Crítica de “Kingsman: Servicio secreto” de Matthew Vaughn (2014)

Son muchas las alternativas en el séptimo arte de estereotipos de agentes secretos, pero hablar del cine de espías, es automáticamente decir James Bond, el Agente 007, espectacular figura de acción, icónico y referente para una serie consecutiva de diferentes personajes que han surgido a lo largo de todos estos años como Jack Ryan, Ethan Hunt, Jason Bourne y, a su vez, antecesores de lo que hoy es un agente de élite, un Kingsman, conocido por su buena presencia, alta capacidad intelectual y de trabajo en equipo, dominio de nuevas tecnologías, conocimientos de idiomas y por supuesto excelente forma física, pero sobre todo por ser un gentleman. Hoy los agentes Kingsman  “los modales hacen al hombre” son los caballeros británicos del siglo XXI que lideran el cine mundial.

“Kingsman: El Servicio Secreto” está basada en el cómic de Mark Millar y Dave Gibbons. Se centra en Gary «Eggsy» Unwin  (Taron Egerton), hijo de Michelle Unwin y un hombre que fue candidato a la posición de Lancelot en la agencia Kingsman, quien murió protegiendo a su unidad de una granada. Su colega Harry Hart (Colin Firth) presentó una medalla de valentía a su esposa viuda e hijo, diciéndoles que si necesitaban algo, todo lo que tenían que hacer era llamar al número en la espalda y entregar un mensaje codificado. Diecisiete años más tarde, Eggsy es ahora un adulto joven desempleado que vive con su madre, media hermana infantil y un padrastro abusivo. A pesar de ser muy inteligente y capaz, dejó el entrenamiento para los Royal Marines y vive una vida sin objetivo. El veterano agente secreto inglés Harry Hart recluta a Eggsy, un joven sin refinar, al que convertirá mediante un ultra-programa de entrenamiento en agente Kingsman, al mismo tiempo que una amenaza global emerge procedente de un genio retorcido.

Una película poderosa e impactante, llena de emoción y sobre todo con situaciones tarantinescas, y ni hablar de la escena de la iglesia, que te vuela la cabeza.

Una cinta de espías muy completa, con un reparto de alto nivel Colin Firth (Harry Hart), Michael Caine como Arthur o Chester King, líder de los Kingsman, Samuel L. Jackson, un excéntrico billonario llamado Valentine, quien es el villano retro, típico villano de la saga Bond, un nerd norteamericano que viste al estilo hip-hop, alejado de todo glamour, pero haciendo muy atractivo al personaje por la forma de llevarlo adelante.

El inicio y la evolución del personaje de Taron Egerton “Eggsy” son para resaltar. Firth, impecable, es el más fascinante de todos, interpreta y caracteriza a la perfección a un agente que es todo un gentleman de estilo un poco salvaje y elegante a la vez. En las escenas físicas, parodias y en el humor son en las que se demuestra una gran química entre los protagonistas. Tenemos a Mark Strong, un genio absoluto, muy profesional en su papel de secundario como Merlín, un veterano agente y entrenador de Kingsman.

Y no olvidemos sorpresas, como el divertido cameo de Mark Hamill, sin dejar atrás a la banda sonora a cargo del magistral Henry Jackman conocido por «X-Men: First Class», «Abraham Lincoln: Vampire Hunter», «Los viajes de Gulliver», entre otros. La música tiene una presencia muy importante dándole un marco de adoración a esta maravillosa obra.

Ahora bien, más de dos años tuvieron que pasar para que suceda la secuela de “Kingsman: Servicio Secreto”, merecidísima entrega que amerita el espionaje contemporáneo. Octubre es el mes elegido para que  “Kingsman: El Círculo Dorado” llegue a todas las salas de cine en una nueva lucha por la paz mundial.

En síntesis, el film roza la delgada línea entre la parodia y el homenaje en más de un momento a los films de 007 y también del recordado Super Agente 86, que respeta la vieja escuela. Sin duda hace que uno la coloque primera en la lista del cine de espionaje actual. El gran dinamismo donde la acción y la comedia se entrecruzan nos proporciona una película fresca y entretenida, la cual no aburre en ningún momento.

Puntaje:

Tráiler:

 

Noelia Giacometto

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