CINE

Crítica de «Beso de a tres» de Chad Hartigan (2025)

Con los cambios de paradigmas que se dan en las sociedades modernas, la narrativa (ya sea audiovisual, literaria o de cualquier otra índole) se ve obligada a reconfigurarse o transformarse como cualquier otro aspecto que se pone en tela de juicio. Eso pasa no solo en el entretenimiento sino también en la política y en cualquier cuestión que sea atravesada por los cambios sociales y culturales que van construyendo un modelo más o menos estable en el mundo globalizado. Dichos cambios van mutando con el correr del tiempo y se sostienen hasta que aparecen otras necesidades. Con todo esto no estoy diciendo nada nuevo, sino evidenciando algo que sucede continuamente a lo largo de las décadas. Se sabe que el cine norteamericano, a modo de ejemplo, se vio profundamente afectado por el atentado del 11 de septiembre; quizás esto es más imperceptible mientras sucede y solo la distancia nos pone las cosas en perspectiva. La cuestión es que la comedia romántica es uno de los géneros cinematográficos que más está luchando por encontrar un cauce o una dirección que la vuelva a encaminar dentro del terreno cinematográfico.

Tras la explosión de la «Nueva Comedia Americana» (la cual podemos fechar entre finales de los ’90, y primera mitad de los ‘10) con varios representantes entre sus filas, como por ejemplo el llamado Frat Pack (haciendo alusión al Rat Pack y estableciendo un juego de palabras con las clásicas «fraternidades» de las universidades yanquis) compuesto por varios intérpretes: Ben Stiller, Owen Wilson, Will Ferrell, Steve Carell, Jack Black, Seth Rogen, Paul Rudd y Vince Vaughn; las comedias pasaron a tener ciertas características distintivas como un humor ácido e irreverente al igual que cierto descaro para producir momentos hilarantes. Este humor hizo que directores como Todd Philips («Aquellos Viejos Tiempos», «Viaje Censurado»), Greg Mottola («Supercool») y principalmente Judd Apatow («Virgen a los 40», «Ligeramente Embarazada») salten al estrellato y comiencen a producir, escribir, dirigir varias comedias icónicas que marcaron una época y un estilo.

Dicho tipo de humor que algunos podrán catalogar de juvenil y chabacano, fue cayendo en el olvido y tratando de encontrar mayor equidad en cuanto a perspectiva de género, de identidad sexual y de varias otras cuestiones. No todas estas películas tienen cosas que hoy podrían considerarse problemáticas, pero sí hay que admitir que muchas de ellas no envejecieron bien del todo y obligaron a una reconfiguración. La corrección política llevó a que por varios años no se sepa qué contar en las comedias de pura cepa, así como también en las romcoms que establecían cánones imposibles y una idealización del amor que quedó bastante antigua.

De a poco ciertas comedias fueron tratando de darle mayor representación a relaciones LGBT, a otros tipos de vinculación afectiva más actuales y un complejo entramado de las nuevas formas de enamoramiento. Como en cualquier tipo de medio creativo, algunas películas funcionaron mejor que otras y «Beso de a tres» («The Threesome» en su título original) representa un extraño caso de solvencia narrativa, actualidad en cuanto a la configuración de los clanes familiares y el sumo cuidado a mantener ciertos tropos de la estructura narrativa clásica para construir un sentido moderno.

El film de Chad Hartigan cuenta la historia de tres personas que deberán enfrentar sus miedos, sus preconceptos y sus propios sentimientos en una compleja situación. Por un lado, tenemos a un joven ingeniero de sonido llamado Connor (Jonah Hauer-King) que se encuentra perdidamente enamorado de su ex compañera de trabajo Olivia (Zoey Deutch), una mujer con quien ha salido un tiempo pero que presenta un miedo al compromiso. Una noche en el bar donde trabaja Olivia, Connor conoce a Jenny (Ruby Cruz), una chica a la cual dejaron plantada en una cita. Olivia se suma al encuentro, más que nada motivado por sus celos, y los tres terminan compartiendo una noche de alcohol, baile y un espontaneo trío. Lo que Connor ve inicialmente como una fantasía cumplida, pronto se convierte en un caos emocional: Olivia y Jenny descubren estar embarazadas al mismo tiempo. Lo que parecía una aventura sin consecuencias los obliga a enfrentar decisiones sobre amor, paternidad, responsabilidad y relaciones, poniendo en jaque sus vidas y su futuro.

Dicho así nomás parece una fábula moral de corte conservador, pero Chad Hartigan ofrece un tierno y entrañable relato donde se entretejen conflictos reales, individuos imperfectos y una responsabilidad afectiva bastante interesante. Connor se ve conflictuado porque siente que está a punto de romper con el miedo al compromiso de Olivia, justo cuando se ve inmerso en este problema el cual no tenía pensado atravesar. Por un lado, también tiene que tratar con sus propios deseos y frustraciones que van en contraposición con lo que desean sus dos compañeras (Olivia es más liberal y piensa en hacerse un aborto para evitar la complicación de la relación existente, mientras que Jenny es más conservadora por su crianza en el seno de una familia evangelista y quiere conservar al bebé, el escenario es exactamente el opuesto al que desea Connor y deberá respetar las respectivas decisiones de cada una). El director se maneja todo el tiempo en la cornisa ofreciendo un relato que recuerda a los films más tardíos de Appatow, aquellos que brindan comedia y momentos hilarantes, pero con algunos toques de drama que la llevan hacia un terreno un poco más maduro y adulto.

Para construir ese relato, el guion de Ethan Ogilby ofrece algunos giros inesperados y muchos intercambios atractivos que permiten el lucimiento de Zoey Deutch y Ruby Cruz en sus respectivos roles. Al igual que sus protagonistas, la película no es perfecta y hay algunos momentos donde el tono no funciona del todo o incluso donde algunos momentos se vuelven un poco reiterativos durante el segundo acto (algo que también les pasa a las películas de Apatow más serias y que tienen que ver con la extensa duración para un film de estas características).

«Beso de a tres» es caótica, por momentos desarticulada, pero también tierna, emotiva y conmovedora. Una comedia romántica imperfecta que viene a representar con un sólido elenco y un guion ingenioso, la complejidad de las relaciones actuales y la exploración de la confusión de las personas cuando atraviesan caminos inciertos. Un trabajo sutil y complejo que mantiene la esencia de la romcom, pero resignificándola sin caer en estereotipos.

Puntaje:


 
 
 
Tráiler:


 
Martín Goniondzki

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *