Crítica de «Salvador Dalí. En busca de la inmortalidad» de David Pujol (2020)

André Breton, considerado el padre del surrealismo, afirmaba: «No ha de ser el miedo a la locura lo que me obligue a bajar la bandera de la imaginación». El movimiento artístico surgido luego de la Primera Guerra Mundial, buscaba representar el funcionamiento del subconsciente basándose en teorías psicoanalíticas y dejando de lado todo control racional. Además de Bretón, redactor del «manifiesto del surrealismo» (1924), podemos pensar en René Magritte, Luis Buñuel, Man Ray y Salvador Dalí como los grandes exponentes de dicha corriente. En este contexto comenzó el viaje de Dalí hacia lo surreal. En 1929 conoció a Buñuel y otras personalidades que marcaron un punto de quiebre tanto para su carrera profesional como para su vida personal: sería el surgimiento del Dalí que todos conocemos. Y como no puede ser de otra manera, en ese punto de su historia comienza «Salvador Dalí: en busca de la inmortalidad»; un documental que nos relata vida y obra del artista. Su objetivo es dar a conocer al hombre detrás del personaje, comprendiendo sus motivaciones y excentricidades que levantaron la bandera de la imaginación por sobre todas las cosas.

El largometraje es dirigido por David Pujol, un documentalista español que viene trabajando en el rubro desde 2009, y producido por la Fundación Gala Salvador Dalí. Trabajan en conjunto desde 2013 y anteriormente gestaron los metrajes: «Dalí Pixot, la alegoría de la memoria» (2014), ganadora a mejor documental del AVICOM; y «Dalí, la última gran obra» (2015) donde explora la creación del Teatro-museo Dalí. El guión fue desarrollado en conjunto con Montse Aguer, una filóloga experta en la figura de Salvador y directora de los museos de la fundación, por lo que está asegurada la veracidad de lo narrado y la legitimidad de los documentos expuestos en la cinta.

El filme gira en torno a tres grandes ejes. Por un lado, existe un fuerte énfasis en la importancia de los paisajes para el pintor. Se hace referencia en múltiples oportunidades a los tres escenarios donde su creatividad fluía: Figueres, ciudad natal y donde se encuentra su teatro-museo; Portlligat, donde se encuentra su casa taller; y Púbol donde está el castillo que le regaló a Gala (su esposa). El segundo eje es la relación con su familia, la cual se ve entorpecida luego de su incursión en el surrealismo. Y por último se detalla la relación con su gran «musa» y compañera, Gala, inseparables desde finales de la década del 20.

La película cuenta con un gran caudal de información, pues se resume toda su vida y obra. Pero lejos de ser un bodrio, logra un gran ritmo narrativo estructurado en capítulos que nos presenta cada temática que se va a desarrollar. Es difícil evaluar su fotografía, ya que gran parte de la obra es material de archivo. Pero se las arreglan para crear un satisfactorio formato en donde los contenidos provenientes de múltiples plataformas (archivos fotográficos de diferentes relaciones de aspectos; archivos fílmicos antiguos y modernos; videos caseros y profesionales; imágenes a color y de blanco y negro; e imágenes estáticas y de movimiento) sepan amalgamarse y concreten una interesante propuesta estética. En cuanto a la banda sonora, y aquí viene lo negativo, la misma está presente en gran parte del largometraje y eso resulta un poco excesivo de a momentos. Tal vez no fue una selección acertada o quizás solo fue un problema de volúmenes que resulta en confusión o aturdimiento. Lo cierto es que lo más chocante se encuentra en su inicio, donde se presenta un documental que tiene un audio original al que se le superpone la voz en off de un locutor que básicamente tapa todo lo que se esté reproduciendo. La poca elegancia a la hora de mezclar sonidos puede llegar a ser lo más desilusionante de la obra, puesto que uno espera más sutileza en dichas cuestiones. De todas formas, una vez que nos acostumbramos al estilo, ya no molesta en lo absoluto.

En conclusión, podemos decir que estamos frente a un documental de contenido específico, que encantará a los seguidores del genio, interesará a los afines al arte y puede despertar curiosidad en el resto de los espectadores. Su opulenta recolección de información brinda una agradable experiencia visual e informativa que logra mostrarnos quién era el verdadero Salvador y qué lo motivo a crear ese fantástico y peculiar arte que trascendió el lienzo para llegar a todo tipo de plataforma artística (cine, fotografía, performances, happenings, etc.) y convertirse en una forma totalmente radical de comprender el mundo: la visión daliliana.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Javier Franco

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *