Crítica de «Shaun, el cordero» de Mark Burton y Richard Starzack (2015)

“Shaun el cordero” es una película animada mediante stop motion (técnica de animación cuadro por cuadro que consiste en aparentar el movimiento de objetos estáticos por medio de una serie de imágenes fijas sucesivas), que está basada en la serie británica homónima.

Con tan solo ver unos segundos del relato nos va a resultar muy familiar el diseño de los personajes, y esto es porque la película pertenece a Aardman Animations, un estudio inglés que realiza productos audiovisuales con esta técnica. Es el mismo estudio que realizó “Pollitos en fuga”, “Wallace and Gromit”, entre tantas otras creaciones que tiene como una de sus principales estrellas a Nick Park, director de las películas antes mencionadas. En esta ocasión, Nick solo oficia de productor, pero se puede ver la influencia y el estilo de este autor a lo largo del film.

Metiéndonos de lleno en la película, podemos decir que tiene una trama simple pero efectiva, la oveja Shaun quiere tomarse el día libre de la rutinaria vida en una granja situada en la campiña inglesa y decide ir con el resto del rebaño a la gran ciudad. Sin embargo, las cosas se complicarán cuando el granjero termine perdido en la metrópoli y Shaun deba intentar rescatarlo, viéndose mezclado en el medio de la acción en un sitio que le es ajeno.

El fuerte de la película radica en la creación de los personajes que son realmente entrañables. Otro punto alto del film se centra en que a pesar de estar principalmente dirigida a un público infantil, hay situaciones muy ingeniosas, producto del característico humor inglés y algunos guiños para el público adulto. Cabe destacar, también, que el relato se desarrolla a lo largo de sus 85 minutos de duración sin recurrir a la presencia de diálogos, sino que la acción pasa más por lo visual y por los sonidos puntuales y la música.

En resumen, “Shaun el cordero” es una película cálida, inteligente, familiar, que está brillantemente construida y animada. Atrapará tanto a los más chicos como a los adultos. Se puede decir que nos encontramos ante otra joyita de los estudios Aardman.

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Martín Goniondzki