Crítica de «Golpe de suerte» de Woody Allen (2023)
A Woody Allen se le está complicando seguir con su prolífica carrera como director. En parte por su avanzada edad, 88 años, pero mayormente por las denuncias de abuso sexual realizadas hace varios años por su hija adoptiva Dylan Farrow. Más allá de todo lo que eso conlleva, la investigación y los juicios que se llevaron a cabo y demás, ya le resulta muy difícil encontrar financiación para sus películas y actores y actrices que estén dispuestos a seguir trabajando con él.
A esto le sumamos que varias de sus últimas películas resultaban ser meras copias o incluso versiones más deslucidas de otras grandes obras que ha realizado a lo largo de su carrera, haciendo que resulte muy monótono o familiar el terreno que termina explorando en las producciones de la última década. Más allá de si se puede separar a la obra del autor, que daría paso a una discusión más compleja y extensa, su más reciente trabajo (presentado en el Festival de Venecia de 2023) titulado «Coup de Chance», hablado íntegramente en francés en una coproducción entre EEUU y Francia, fue percibido por cierto sector de la crítica como una vuelta de Allen a su cine más interesante.
Lo cierto es que «Golpe de Suerte» resulta ser un paso adelante en lo que venían siendo las últimas películas del director neoyorkino. El largometraje comprende por momentos un drama romántico, por otros una comedia negra sobre las relaciones amorosas actuales y también tiene algunos ligeros toques de suspenso.
El relato se centra en un joven matrimonio, Fanny y Jean (Lou de Laâge y Melvil Poupaud), que parece tener la vida perfecta. Ambos son profesionales que se encuentran super establecidos en sus trabajos, viven en un lujoso departamento parisino y parecen estar enamorados como desde el inicio de la relación. No obstante, un día de camino al trabajo, Fanny se cruza accidentalmente con Alain (Niels Schneider), un ex compañero de la universidad. Ambos comienzan a reconectar y entablan un vínculo. Jean comienza a darse cuenta de que su esposa puede estar involucrada en un posible affair, por lo que contrata un detective privado para que compruebe sus sospechas. Conviene no adelantar mucho más sobre la trama, pero digamos que la historia se desenvuelve por un camino que puede guardar algunos puntos de contacto con películas de Allen como «Crímenes y Pecados» (1989) y más que nada a «Match Point» (2005), en lo que respecta al azar, las vueltas del destino y la «suerte» a la que remite el título. Digamos que nuevamente podemos encontrarnos en un terreno conocido, sin embargo, Allen logra construir un relato sólido a través de una maravillosa puesta en escena, una fotografía inspirada que nuevamente cuenta con Vittorio Storaro («Apocalypse Now») detrás de la cámara, una colaboración que arrancó cinco películas atrás y que volvía a darle atractivo visual a las películas de Woody Allen, y un elenco que cumple más que correctamente con este triángulo amoroso y sus diferentes aristas.
Pensemos que desde ’82 a 2017, Woody Allen realizó una película por año (en algunas oportunidades dos), no es de extrañar que ciertas películas resulten ser más flojas que otras o que varias se parezcan entre sí. Pareciera que los tres años que pasaron entre la olvidable «Rifkin’s Festival» y esta obra hicieron que la historia esté un poco más cuidada y consiga entrever algunos de los destellos de genialidad que solía traer aparejado su cine. Teniendo en cuenta que su película número 50 tuvo una recepción más que positiva a pesar de los dramas de su vida personal y los propios dichos del director de que probablemente sea su última película, «Golpe de Suerte» se posiciona como un digno final para una carrera compleja y extensa. Una película que expresa varias de sus obsesiones (quizás no las más recordadas de su personalidad) con una aparente ligereza que a medida que el film va cambiando tonalmente, se produce un giro hacia un terreno un poco más serio sin perder de vista esa amabilidad inicial que propone. No estamos ante una obra maestra, aunque es probable que estemos ante la mejor película de Woody Allen de los últimos 10 o 15 años.
Puntaje:
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Martín Goniondzki
