —género bajo el cual se agrupan las cintas cuyo eje central es el crecimiento y aprendizaje del protagonista—. Si bien hay una clara superioridad de películas que giran alrededor de personajes masculinos, en los últimos años estamos comenzando a notar que las chicas adolescentes también tienen historias interesantes para contar desde una perspectiva completamente diferente.

Aprovechando el estreno de “En los 90”, la ópera prima del actor Jonah Hill y un clásico coming-of-age, seleccionamos cinco películas imperdibles que tienen a adolescentes como protagonistas.

“Eighth Grade” de Bo Burnham (2018)

En esta cinta protagonizada por Elsie Fisher seguimos a una adolescente que está terminando octavo grado y se enfrenta con todos los problemas típicos de la edad y el inevitable sufrimiento que conlleva crecer.

La premisa no tiene nada de original, pero el encanto está en lo genuino del guion. Quizás tenga que ver con el hecho de que es una película independiente, pero se siente honesta, íntima y personal. No parece como si simplemente se expusiera la historia, sino que invita a sentirla y transitarla junto con la protagonista. Además, el personaje principal está tan bien logrado que consigue interpelarnos de una manera muy personal y profunda, al punto de trasladarnos nuevamente a los propios primeros años de la adolescencia.

Es una película que se centra en el crecimiento de Kayla, y no lo abarca a medias tintas. Logra retratar la intensidad de la adolescencia sin caer en los estereotipos hollywoodenses, y captura la ansiedad y la angustia que se sienten a los catorce años a la perfección.

“Las Ventajas de Ser Invisible” de Stephen Chbosky (2012)

Cualquiera que haya sido adolescente durante los primeros años de la década del 2010 debe haber visto esta película. Protagonizada por Logan Lerman, Emma Watson y Ezra Miller, esta cinta nos cuenta la historia de Charlie, un chico de quince años que es introvertido, tímido y sin demasiadas habilidades sociales. A lo largo de la película, lo vemos enamorarse, revivir traumas del pasado y sentirse cada vez más cómodo en su piel.

Basada en el libro homónimo, el mayor logro que tiene “Las Ventajas de Ser Invisible” es la construcción del personaje protagonista. Charlie encarna a todos esos adolescentes que se sienten distintos al resto, que está triste y no sabe por qué. Si no conocimos a un Charlie, es porque probablemente lo hayamos sido nosotros. Además, es fácil empatizar con él porque apela directamente a toda esa angustia e incertidumbre que se tiene en la adolescencia.

En definitiva, es una película bella y cálida, que definitivamente emociona. Transcurre en los noventa, la cinematografía es hermosa y el soundtrack es espectacular. No hay razón por la cual no verla.

“Lady Bird” de Greta Gerwig (2017)

Esta cinta tiene una cuestión que la distingue de otros coming-of-age: no solo acompaña a Christine “Lady Bird” en el pasaje de la adolescencia a la adultez joven, sino que también hace hincapié en la complicada relación que tiene con su madre.

Lo que también hace a esta película diferente a cualquier otra con una premisa similar es lo bien lograda que está la referencialidad. Lady Bird se siente atrapada en su barrio, lucha contra los ideales de sus padres, reniega de sus raíces y siente que el mundo está en su contra. ¿No es esto acaso lo más propio del adolescente que existe?

La cinta conmueve y toca fibras sensibles. Tanto el guion como los personajes están bien logrados, lo que hace que sea muy fácil conectar y empatizar con ellos. Además, el arco del personaje de Lady Bird —y la maravillosa interpretación de Saoirse Ronan, quien estuvo nominada al Oscar por su interpretación— está tan bien trabajado que es inevitable encariñarse con ella.

“Billy Elliot” de Stephen Daldry (2000)

Protagonizada por un joven Jamie Bell, esta cinta sigue a Billy Elliot, un chico de once años que luego de presenciar una clase de ballet comienza a interesarse por la danza y empieza a tomar lecciones para convertirse en bailarín.

Es una película muy emotiva y conmovedora, que cuestiona los prejuicios relacionados a la masculinidad. Se ubica en los ochentas, en plena huelga minera británica, y el hecho de que Billy Elliot haya decidido dedicarse a la danza y no al boxeo termina desatando un conflicto familiar. Sin embargo, la película no se enfoca en eso, sino que hace hincapié en la entrega y pasión del personaje hacia el ballet.

Otro punto a favor es que la película es muy musical, más allá de las secuencias de clases de baile. Los movimientos de Jamie Bell parecen estar constantemente coreografiados, hasta cuando está caminando en silencio. Sin dudas, es un hermosa cinta que vale la pena ver.

“The Edge of Seventeen de Kelly Fremon Craig (2016)

Este es uno de los coming-of-age más auténticos y que mejor retrata la psicología del adolescente de los últimos años, pero que todavía no recibió el reconocimiento que se merece.

“The Edge of Seventeen” sigue a Nadine, que tiene diecisiete años y se siente incomprendida por el mundo que la rodea. Básicamente, es el epítome de la adolescencia. Así, a lo largo de la película, la vemos luchar para finalmente hacer las paces consigo misma.

El sostén de está cinta recae en el maravilloso guion y el trabajo que hace Hailee Steinfeld al encarnar a la protagonista. Los personajes no son arquetípicos, sino que son complejos y humanos. Están fallados, tienen defectos y por momentos exasperan, pero es este aspecto lo que convierte al filme en un auténtico reflejo de cómo se siente estar creciendo. La constante imperfección de Nadine hace que sea entrañable.

Además, es una película con una gran impronta femenina desde la realización, y se nota. Está escrita y dirigida por una mujer, lo cual influye en que la construcción de la protagonista sea tan acercada y perfecta. Es definitivamente imperdible, tanto por las actuaciones —con un Woody Harrelson encarnando a un profesor de secundaria que verdaderamente vale la pena ver—, el guion y un soundtrack que está a la altura.

 

Micaela Gallo

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