«Halloween», de la remake a la nostalgia
Cuantas veces repetimos como loros la frase “Hollywood no tiene ideas”. O quizá “hoy en día son puras remakes, refritos”. Es un poco lo que pasa con “Halloween”. Hay una crisis cinematográfica mundial que se está viviendo hoy en día donde las ideas nuevas escasean y pareciera que la única salvación es traer de nuevo a nuestros ídolos clásicos del pasado.
Así todo no dejan de tener cierto elemento nostálgico y es inevitable no caer en la tentación y correr a verlas a la sala más cercana.
Un poco de historia…
Si nos remontamos a la versión original (1978), dirigida por John Carpenter, recordemos que la historia culminaba con un enfrentamiento entre Michael Myers y Loomis, dándolo por muerto al psicópata y para sorpresa de todos, el cuerpo desaparecía.Esta nueva entrega nos sitúa 40 años después de los sucesos ocurridos esa noche fatal. El inicio de la misma es más que acertado en la presentación de la tipografía original y esa música perturbadora que nos sitúan en lo que estamos a punto de ver: un filme con el sello de Carpenter.
Si pudiéramos volver a recorrer algunos de los inicios de sus filmes nos quedaría claro que eran esos principios con la marca de un autor reconocible como pocos. Recordemos la presentación de “TheThing” (1982), “TheFog” (1980), y hasta la misma “Halloween” del año 78.
“Halloween” (2018) nos presenta a una dupla de periodistas que investigan sobre la condición mental de Myers encerrado aún en prisión. Allí se dirigen e intentan analizar la psiquis de este asesino que será trasladado a otra institución para encontrarse con un final inevitable: la pena de muerte.
Pero finalmente y por ese extraño destino prefijado lo trasladan en la noche de Halloween en la que Myers se escapa luego del fallido operativo. Dato para destacar: si trasladás al mayor psicópata del país que lleva encerrado 40 años no lo podés hacer como si Myers fuera Juan Nada, siendo esta figura el gran peligro de la sociedad, el modelo de este traslado tan precario se presenta como un error de verosímil. Parece como si le estuvieran facilitando al guión el escape de Michael, claro, es obvio que ahora se va a salir con la suya y comenzar con su tan ansiada matanza.
Ni bien escapa la primera escena pura de género se desarrolla en una estación de servicio donde asesina a los dos periodistas que lo investigaban. Cargada de elementos gore y violencia desmedida. Seguido a esto, Myers recupera su elemento más preciado: LA MÁSCARA. No podemos negar que es ingenua la decisión de ponerse al descubierto colocándose la máscara en plena luz del día, una decisión que le quita poder y esa esencia maliciosa que tuvo el personaje mítico del filme de Carpenter. En la escena ya mencionada de la estación de servicio, el director, Gordon Green deja ver su faceta y gusto por la comedia. Otra decisión muy a la moda pero a la vez no muy cercana al mundo de la original.
Por otra parte, tenemos a Laurie, nuestro personaje principal caracterizado por Jamie Lee Curtis que hoy con 60 años encarna a una abuela, muy distinta a la Laurie de 1978 que era una joven que estaba terminado la universidad. Hoy intenta vivir a su manera, traumada por los hechos ocurridos 40 años atrás vive relegada del mundo en una especie de Bunker, como si estuviera esperando que se desate la Tercera Guerra Mundial. Su casa es su refugio, es del único lugar donde se siente protegida de la fantasmal amenaza de su antagonista. Colmada de un arsenal de armas se prepara para recibir a su tan ansiado invitado. Laurie Strode se presenta como una especie de metamórfico personaje cruce entre Stallone y Sarah Connor – “Terminator I” (1984) -que viaja al futuro para matar a Michael Myers.
Es una mujer mayor con una hija y una nieta, cuyas relaciones son complejas ya que sostiene un vínculo distante con la nieta pues tiene un nexo tenso y conflictivo con su hija que le reprocha, entre otras tantas cosas, que solo vive para ÉL.
Hay una clara relación enfermiza entre los dos protagonistas Laurie y Michael, se aman y se odian a la vez. Como si uno no existiera sin el otro, se complementan. Ambos, de alguna forma, inevitablemente, se necesitan. En este aspecto todo es más parecido a un melodrama que a un filme de terror.
El sádico asesino vuelve a la carga y ella a toda costa debe luchar por sobrevivir y proteger a su familia. En una nítida muestra del poder de la mujer puesto en acción, Laurie defiende a Allyson y a Karen poniendo toda su fuerza femenina a la luz. Con amplio conocimiento en armas y desdibujando a la figura del poder absoluto del hombre en la película.
Volviendo a Michel Myers, si comparamos la original con esta secuela nos encontramos con un asesino totalmente opuesto con respecto al viejo arquetipo. Mata a todo lo que se le cruce por el camino, no tiene filtros y si buscamos una lógica para los homicidios, está totalmente ausente. Pareciera que la película quiere resaltar en todo momento lo terrible y malo que es este ser. En cambio, el filme de 1978 si hay cinco muertes a lo largo de la película ya es mucho decir, no hace falta demasiado para saber la dimensión del mal que Michael representa. Michael antes mataba preferentemente a mujeres, quizá se cruzara algún hombre en el camino, pero tiene debilidad por las jóvenes en esa etapa del inicio de la plenitud sexual. Para sus fantasías es como si lo sexual y el nudismo fueran algo pecaminoso y por lo tanto solo debe acabar con eso.
En la primera entrega era “la presencia” lo que la hacía más terrorífico, no tanto el hombre en sí, en su imagen directa. Esta vez por momentos sentía que estaba viendo una película de “Scream” (1996) o “Martes 13” (1980) en vez de “Halloween” (1978). Ya que en esta segunda vuelta prevalece más el gore salvaje de un slayer comercial tradicional que el sugestivo terror psicológico de «Halloween», la original. Justificando la decisión del director de esta violencia explícita uno puede decir que pasaron 40 años, preso en un lugar como un neuropsiquiátrico Michael nunca se podía curar, al contrario, lo que consiguieron es aumentar su sed de venganza y sangre. Una sola escena de sexo tiene la nueva película, diferenciándola de su predecesora, ahora pareciera que ya no lo perturba tanto la desnudez o al menos este no es el motor de los homicidios.
Si hay algunas marcas de Carpenter que aparecen en esta nueva «Halloween» son la clara repetición homenaje de varios planos casi idénticos a la original, así como el arte y la fotografía, respetando a la perfección la ambientación original.
Me pareció acertado el giro que se da en la construcción del personaje del médico, un psiquiatra que acompaña a Michael. Este se ve seducido por el mal y por un instante siente el placer macabro de colocarse la máscara. Su desenlace será morir al lado del monstruo, una especie de Frankestein yéndose junto a su objeto más preciado.
El Director
Si pensamos en la carrera de David Gordon Green poco tiene que ver con el mundo del terror. Dirigió películas como “Superfumados” (2008) o“The Sitter” (2011) con Jonah Hill. Comedias pasatistas y delirantes lejos del siniestro mundo del género.
Pero más allá de su pasado de comedias, Green tuvo el visto bueno de Carpenter para este proyecto, colaborando este último como productor de la película y mente creativa. Aportando, sin dudas, su sello sonoro de sintetizadores remixados acordes a la época.
En síntesis, «Halloween» es una gran película de terror. Es efectiva, emotiva. Los filmes clásicos reversionados tienen un sello propio. Hay un ingrediente secreto que va directo al corazón.
Por ejemplo, tomando otro género y otro paradigmático relato como “Star Wars” (1977/1983), es una caricia al alma para un cinéfilo reflotar a un personaje como Luke Skywalker después de 30 años de haber desaparecido, un Han Solo y Michael Myers no es la excepción.
Referido al tema de las remakes, en el año 2007 el director Rob Zombie realizó un nuevo reinicio de «Halloween», “Halloween, el comienzo”. El filme cuenta los inicios de Michael Myers mostrándolo desde pequeño, cómo era marginado por los demás hasta que poco a poco empieza a mostrar signos de odio e ira hacia los que provocan su malestar. Sus inicios en una institución mental muestran a un Michael Myers siniestro aunque con la mirada de un director distinto a Carpenter. En cambio, la segunda parte “Halloween, el regreso» (2009) no llega al nivel de la primer remake hecha por el mismo Rob Zombie, fue un director de películas de género muy interesantes como “La casa de los mil cuerpos” (2003), “Los renegados del diablo” (2005) y no fueron solo las mencionadas remakes su únicos hallazgos.
Volviendo al filme de Gordon Green, pese a las imperfecciones que tiene, logra un homenaje cumplidor y lleno de nostalgia para los amantes del género y sobretodo de «Halloween».
Oscar Wilde dijo “Como mala persona soy un completo desastre. Hay montones de gente que afirman que no he hecho nada malo en toda mi vida. Por supuesto sólo se atreven a decirlo a mis espaldas”
Nada más real y concreto para definir la personalidad de Michael Myers. Un ser carente de afecto y cariño, cuya sed de sangre es la única sensación placentera que conoce. Intentando, si acaso existiera alguien que piense en él o quizá llegar a enteder el porqué de su monstruoso accionar.
Mauro Duran