FESTIVALES

26° BAFICI: «La Virgen de la Tosquera» de Laura Casabé (2025)

Se estrenó una de las películas argentinas más esperadas del año, «La virgen de la tosquera», es el más reciente trabajo de Laura Casabé («Los que vuelven», «La Valija de Benavidez»), el cual adapta dos cuentos de Mariana Enríquez incluidos en la colección de relatos titulada «Los peligros de fumar en la cama» (2009).

Laura Casabé ya había demostrado su talento para el cine de género con «Los que vuelven», un atractivo relato de época situado en el noroeste del país, donde una mujer le rogaba a un espíritu por el regreso a la vida de su hijo. Allí no solo lograba crear una mitología interesante, sino que además nos brindaba una gran puesta en escena y un amplio conocimiento de los mecanismos del terror y del cine fantástico. En esta oportunidad, la directora redobla la apuesta poniendo en valor dos cuentos de una de las escritoras más aclamadas del momento (el que le da título al film y otro que lleva el nombre de «El carrito»). El guion escrito por Benjamín Naishtat (director de «Rojo» y «Púan») tenía la difícil tarea de mezclar dos cuentos bastante diferentes de Enríquez y traer a la vida a esos personajes que muchas veces son difíciles de encontrar en el plano audiovisual. Asimismo, el sello característico de la escritora y su forma (casi cinematográfica) de describir los entornos suburbanos de manera tan marcadamente visual, convertían en un verdadero desafío a la propia adaptación. Como si todo eso fuera poco el relato se desarrolla en la Argentina del 2001, marcada por un contexto de profunda crisis económica y un convulsionado entorno social lo cual le añade otra capa subtextual más.

El largometraje se centra en tres amigas inseparables, Natalia (Dolores Oliverio, en un papel descomunal), Mariela (Candela Flores) y Josefina (Isabel Bracamonte), que viven en el conurbano bonaerense y se pasan el verano escuchando música, hablando de chicos, comprando ropa y haciendo todo lo que suelen hacer las adolescentes en ese periodo tan marcado de la vida. Ellas están enamoradas de Diego (Agustín Sosa), aunque de diversas formas e intensidades, siendo probablemente Natalia la más interesada en el muchacho. Ese verano caluroso, repleto de cortes de luz, un inminente estallido social y con la violencia rondando a la vuelta de la esquina, desemboca en que Silvia (Fernanda Echeverría), una treintañera con mayor «experiencia» y viveza que el trío, aparezca en escena y cautive a Diego. Natalia, desesperada, intenta por cualquier medio llamar la atención de Diego. Incluso llega a pedirle ayuda a su abuela, Rita (Luisa Merelas), la cual la involucra en ciertos rituales mundanos de magia negra.

«La virgen de la tosquera» comprende un peculiar coming of age, donde se retratan conflictos propios de la adolescencia y al mismo tiempo se los mezcla con cuestiones más oscuras como los estallidos de violencia y el reflejo del malestar social reinante en los 2000. Ahí es donde el relato parece desenvolverse realmente bien en esa cuestión de evidenciar lo contextual a través de lo personal y los «ritos» por los que pasamos cuando vamos creciendo. A su vez, se da a través de esta mixtura, no solo de cuentos y de géneros (el terror y el cine fantástico) sino también entre lo circunstancial y lo particular, que se ve como hay una especie de ruptura misma de los preconceptos reinantes en el terror en los últimos años. En otras palabras, la película logra existir en una especie de intermedio entre las películas más puramente «de género» y aquello (pésimamente) denominado «terror elevado» que buscan los festivales para distinguir o separar una película de terror de otra más arquetípica. Esto no solo se da por la validación del Festival de Sundance donde el film fue estrenado y la participación en el propio BAFICI, sino porque combina elementos de ambos tipos de producciones que terminarán por convencer a los críticos y a los propios fans por medio de una narración sólida.

De hecho, si tenemos que citar algunas influencias de la película, podrían ser relatos del estilo de «Carrie» de Stephen King (y la adaptación de Brian De Palma) algo que se puede ver por cómo la protagonista va cambiando su comportamiento a lo largo del metraje (y en cómo se exploran temáticas como el despertar sexual) y también a relatos del estilo de «Raw» (2016) de Julia Ducournau, en su forma alternativa de retratar la adolescencia. Habiendo dicho todo eso, lo más atractivo es que Casabé logra tomar dichos elementos como inspiración para hacer algo totalmente nuevo y propio. El retrato de época es algo muy logrado tanto en lo que respecta al contexto como a nivel técnico y narrativo, no solo las cuestiones antes enumeradas a nivel local sino también los cyber, el uso del ICQ y las elecciones musicales, por ejemplo.

«La virgen de la tosquera» resulta ser una excelente película que logra generar climas intensos de horror y fantasía y al mismo tiempo dotar al relato de una dimensión social muy arraigada en lo real. Un film provocativo, que se arriesga a incomodar al espectador por medio de las dos variantes (en la primera mitad podemos enumerar la golpiza al indigente y la escena donde la protagonista prepara el café como dos de los grandes momentos inquietantes; y luego la vecina atropellada y la secuencia de los perros como los perturbadores -y memorables- de la segunda mitad), las cuales se desprenden de los dos cuentos que componen el largometraje. Es gracias a esa perfecta yuxtaposición entre la historia de la adolescencia (lo que sucede alrededor de la tosquera) y lo más simbólico (lo vinculado al carrito y la situación argentina) que la elección de los cuentos halla su justificación.

«La Virgen de la Tosquera» es una coproducción entre Argentina, España y México, con una duración de 95′. Forma parte de la Competencia Argentina del 26° BAFICI y se puede ver el sábado 12 de abril a las 15.30 hs en el Cinépolis Houssay (Sala 1).

Puntaje:       Tráiler:   Martín Goniondzki

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