Crítica de «El Prodigio» de Sebastián Lelio (2022)
El director chileno responsable de «Gloria» (2013), «Una Mujer Fantástica» (2017) y «Disobedience» (2017), nos otorga un intrigante y extraño film que se desenvuelve entre el drama religioso y el thriller, con una actuación fenomenal de Florence Pugh como la protagonista.
Comencemos destacando el ascenso meteórico de Sebastián Lelio que dio sus primeros pasos en la cinematografía chilena con cuatro películas. «Gloria» fue la película que lo puso en el mapa tras obtener el reconocimiento internacional en varios festivales. Tal es así que en 2017 tuvo la chance de dirigir dos largometrajes muy importantes para su carrera. «Disobedience», un drama protagonizado por Rachel Weisz y Rachel McAdams, sobre un romance homosexual en el marco de la comunidad judía ortodoxa, que lo catapultó como un director que atravesó las fronteras, y «Una Mujer Fantástica» sobre una chica trans que tiene que afrontar el prejuicio y la discriminación de la familia de su difunta pareja. Esta película se quedó con el Oscar a la Mejor Película de Habla no inglesa y significó la primera estatuilla dorada para Chile.
Tras la remake de «Gloria» dirigida por el propio Lelio, había mucha expectativa respecto a cuál sería su próxima incursión cinematográfica. Y el resultado es la adaptación de la novela de Emma Donoghue titulada «The Wonder». La misma se sitúa en el siglo XIX en la región irlandesa conocida como Midlands. Allí una niña (Kíla Lord) deja de comer, pero «milagrosamente» permanece viva y en buen estado de salud. Tras cuatro meses de este fenómeno inexplicable, una enfermera inglesa, Lib Wright (Pugh) es llevada al pequeño pueblo donde habita la niña junto a su familia para observarla y determinar si se está ante un fenómeno inexplicable o si se trata de algún engaño por parte de la familia O’Donnell.
Tras un comienzo algo particular donde la cámara se mueve por el set de filmación de la película, hasta llegar al decorado del barco donde Lib se encuentra viajando hacia su destino, la voz en off nos advierte sobre el poder de las historias. Algo que al principio nos parecerá algo caprichoso y arbitrario pero que cobrará sentido a medida que avance el relato. Lelio, que coescribe el guion junto a Alice Birch, nos presenta un sólido trabajo de escritura en el que veremos la clásica puja entre la ciencia y la religión, y entre la forastera y la población local, para construir una historia de época sobre las supersticiones, las creencias religiosas y las crueldades que se pueden dar por medio de una fe ciega e irracional. Nuevamente, el director toca algunas temáticas que ya vimos en «Disobedience» pero, en esta oportunidad, las lleva más allá con un relato mucho más oscuro y (por momentos) cercano al cine de género.
La atmósfera que logra Lelio con un poderoso trabajo de fotografía de Ari Wegner («The Power of the Dog», «Lady Macbeth», «In Fabric»), un igual de asombroso diseño de producción y una banda sonora vibrante de Matthew Herbert (habitual colaborador del director), hacen que se cierna tanto sobre los personajes como del espectador, un clima de tensión constante que no da respiro aun cuando el relato opta por un ritmo más pausado.
Por otro lado, así como destacábamos el ascenso de Lelio también hay que destacar el presente de Florence Pugh que parece dominar la industria cinematográfica contemporánea, actuando tanto en proyectos de alto perfil comercial y grandes blockbusters, como también en relatos más contenidos y personales como este. Obviamente, que tampoco se trata de cine independiente sino de una producción de Netflix, pero aún así tiene un perfil más bajo que los que mostró en sus últimos trabajos. Florence ya había tenido su experiencia componiendo a un personaje de época en «Lady Macbeth» y realiza nuevamente un trabajo excepcional ratificando que es una de las actrices del momento.
«El Prodigio» es una película sumamente lograda en todos sus aspectos, tanto a nivel narrativo como técnico y actoral. Un relato que se beneficia de lo intrigante de su premisa y que se sostiene con un clima opresivo y avasallante. A su vez, la reflexión sobre los mecanismos de poder y manipulación de la religión en contraste con las creencias del pueblo, así como también los abusos físicos y mentales que se dan en las comunidades cerradas, hacen que la película este llena de lecturas y sutilezas propias de un hábil narrador.
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Martín Goniondzki