“Black Mirror” ilustrado: influencias de Ray Bradbury en la ciencia ficción contemporánea
Quien conozca la obra de Ray Bradbury seguramente estará de acuerdo conmigo: sus cuentos están marcados de una belleza indiscutible que enmarca una crítica feroz a la vida moderna, atacando a la tecnología y a los cambios en la psicología de la gente que trajo aparejado cada avance atravesado por la sociedad. Además, con sus libros más reconocidos escritos en la década del 50 («Fahrenheit 451» y «Crónicas Marcianas»), es imposible negar una visión futurista que hoy, casi 70 años después, no parece para nada lejana ni irrealizable.
Ray Bradbury es sinónimo de ciencia ficción y, por ende, encontrar vestigios de su literatura dentro de la serie “Black Mirror” es, en cierto punto, esperable. En diciembre se espera la llegada de su quinta temporada, y acá se mostrará una comparación entre un par de cuentos de “El hombre ilustrado”, escrito en 1951, y “Black Museum”, el último capítulo de la cuarta temporada. Si no querés spoiler alguno porque planeás ver la serie, sólo te aviso: de acá e adelante queda en vos seguir o no porque va a ser inevitable contar cosas de la trama.
Antes de continuar, hay algunas preguntas que responder en pocas líneas:
¿De qué se trata “El hombre ilustrado”?
Son relatos que se unen gracias a una historia ubicada en forma de prólogo, intermedio y epílogo. En la primera de estas tres partes, un hombre encuentra a otro con todo el cuerpo tatuado. Estos dibujos fueron hechos por una bruja y cada uno tiene tal nivel de detalles en sus figuras que llama la atención de todas las personas que los ven. Al haber sido hechos por una hechicera, claramente iban a tener una suerte de condena: si alguien observaba los tatuajes por un determinado tiempo, éstos cobraban vida y contaban su significado. Aquello no suena a maldición, pero la mujer le había dejado un espacio en blanco en medio de su arte: aquella persona que se quedase admirando los dibujos, vería ahí cómo moriría.
¿De qué se trata “Black Museum”?
Nish (Letitia Wright) se encuentra en medio del desierto durante un viaje. Frena en una estación de servicio para cargar su auto, y observa que a pocos metros se encuentra el llamado “Museo negro”. Decide entrar y se encuentra con su dueño, Rolo Haynes (Douglas Hodge), quien le muestra los distintos aparatos que significaron algún tipo de crimen en medio de una búsqueda (fallida) de avance social.
Ahora, ¿cómo se relacionan este capítulo con el libro de cuentos?
Haynes cuenta la historia de una suerte de casco mental que se le ponía a aquellas personas en el hospital que necesitaban intensos cuidados. Este casco enviaba señales hacia el cerebro del médico que lo tuviera puesto, para que pudiese sentir lo mismo que el paciente. La idea era que cualquier paciente pudiera ser diagnosticado luego de una transmisión de los síntomas y dolores al cuerpo del doctor. Una vez descubierto el problema, el casco se retiraba para que el profesional no tuviese complicación alguna.
El doctor que se había prestado a tal experimento, pasados los diagnósticos, encontraba placer dentro del dolor. Andaba a la expectativa ansiosa de cualquier persona que ingresase al hospital que tuviera cualquier tipo de accidente y, así, satisfacer sus deseos. Cuando en el sanatorio se dieron cuenta de esto, él decidió robarse el casco y raptaba personas para ponerles artefacto, torturarlas y calmar sus deseos. Lo que podría haber sido un avance interesante en la sociedad, terminó siendo la perdición para algunas personas.
A su vez, Nish mata a Rolo Haynes no sólo para vengar a su padre. Lo hizo en nombre de su descendencia afro y la violencia ejercida sobre ellos por la “supremacía blanca”.
Por su parte, el primer cuento del libro de Bradbury se llama “La pradera” y cuenta la vida de una familia dentro de una casa sumamente moderna y futurista. Una pareja con un hijo y una hija en su niñez, se encontraban viviendo en un lugar robotizado.
Una de las habitaciones era el entretenimiento de la familia: cuatro paredes que funcionaban como pantallas que reflejaban los lugares con los que pensaban las personas que se encontraban ahí adentro. Si alguien pensaba en la playa, podía sentirse como si estuviese en una: la habitación tendría su olor, escucharía los sonidos del mar y, por un rato, podía pensar que estaba de verdad en una.
En un momento, el nene y la nena se encierran en esa habitación a espaldas de sus padres. Les gustaba pensar y trasladarse a alguna pradera en África, pero la máquina se desconfiguró y ambos murieron atacados por un animal.
“El otro pie” cuenta la historia de un pueblo en Marte habitado sólo por negros, que escaparon de la opresión que sufrieron en la Tierra por parte de los blancos. Unas décadas después, se corre la noticia en el pueblo de que un cohete con hombres blancos estaría arribando a la zona, así que empezaron a preparar un recibimiento equivalente al maltrato que sufrieron ellos en su momento: una venganza. No voy a contar el final, pero léanlo porque es magnífico.
«Black Museum», sin dudas, se apoya en este maestro de la ciencia ficción que es Ray Bradbury. Toma los conceptos principales de sus relatos, que incluyen efectos psicológicos de los avances en la tecnología, la maldad dentro de la sociedad y cómo la vida moderna transformó en tristeza la vida del mundo. Los sentimientos toman menos lugar y se robotiza cualquier cosa que pueda significar menor esfuerzo e inutilidad para el ser humano. Todo aquello que pueda significar un avance tecnológico se podría traducir a un retroceso social.
El racismo dentro del capítulo se refleja de una forma sumamente cruda y es una temática a la que el autor no le es para nada ajeno. Sin embargo, Charlie Brooker, escritor de la serie, prefiere mantener un tinte trágico en cada una de sus historias de críticas y mensajes para la sociedad, en este caso utilizando a Nish como vehículo. Ray Bradbury, en cambio, prefiere transmitir esperanzas en el mundo. Son dos puntos de vista válidos pero que, sin dudas, observan lo mismo en esta sociedad.
Trailer:
Franco Valente