CINE

Crítica de «El tiempo que tenemos» de John Crowley (2024)

El director de «Brooklyn» (2015) y «El Jilguero» (2019) nos trae un sólido drama romántico donde se luce su dúo protagónico y en el cual no se incurre en lo lacrimógeno o los golpes de efecto baratos que socaven la temática abordada.

En varias oportunidades se da la casualidad de que películas temáticamente similares se estrenen con tan solo días de distancia. Muchas veces suelen ser películas «gemelas» como puede ser el caso de «Amigos con beneficios» (2011) y «Amigos con derechos» (2011) o «Ataque a la casa blanca» (2013) y «El ataque» (2013); o puede que simplemente compartan algunas cuestiones en común, contando historias similares. «El tiempo que tenemos» tuvo la «desventaja» de haberse estrenado (al menos en nuestro país) simultáneamente con «La habitación de al lado», la más reciente película de Pedro Almodóvar. Si bien la cinta del español es superior y trabaja algunos aspectos diferentes de la enfermedad (la eutanasia, la amistad, el prejuicio de los otros), tiene ciertos puntos de contacto con la de John Crowley respecto a cómo lidiar con los diagnósticos, aprovechar el tiempo restante al que apela el título y demás cuestiones que son inherentes al conflicto principal.

Sin embargo, a diferencia de las parejas de largometrajes que mencionamos al principio, estos relatos logran separarse no solo por aspectos relacionados con las edades de los protagonistas y sus vínculos particulares, sino también por decisiones creativas que consiguen encontrar enfoques opuestos y distintivos que hacen que cada una de las propuestas se sostengan por sí mismas y brinden experiencias cinematográficas convincentes.

«El tiempo que tenemos» se centra en Almut (Florence Pugh) y Tobias (Andrew Garfield), dos jóvenes que tras un encuentro fortuito (casi digno de comedia romántica) se enamoran y comienzan a transitar por una relación. Construyen un hogar y forman una familia, hasta que Almut es diagnosticada con cáncer, lo cual pone a la familia en jaque y empieza a desafiar sus planes futuros. Esta pareja deberá tomar decisiones por momentos osadas y por momentos inevitables tratando de apreciar cada momento que pasan juntos. Mientras que «La habitación de al lado» trataba un vínculo fraternal, aquí «We live in time» (título original del film) se sumerge en la dinámica de pareja, y si bien la primera aborda un trasfondo más complejo, si logra compartir con la segunda la decisión de aprovechar el tiempo disponible en lugar de incurrir en tratamientos desgastantes.

Lo más interesante del opus de Crowley radica en la decisión de contar la historia de forma aleatoria y desordenada yendo del inicio de la relación, al presente y también dirigiéndose a un futuro donde ya tienen una hija y una relación consolidada. Este recurso que va convirtiendo al relato en una especie de rompecabezas a construir (que genera mayor compromiso e interés en el espectador) también sirve para ir restándole fatalidad a la enfermedad, mostrándola con menor tendencia a la explotación y al golpe bajo de lo que suelen tener este tipo de melodramas. No obstante, puede ser que en algunos pasajes del relato esto también juegue en contra haciendo que el espectador tarde en conseguir esa empatía o identificación con los personajes justamente por tener la imagen desordenada, pero rápidamente (y a medida que nos vamos adentrando en la trama) eso es corregido gracias al enorme compromiso de sus protagonistas. Florence Pugh demuestra nuevamente por qué es una de las actrices más convocadas en la actualidad, con una interpretación sumamente emotiva. Garfield, por su parte, sorprende con su sentida personificación de Tobias, el cual debe acompañar y respetar ciertas decisiones no del todo racionales.

«El tiempo que tenemos» podrá no ser sumamente novedosa en cuanto a lo que cuenta, pero la forma en la que construye la historia de esta pareja y el carisma de Pugh y Garfield convierten a esta película en uno de los mayores aciertos que hubo recientemente respecto a este tipo de melodramas centrados en la enfermedad de un ser querido.

Puntaje:

 
 
 

Tráiler:

Martín Goniondzki

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