Crítica de «El Universo de Clarita» de Tomás Lipgot (2021)

Lejos, muy lejos, mucho más de lo que podamos imaginar…

Tomás Lipgot nos propone con una gran pasión un documental casi referencial sobre las memorias de aquel niño que todos tenemos en nuestro interior y que nunca hay que olvidar. De chico quería ser astronauta, interesándose muchísimo por la astronomía. Hasta que, de grande, decidió hacer una película sobre el universo científico alrededor de aquello que tanto le gustaba de pequeño.

Clarita Micheletti tiene 13 años y vive en Rosario junto a sus padres y hermanas. Posee una curiosidad fuera de lo común y una pasión que la define: la astronomía. Gracias al impulso del taller de Sofía Méndez y Yayo Ekdesman que dejó sobre ella, generó ese despertar del placer por el descubrimiento.

La película nos presenta a la pasión como el hilo conductor de la vida, desde una mirada curiosa y llena de búsqueda a través de un ángulo pedagógico sobre la teoría del universo. Si bien es un film que aparenta o, mejor dicho, podría entrar dentro del género infantil sale de todos los lugares comunes que tranquilamente lo hubiera dejado como una cinta de entretenimiento familiar. También muestra el hambre de indagación casi como un capricho, pero con una intensidad de vocación hacia algo, hoy muy perdido en estos tiempos. Es así como la pieza se convierte en una rareza que logra resaltar y hacernos recordar que todos tenemos ese niño/a dormido con el afán de fisgonear, lo cual termina siendo el fuego que enciende la pasión hacia algún tema.

El documental muestra las distintas perspectivas del universo y de la creación del cosmos, el cual nos propone un debate interesante sobre su composición desde la visión de una niña de 13 años fascinada prácticamente por la creación del todo. Levemente se hace un paso por la cosmología y el ser humano desde una mirada religiosa y científica, ocasionando un choque cultural. «Este es un documental de ciencias, no de creencias, no de religión».

Casi con la intención como de un guion de ficción, este documental se vuelve interesante sin caer en un lugar usual y habitual, proporcionando no solo información interesante si no un despertar del espectador en cuanto a la relación sobre la pasión en sí. Incluso llevándolo a un viaje introspectivo respecto a ello.

Las explicaciones científicas, pero también la cosmovisión de las culturas originarias sobre el cielo, las estrellas, los meteoritos, la galaxia y la atmósfera, abren un nuevo mundo de comprensión que este documental pregona como enseñanza. «El ser humano históricamente estuvo relacionado con el universo, una conexión que perdió el último siglo».

Es interesante la capacidad de Lipgot de presentarnos un escenario que invita a viajar mediante un relato más que certero, desde el ingenio y la inocencia con una pureza de libertad en donde pocos se animan a soñar o darles la continuidad. La música fue compuesta por Pablo Urristi, y Hernán Saverino fue quien añadió efectos como si estuviéramos en el espacio y acorde con lo que Clarita relata en todos los lugares en los que se encuentra.

En síntesis, «El Universo de Clarita» es un espléndido documental que nos lleva a explorar más sobre la astronomía pero que también recuerda que la pasión es la energía de la vida. Hacer aquello que nos encanta, nos motiva, o nos hace sonreír, es lo que te lleva a la plenitud… Por lo tanto, ¿por qué no buscas lo que de verdad te apasiona?

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Noelia Giacometto

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *