«Inventando a Anna», una historia atrapante pero repetitiva y monótona

Las historias sobre estafadores, delincuentes o asesinos seriales basadas en hechos reales, siempre son muy interesantes y llaman la atención en el público a la hora de elegir una nueva serie o película para ver. Tal vez por el morbo que genera o el asombro de saber que tales figuras criminales existieron de verdad pero para muchos es una visualización obligada.

Hace poco se estrenó en Netflix «Inventando a Anna», una historia que no solo resultaba atractiva por lo que cuenta, sino porque detrás tiene a la responsable de algunas de las producciones más atrapantes de los últimos tiempos: Shonda Rhimes («Grey’s Anatomy», «How to Get Away with Murder» o «Scandal»). Una mujer que es sinónimo de impacto, sorpresa y espectacularidad. Por eso desde ya esta miniserie tenía todas las de ganar. Sin embargo, no todo resulta 100% efectivo.

Inventando a Anna sigue a Anna Delvey, una joven heredera alemana que llegó a Estados Unidos con el objetivo de independizarse, crecer y crear la Fundación Anna Delvey, un lugar para ricos y poderosos amantes de la cultura. Es así como empieza a rodearse de grandes empresarios, inversionistas y personas adineradas para lograr concretar sus sueños. Con la excusa de que pronto tendría a su disposición un fondo fiduciario de millones de dólares, consiguió su apoyo. Sin embargo, las apariencias pueden engañar y Anna no era realmente quién decía ser. Paralelamente, Vivian Kent, una periodista que tuvo problemas profesionales en su pasado, encontrará en Anna la oportunidad de volver a la cima de su carrera antes de dar a luz a su primera hija. Haciendo un trabajo exhaustivo de investigación y con entrevistas a la propia protagonista desde la prisión donde aguarda el juicio, Kent buscará lanzar un artículo desenmascarando la verdad.

Basada en el artículo «How Anna Delvey Tricked New York’s Party People» escrito por Jessica Pressler en el New York Times, la nueva miniserie de Netflix resulta atrapante y entretenida por la historia que busca contar, aunque algunas decisiones narrativas y de estilo se encuentran en su contra. Sus capítulos tienen más de una hora de duración, algo que perjudica su dinamismo y provoca que algunos hechos que se podrían haber contado en menos tiempo se estiren o se repitan, cayendo en el aburrimiento y en la monotonía. Tal vez cambia el contexto o el personaje al que termina estafando pero de todas maneras la estructura de fondo es la misma. Tampoco se siente esa sorpresa e impacto al que nos tiene acostumbrados Rhimes. No es que se ven venir los giros pero no son lo suficientemente poderosos para generar esas sensaciones.

Uno de los puntos más altos de la serie es la actuación de Julia Garner («Ozark», «The Assistant») como Anna Delvey, quien hace una buena caracterización de esta joven, con un aire de superioridad, confianza, inteligencia y astucia para hacer negocios. De todas formas, a veces su forma de ser tan soberbia y enigmática puede ser un poco chocante y no empatizar con el público en todo momento, además de su irritante acento. A pesar de sus esfuerzos por desentramar a la protagonista y sus motivaciones, puede que no la terminemos de descifrar del todo. 

Su contraparte es Vivian Kent, interpretada por Anna Chlumsky («Mi Primer Beso», «Veep»), una periodista dispuesta a todo por descubrir la verdad, pero, sobre todo, por recuperar su estatus. Por momentos también puede ser un poco molesta su determinación e insistencia pero la pasión que le pone a la investigación logra contrarrestar esos sentimientos. Los encuentros entre ambas actrices permiten realizar un duelo actoral interesante.

Como secundarios tenemos a varios personajes pintorescos y excéntricos que ayudan a que el relato avance y respalden o pongan en jaque las distintas versiones sobre la protagonista.

Entre los temas que toca, nos encontramos con una crítica profunda a las clases sociales altas, lo que produce el dinero, las segundas oportunidades, el rol de los medios, la necesidad de pertenecer, el machismo, entre otras cuestiones.

En cuanto a los aspectos técnicos, la miniserie está a la altura de la historia que se cuenta. Nos pasea por distintos destinos y paisajes, tanto de Estados Unidos como de Europa, con ambientaciones lujosas y vestuarios de primer nivel, acentuando la riqueza de los distintos personajes.

Si bien su historia es atrapante y entretenida, su protagonista hace un muy buen trabajo actoral y existe un gran despliegue de producción, «Inventando a Anna» no termina de ofrecernos un producto redondo. Sus largos capítulos hacen que la trama se estire, se vuelva monótona, repetitiva y no impacte como debería. 

Tráiler:

 

Samantha Schuster

 

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