«BoJack Horseman»: Un debate existencial continuo, y todos somos BoJack

Cada año se estrenan más series de televisión. Muchas de ellas marcan un antes y un después por sus historias, temáticas y la cercanía que generan con el espectador. «BoJack Horseman» es una de ellas, una de las mejores series del siglo XXI.

La serie se convirtió en una fuente inagotable de verdades, golpes filosóficos y risas curativas.

«—A veces tengo una vocecita en mi cabeza que dice: «¡Todo el mundo te odia y tienen razón de hacerlo!». Esa voz, la que te dice que eres inútil, estúpido y feo…

—¿Sí?»

«BoJack Horseman» es una serie animada protagonizada por animales, pero hecha para adultos. Un caballo antropomorfo (justamente para aumentar lo absurdo), deprimido y altamente acomplejado. BoJack fue una legendaria estrella de la famosa comedia familiar de la década de 1990 «Horsin’ Around», que echó todo a perder por culpa del alcohol, las drogas, las relaciones fracasadas y el desprecio que se tiene a sí mismo. Siempre de alguna forma se encuentra enfrentándose con la soledad, la crisis existencial, autoestimas absurdos y la autodestrucción. Es incapaz de reconducir su vida profesional y personal, sin embargo, todo se toca con un humor tan peculiar que genera en el espectador rechazo y empatía al mismo tiempo. A su vez, la trama gira en torno a varios personajes que subsisten en las siguientes temporadas emitidas.

¿Quiénes lo acompañan principalmente?

Todd (Aaron Paul), su inseparable amigo humano, con quien comparte su departamento, y su agente Carolyn (Amy Sedaris), que es mitad mujer y mitad felino y que fue en algún momento fue su amante. Luego nos encontramos a Mr. Peanutbutter (Paul F. Tompkins), un Labrador Retriever antropomórfico amarillo, que es amigo de BoJack, Diane Nguyen (Alison Brie), una escritora vietnamita estadounidense, «intelectual incomprendida» y feminista de tercera ola de Boston, que vivió con su acaudalado y famoso esposo, el Sr. Peanutbutter. Posteriormente, existen otros personajes que fueron dando color a cada edición.

Creada por Raphael Bob-Waksberg para la plataforma digital Netflix, «BoJack Horseman» fue emitida por primera vez en 2014 causando una gran sensación. Es una de las primeras series de animación en Estados Unidos con un hilo narrativo serializado, donde los sentimientos de los protagonistas evolucionan conforme avanza la trama. El punto de partida situaba a BoJack 20 años después de haber sido una estrella exitosa, ahora siendo un tipo que dejó de ser relevante, que vive en Hollywood quejándose de todo, sin aspiraciones y que no ha hecho nada desde aquella exitosa ficción que protagonizó, donde cada capítulo es una lucha para ser feliz, atrapado en los recuerdos de sus buenas épocas. Una comedia ácida que alterna sutil ironía ingeniosa con chistes más de trazo grueso parodiando el star system hollywoodiense.

En la serie se plasma la depresión existencial, abordada desde la animación. Los personajes no son lejanos a la realidad de cada individuo en este mundo; en algún punto todos somos BoJack Horseman sumidos en todo ese caos interno que hace replantearnos ¿quiénes somos?, ¿qué hacemos? y ¿hacia dónde vamos?

Los personajes nos hacen reflexionar sobre la existencia, su finalidad y todo lo que conlleva la misma, pensar en nuestra actualidad y el vacío existencial de la vida moderna que vivimos, caracterizada por el materialismo y la falta de sentido. Porque más allá de ser un producto de entretenimiento, resalta por los grandes valores que deja entorno del vacío que muchas veces podemos tener y tratamos de cubrir a través de cosas insignificantes y banales perdiendo el foco de lo que verdaderamente tiene valor y debe tenerlo para nosotros. Pero acá nos muestra de forma cruda una realidad en la que vivimos, donde reina la fama y predomina el narcisismo, lo superficial y en que lo esencial de la vida se pierde. Cómo cada cual disfraza su propia realidad para darle un sentido a través de «mantenerse ocupados» constantemente.

