Crítica de «Capone» de Josh Trank (2020)
Josh Trank escribe y dirige esta especie de biopic sobre una de las personas más peligrosas del crimen organizado, Al Capone. Tom Hardy le pone el cuerpo (y una peculiar voz) a este peligroso sujeto en un relato interesante, pero nada parecido a lo que uno pueda llegar a esperar de este tipo de retratos.
El director tuvo un comienzo prominente con «Chronicle» allá por el 2012, en una visión algo más oscura sobre los superhéroes de lo que se venía gestando en ese tipo de películas que comenzaron a ser moneda corriente. Poco tiempo después, Fox le pidió que se haga cargo del reboot de los 4 Fantásticos en un film olvidable y convencional que fue «The Fantastic Four» (2015). Pasaron cinco años desde aquel relato para que el joven director se ponga nuevamente detrás de las cámaras con «Capone». Lo interesante es que vuelve a mostrar un producto atractivo y poco convencional que descolocó a la crítica por su acercamiento a la mítica figura del mafioso. No se confundan, el largometraje no es para nada perfecto y cuenta con varias decisiones cuestionables, pero lejos está de ser algo inmirable.
«Capone» cuenta la historia de Fonzo (Hardy), que tras pasar más de 10 años en prisión y de empezar a presentar una salud bastante deteriorada como producto de la neurosífilis, el gánster es liberado con 47 años de edad porque ya no se lo considera como una amenaza para la sociedad. Comienza a sufrir un alto grado de demencia y su mente comienza a confundir lo real con lo imaginario. Varios asuntos no resueltos de su violento pasado comenzarán a acecharlo y a complicarle aún más sus capacidades cognitivas. El film relata ese último año antes de su muerte donde su familia comienza a padecer problemas económicos y tanto el FBI como sus compañeros criminales quieren determinar en qué lugar Capone escondió 10 millones de dólares, obviamente obtenidos de manera ilícita. Probablemente, tanto el público como la crítica esperaban ver una biopic de Capone, de su despiadada carrera como delincuente, pero acá lo verán demasiado vulnerable, usando pañales como un bebé y protagonizando varias escenas escatológicas; y quizás ese sea el principal problema: las expectativas construidas y no el relato de Trank en sí. Un drama correcto, con algunas decisiones algo cuestionables como la voz que Tom Hardy quiso imprimirle al personaje del título o algunas escenas que no conducen a ningún lugar, pero sí contribuyen a crear esa imagen debilitada del matón.
Un film que toma varios riesgos y que tiene una narrativa caótica pero efectiva a los fines del director y de la historia que decidió narrar. Por momentos, el relato, salvando las distancias, puede recordarnos a «Amour» de Haneke, en esa falta de pudor a la hora de mostrar las miserias de una salud deteriorada, pero de cierta forma un poco más torpe pero igualmente contemplativa. A Hardy se lo nota cómodo en esta difícil tarea de componer una psicología comprometida pero su elección de voz para el personaje resulta algo polémica.
En los aspectos técnicos cabe destacar la atractiva fotografía de Peter Deming, conocido por haber trabajado con David Lynch en «Mullholand Drive» y en la ultima temporada de «Twin Peaks». No resulta extraña su elección, teniendo en cuenta que durante varios pasajes se utilizan los colores, las lentes y la puesta de cámara para separar y/o comenzar a desdibujar las fronteras entre las secuencias de la realidad y las oníricas o imaginadas por la mente del protagonista.
En síntesis, «Capone» es un film que presenta un par de ideas interesantes tanto desde la dirección como desde las interpretaciones (además de Hardy, cabe destacar la actuación de Linda Cardellini como su esposa), algunos homenajes/inversiones a grandes escenas de películas de mafia como «Scarface» y «The Godfather» y un acercamiento bastante original que se separa del común de las biopics.
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Martín Goniondzki