Crítica de «Lleno de ruido y dolor» de Nacho Aguirre (2020)
En términos concretos, estamos frente a una película que se puede genéricamente sintetizar como un western patagónico. Desde esta premisa, el film aborda la historia delictiva de 3 personajes, inspirada en hechos reales ocurridos en Bariloche durante 1928. Creo, en este sentido, que aquí radica uno de los aspectos más interesantes de la obra: crear un retrato crudo y entretenido sobre la realidad de un contexto y época violenta.
Existen momentos en la pieza audiovisual que parecieran tener todos los elementos necesarios para retener la atención de espectador sin que éste pestañeé, y otros que –a mí entender- no tanto (repercutiendo en el ritmo narrativo). Adolece de momentos que brinden información concreta sobre las motivaciones de los personajes, sus convicciones, su falta de empatía con el entorno humano. También, creo que hubiera sido beneficioso exprimir más todos aquellos datos que conecten a la crónica policial real con la ficticia. En este sentido, interpreto que puede generarse una impresión de información insuficiente.
Además, su historia trabaja en la psiquis del espectador generando un inevitable rechazo por el accionar explícito, delictivo y cruel de algunos de sus protagonistas, lo cual es una búsqueda y acierto bien logrados. Este rechazo, en complicidad de unas valorables escenas de acción, son parte del combustible esencial que nos sostiene hasta el final queriendo saber sí o sí cuál será la conclusión de todo.
Siendo la ópera prima del director, es sobradamente destacable el tratamiento serio y estéticamente bello que se perciben del film. Sin dudas, una gesta por demás compleja y muy bien resuelta, sobre todo desde el arte, efectos, locaciones, color, fotografía. También encontramos algunas perlas en la actuación y efectos sonoros que logran la motivación ideal para el universo de esta obra. Un western entretenido, con los condimentos esperables y fortalezas propias del género.
Puntaje:
Tráiler:
Sergio Araujo
