¿Qué nos dejó la tercera temporada de «Las Chicas del Cable»?
Hace unas semanas se estrenó la tercera temporada de “Las Chicas del Cable” en Netflix, la primera serie original española de la plataforma. Con una muy buena primera entrega y una segunda un poco más floja, la historia continúa seis meses después de los hechos finales de su antecesora, donde es el día del casamiento entre Lidia y Carlos. Pero uno de los momentos más importantes de su vida se verá arruinado por un suceso fortuito, que impactará en la trama de cada personaje.
Desde el comienzo nos encontramos con un evento de gran magnitud que marcará el destino de esta temporada, la cual se nota que tiene un mayor despliegue de producción. Además de la buena reconstrucción de la época con las distintas locaciones y el vestuario, en esta oportunidad se suma la utilización de efectos especiales, sobre todo durante la secuencia inicial y (casi) final de la serie, algo que no habíamos visto hasta el momento.
Al igual que en las entregas anteriores, tendremos varias líneas narrativas. La central tiene que ver con la desaparición de Eva, la hija de Lidia, quien no creerá que su beba esté muerta, aunque todos le digan lo contrario. Esta madre primeriza hará lo que esté a su alcance para buscarla. Por otro lado, Ángeles vuelve a la ciudad para la boda de Lidia y se verá obligada a tener que ayudar al Inspector Cuevas para conservar su libertad, aunque esto signifique involucrarse con un narcotraficante. Carlotta y Sara continúan con su lucha feminista, mucho más pronunciada y extremista que en las temporadas anteriores, generando un relato más que interesante, como ver cómo se trataban casos de violencia de género en la época dentro de la justicia y profundizando sobre los clubes masculinos. Una incorporación atractiva fue la de la radio, medio de comunicación que permitió expandir esta lucha, pero que también consiguió mostrar el impacto de su alcance. Por último, Marga y Pablo ya se encuentran casados y deberán lidiar también con las secuelas del incendio, mientras se verá atrapada entre la relación de su marido y su hermano mellizo. Tenemos un buen equilibrio de todas las historias, aunque por momentos nos encontramos con bastante previsibilidad en algunas de las tramas, cuyos giros no sorprenderán tanto sino que confirmarán nuestras sospechas. Tal vez dos o tres impactos no los vemos venir, pero en mayor medida podemos anticiparnos a las resoluciones.
Con respecto a la incorporación de nuevos personajes, a diferencia de la segunda temporada que no tuvieron tanto peso a nivel narrativo, en esta oportunidad nos encontramos con roles más atractivos. En cada una de las tramas tenemos un papel secundario nuevo que ayudará a que avance el relato hacia un lugar interesante (la ayudante/secretaria de Carmen, el narcotraficante; Julio, el hermano de Pablo o Lucía, una nueva telefonista que avivará el fuego interior feminista de Carlotta). Son más actores con una menor intervención que en la segunda entrega tal vez (contrariamente a lo que fue en su momento con Uribe, el director de la compañía de teléfonos que tenía mayor presencia pero no tanto impacto), pero mucho más puntuales y efectivos.
La música, que siempre se convirtió en un problema, ya que no condecía con la reconstrucción de la época, mejoró lo suficiente como para no hacerse notar o, al menos, para no generar “ruido” mientras estamos concentrados en la historia.
En síntesis, a partir de la segunda temporada de “Las Chicas del Cable”, la serie está buscando generar un gran impacto en el público mediante situaciones extravagantes y espectaculares como un asesinato o un incendio/secuestro. Si uno puede dejar de lado un poco de la previsibilidad de los hechos, podrá disfrutar de esta entretenida historia que aborda distintas temáticas interesantes de la época, como también géneros tan diversos como el suspenso, el romance o el drama.
Tráiler:
Samantha Schuster