A lo largo de estas cinco temporadas hemos visto el intento de volver glorioso a la industria. Durante su comienzo, al escribir una autobiografía para reavivar su carrera y dar a conocer su vida tras la finalización del programa Retozando (Horsin’ Around) algo que lo atormentaba. Sus conflictos personales tienen más peso que los laborales causando una grieta que jamás termina de resolver. Incluso intentó tratar de mejorar como persona y ser más optimista. Pero durante la tercera temporada (la más importante) se vuelve de forma abundante en lo emocional, dando muchas frases para pensar, y excelentes escenas para reflexionar, además de una gran evolución de todos los personajes, en la cual suceden eventos muy importantes que hacen que resulte fuerte dicha emisión. BoJack se encuentra promocionando su película con el objetivo de ir por un Oscar, trata de entrar de nuevo en los ciclos de primera línea del mundo hollywoodense. Choca e hipnotiza, sigue fiel a su capacidad de arrastrarnos por la desdicha del ser humano para ironizarlo con acidez. Se abren aquí un montón de tramas que conviven en equidad con la historia de BoJack; los vínculos quedan bien marcados derivando en nuevos capítulos.

En las dos temporadas restantes continúan los momentos autodestructivos y de precipitación hacia el abismo, lo que nos lleva a ramificaciones de la trama. Todas estas tienen un peso por sí mismas. También hay margen para abordar los reality shows absurdos. Y una enorme ración de cameos (algunos, con las voces de los actores reales y otros no), desde el director de «Los Soprano», David Chase, hasta la actriz de «Mujeres Desesperadas», Felicity Huffman. Todo esto hace que sea muy entretenida.

Definitivamente, la serie se muestra orientada por completo al público adulto que no tiene miedo a abordar temas especialmente dolorosos. Combinando la risa y la depresión con maestría, tratan la asexualidad de Todd, cómo llego la Princesa Carolyn a ser lo que es desde sus humildes orígenes y su intento por adoptar un bebé o Diane sobrellevando su divorcio encontrado su lugar en el mundo a partir de sus raíces culturales, consiguiendo un retrato más variado del universo de la serie. Sin embargo, BoJack sigue siendo el gran protagonista de la función, quien intentará abandonar sus vicios para dar paso a su anticipado regreso a los escenarios, nos muestra la cara más horrible de las adicciones, determinado a cambiar y convertirse en una mejor persona.

«BoJack Horseman» nos ha enfrentado con el mundo real en numerosas ocasiones, también en episodios en los que reflexionaba sobre el aborto de una famosa, cómo Hollywood se aprovecha e incluso monetiza tragedias como los tiroteos masivos, o con su constante exploración del luto, las adicciones y la salud mental.

Las grandes ventajas de una ficción seriada es la posibilidad de profundizar sobre los personajes de una forma pausada, natural y evolutiva. Se pudo ahondar en la temática de la depresión, la cual nunca perdió protagonismo siendo algo que afecta a 322 millones de personas a nivel global y a casi 2,5 millones solo en España. Además, el número de personas que vive con esta patología ha aumentado casi un 20% en los últimos diez años.

Finalmente, llegó la sexta temporada (2020), el final de uno de los experimentos televisivos más ricos e impensadamente populares de la era del streaming. «BoJack Horseman» supo torcer la extrañeza que había causado su debut, hasta volverse en una suerte de favorito de la crítica, en este fin se hace énfasis en una suerte de ajustes de cuentas del mundo para con Horseman. El final de la serie concluye las historias de varios personajes principales, sin sentirse forzada. BoJack sigue siendo un hombre tóxico y profundamente viciado, finaliza con una mezcla apagada de esperanza y horror, como solo puede hacerlo.

Un producto que comenzó como un entretenimiento desde un enfoque magnífico, arriesgado y sólido ante lo que quería comunicar y terminó convirtiéndose en un amplio relato que hace cuestionarnos a nosotros mismos y nuestro alrededor. Ingeniosa, irreverente y cínica: hemos visto problemas radicales con las drogas, sexo imprudente, alcoholismo y, sobre todo, una absoluta incapacidad del protagonista para ser feliz junto a sus allegados. La serie abraza su oscuridad y deja las cosas perfectamente preparadas para una cantidad de temporadas de calidad creciente. Combinar drama y comedia ha sido siempre una de las señas de identidad de «BoJack Horseman», jugando de forma constante con la idea de que su protagonista está dando un paso hacia la redención para luego hundirse cada vez más. Se ha convertido en un excelente hilo conductor para desarrollar tanto a BoJack como al resto de personajes habituales. Evolucionando sin tener miedo a entrar en temas delicados y lo hace con una solvencia incuestionable. La visión de esta serie es y ha sido sin duda bastante lúcida. Nos enseña que necesitamos crear lazos con los otros, y con nosotros mismos, que al final de todo vivir tiene algún sentido, pero viviendo es el único modo de descubrirlo. Una experiencia audiovisual que no deben perderse.

Tráiler:

 

Noelia Giacometto

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