Crítica de «Elena Sabe» de Anahí Berneri (2023)
Basada en la novela homónima de Claudia Piñeiro, publicada en 2007, «Elena Sabe» se centra en la mujer del título (Mercedes Morán) que padece de Parkinson y que depende de su hija Rita (Érica Rivas) para hacer sus actividades, a pesar de querer conservar su independencia. Un día, Rita la deja en la peluquería y nunca regresa a buscarla. La policía le confirma que su hija ha muerto a causa de un suicidio pero Elena cree que hay algo más detrás de todo esto. Es así como se dispone a probar que se trató de un crimen.
A través de un thriller que maneja muy bien los climas de tensión e intensidad, con una banda sonora que acompaña las circunstancias, una ambientación donde predomina la noche y la lluvia constante y una fotografía que prioriza los colores apagados y oscuros, la película consigue no solo ofrecernos un logrado policial que va a poner en duda si lo que ocurrió fue un suicidio o un asesinato, sino que también es una especie de puntapié inicial para ahondar en un drama familiar en el que se plantean varios conceptos interesantes, como los diferentes tipos de maternidad, el aborto, la religión, cómo el pasado va delineando la personalidad de manera particular, entre otras cuestiones.
La directora utiliza el recurso del flashback para profundizar en el vínculo madre-hija entre Elena y Rita, y mostrar un trato bastante exigente y poco afectuoso de Elena hacia su hija, que choca bastante con el cuidado que demuestra la Rita adulta hacia su mamá. A medida que avanza el relato vamos a ver como la protagonista va entiendo todo lo que hizo su hija por ella, generando sentimientos de culpa y aceptación.
Sin dudas el punto más fuerte del film son las actuaciones. Mercedes Morán es la encargada de retratar a Elena, un rol muy complejo que significa mostrar el avance del Parkinson y el deterioro que genera en una persona (en este sentido funciona muy bien el trabajo de maquillaje, peinado y vestuario para caracterizarla). Pero su personaje también tiene un buen desarrollo que va evolucionando y transformándose, comenzando como una mujer cascarrabias, honesta y que no quiere perder el control de su vida a pesar de su enfermedad, a terminar siendo una persona más comprensible y empática, por los descubrimientos que va teniendo, no solo por lo que ocurrió, sino también por ser consciente de su alrededor. Está bien acompañada por el resto del elenco: Érica Rivas que no tiene demasiado tiempo en pantalla pero mientras está deslumbra con su talento como siempre; Miranda de la Serna, hija de Rivas en la vida real que hace de Rita de adolescente; y Mercedes Scápola, hija de Morán en la vida real, que tendrá un rol preponderante hacia el final del film. Podríamos decir que todo queda en familia, y no solo esa semejanza corporal se hace presente en la pantalla sino también lo que las actrices se conocen entre sí.
La resolución de la historia tal vez no será del agrado de todos, porque como siempre pasa con los finales abiertos es que divide las aguas. Muchas personas celebran el poder interpretar ellas mismas lo ocurrido, mientras que otras quieren tener una explicación más cerrada y concreta de lo que pensó la directora, guionista o autora de la historia. Particularmente, siento que queda bastante claro la intención de la cinta, lo que propone mostrar, analizar y reflexionar.
En síntesis, «Elena Sabe» es una mezcla de un thriller y un drama familiar que se sostiene por el gran trabajo que realiza Mercedes Morán como la mujer del título y el clima que construye el film. Una trama que va virando de género para realizar más un análisis de desarrollo de personaje que un policial per se.
Puntaje:
Tráiler:
Samantha Schuster