Crítica de “7 cajas” de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori (2012)
“7 cajas” se centra en Víctor, un chico que se la rebusca trabajando en el mercado cargando compras de otros para sobrevivir. Pero su suerte cambia cuando una amiga lo recomienda para un trabajo: guardar unas cajas con una mercadería desconocida. Es así como el protagonista se verá envuelto, sin saberlo, en una serie de enredos donde todos lo perseguirán para obtener lo que él tiene.
Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori nos ofrecen un thriller paraguayo que desde sus inicios presenta un ritmo frenético que en ningún momento pierde dinamismo. Algo tan simple como mantener unas cajas en su posesión puede convertirse en algo intenso e intrigante si el protagonista se cruza con personajes peligrosos que tienen sus mismas intenciones.
El film nos muestra una cruda realidad en Paraguay, donde tanto grandes como chicos viven en condiciones precarias y que deben recaer en cualquier tipo de trabajo para poder subsistir. La situación económica los compromete a una mala calidad de vida, pero también es la cuestión social la que los lleva a querer pertenecer a un mundo capitalista y frívolo. Si consiguen algo de dinero prefieren invertirlo en un celular que en comida.
Los personajes son muy marginales, pero incluso los más villanos tienen una motivación detrás que no los avala pero que sí nos permite comprender su situación. Todos hacen lo que creen necesario para poder conseguir objetivos nobles, aunque los medios no sean lo más indicados y pongan en peligro su propia vida. Nos encontramos con roles muy humanos, que generan que la trama se vuelva verosímil.
Además de la historia central, existen otras subtramas que se irán desarrollando paralelamente con el fin de que hacia el final todas confluyan en un solo argumento. Y a través de estas líneas secundarias vamos conociendo poco a poco a los distintos personajes que se encuentran alrededor del protagonista. Se los profundiza lo suficiente como para comprender sus metas, pero no se interioriza tanto sobre su vida como para que se desdibuje el eje principal.
Los aspectos técnicos se utilizan en pos de la narración. Existe una locación muy acotada; todo sucede alrededor del mercado, para generarnos un clima de encierro y darnos un mayor dinamismo. Además, la mayoría de las situaciones se llevan a cabo de noche, para aumentar el peligro. En cuanto al uso de la cámara, los directores también proponen ciertos movimientos y ángulos de posición que provocan tensión y frenesí.
En síntesis, desde Paraguay nos llega un thriller muy bien llevado a cabo, que si bien parte de una premisa sencilla, se va complejizando a medida que se van entrelazando los personajes. Con una técnica correcta, la película logra otorgarnos un clima propicio para que se desarrolle la trama y nos involucre en ella.
Puntaje:
Tráiler:
Samantha Schuster