“Game of Thrones” (S08E06), un final inesperado que convenció a algunos y decepcionó a otros
Luego de ocho temporadas llegó el momento de despedirse de una de las series más importantes de la historia. Por su calidad de producción, por la masividad y popularidad que generó, por, en tiempos de streaming, lograr juntar al mundo entero alrededor de la televisión para disfrutar semana a semana de una historia sobre el poder, con personajes que fueron evolucionando a lo largo de las distintas entregas. Nos brindó sorpresa, emoción, tristeza, felicidad. Una experiencia que será difícilmente superable.
Pero también sabíamos que el final de una serie tan popular como “Game of Thrones” no contentaría a todo el mundo, sobre todo teniendo en cuenta que esta octava temporada dividió las aguas entre aquellos que apoyaban las decisiones narrativas realizadas por los creadores David Benoiff y D.B. Weiss, y los que rechazaban todo tipo de situaciones, alegando incoherencias. Personalmente, esta última entrega se sintió algo apresurada en sus tiempos, donde se podría haber aprovechado algún capítulo más para tener una evolución más paulatina de los personajes y otorgarles un cierre más apropiado a algunos de ellos. De todas formas, fue una temporada correcta, superior a nivel visual, donde a partir de los sucesos que fueron transitando los personajes a lo largo de la serie tuvimos como consecuencia su accionar en estos episodios. Tal vez el espectador debía deducir esos pequeños detalles que no se mostraron en pantalla, pero se siguió una lógica dentro del arco narrativo. Por ejemplo, durante la liberación de los esclavos, Daenerys castigó con la muerte a todos los esclavistas, como también durante la última temporada había quemado vivos a los Tarly por no considerarla como reina. Desde el inicio tenía un único objetivo: gobernar Westeros, y al llegar al continente se dio cuenta de que allí no tenía apoyo, le apareció un candidato de la nada mucho más noble, querido y más legítimo que ella, su amor no era correspondido y en este último tiempo perdió tanto a sus dragones como a sus seres más cercanos. Tanto estas situaciones como la sangre Targaryan que corre por sus venas, hicieron que reaccionara de la manera más terrible a la hora de ver cómo su misión se le iba de las manos, sucumbiendo en la tiranía que alguna vez supo despreciar. Y así ocurrió también con otros personajes. Tal vez hubiera estado bueno ver esta conexión dentro de la historia y no tener que hacerlo por fuera, pero no se siente forzada ni salida de la nada.
Por otro lado, tampoco terminó de convencer el hecho de que no se cumplieron ningunas de todas las teorías planteadas por los fanáticos. Pero esto tampoco tiene porqué ser malo. Es más, personalmente considero que los creadores buscaron intencionalmente un final sorprendente, que no se haya vuelto predecible a lo largo de todo este tiempo. Porque seguramente si se cumplían los rumores, una gran parte del público tampoco hubiera quedado conforme, alegando que este cierre se veía venir desde hace mucho tiempo.
Centrándonos particularmente en el episodio emitido ayer por la noche, titulado “The Iron Throne”, el mismo nos presentó a una Daenerys victoriosa, que finalmente abrazó el destino que anhelaba desde hace tanto tiempo. Pero su sentido de la justicia y la imposición de su autoridad, no solo en Westeros, sino en el deseo de liberar todo el mundo, hizo que personajes como Tyrion o Jon Snow empezaran a pensar en alternativas a su gobierno y un destino mucho más cruel para su reina. Encerrado por traición, Tyrion hace reflexionar a Jon acerca del peligro que representa Daenerys, generando que el legítimo rey la termine asesinando. Una escena tan sorprendente como extraña, pero que impidió, por un lado, que la Madre de los Dragones llegue a sentarse en el trono, y, por el otro, que el destino de Jon no se aproxime a la felicidad, sino que vuelva a sus orígenes. Drogon siente que su madre fue asesinada y en un rapto de ira quema el Trono de Hierro, ese objeto tan deseado por todos y que consiguió una gran cantidad de muertes a su alrededor.
Tiempo después, los Lords y Ladies de Westeros se reúnen en King’s Landing para salvar tanto a Tyrion como a Jon, a pesar de que Gusano Gris sigue buscando venganza por la muerte de Daenerys. Es así como, a pedido de Tyrion, ellos serán los encargados de elegir al nuevo rey y el poder ya no será hereditario. De esta forma llegan a la conclusión de que Bran es el más apto para gobernar, debido a que es la memoria de la humanidad y es consciente de todos los momentos, buenos y malos, por los que tuvieron que pasar para llegar hasta ese instante. Otra decisión bastante sorprendente, que se aleja de las teorías que circulaban, pero a la vez sabia y dentro de todo aceptable. Winterfell se declara como un estado independiente, dejando a Sansa como la Reina del Norte. Arya decide explorar los límites más allá de Westeros, mientras que Jon debe volver a la Guardia de la Noche con los salvajes como castigo por sus actos. Tyrion se convierte en la mano de Bran, Sam sirve como el nuevo maestre, Bronn es el Maestro de la Moneda y Brienne queda a cargo de la Guardia Real. Un final que podrá no haber sido espectacular, del cual podríamos haber querido otra cosa, que nos deja un sabor agridulce, pero que sin dudas es mucho más feliz de lo que podríamos haber esperado en una serie de este estilo. Al mismo tiempo se siente correcto y aceptable, debido a que no quedaron muchos interrogantes sin resolver, sino que la historia de los distintos personajes cerró de una manera u otra.
Ya sucedió con otras series como con “Lost” o “How I Met Your Mother”, donde los fanáticos no quedaron conformes con el final. “Game of Thrones” sigue esta línea que divide a aquellos que apoyan este cierre con los que no quedaron a gusto. Siempre habrá opiniones enfrentadas, pero independientemente de eso, no podemos negar que acabó de terminar una de las series más importantes de la historia, que nos dio grandes momentos de satisfacción, diálogos ingeniosos, batallas espectaculares, planos bellísimos, personajes ambiguos a los cuales aprendimos a querer y acompañamos su evolución y sorpresa por doquier, donde ningún protagonista estaba a salvo y cualquier cosa podía pasar. Una serie épica que esperemos que la historia la recuerde así y no por un final que convenció a algunos y decepcionó a otros.
Samantha Schuster
