Crítica de «Abigail» de Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (2024)
La dupla detrás de «Ready or Not» (2019) y las dos últimas entregas de la saga de «Scream», se despachan con una película de terror y encierro bastante entretenida donde abunda la sangre, el gore y las tripas más que una equilibrada narrativa.
El largometraje que nos propone este dúo de directores arranca como una especie de policial donde un grupo comando se aproxima a una pequeña niña (interpretada por Alisha Weir, la Matilda de la adaptación musical de Netflix) para raptarla y luego pedir un rescate millonario a su acaudalado padre. Hasta acá todo normal, tenemos un grupo de delincuentes entre variopinto y arquetípico donde tenemos al líder cerebral y calculador (Dan Stevens), una hacker habilidosa (Kathryn Newton), una mujer que desafía el liderazgo de su compañero (Melissa Barrera), un bruto que vendría a ser el músculo de la operación (Kevin Durand), el conductor designado bastante desequilibrado (Angus Cloud) y un ex francotirador del ejército norteamericano, Rickles (William Catlett). Todos liderados en las sombras por un tal Lambert (Giancarlo Esposito), que les dio tanto el dato de inteligencia para llevar a cabo la operación como también el lugar «seguro» para esperar con la niña durante la noche y poder cobrar el rescate al día siguiente. Dicho lugar resulta ser una mansión aislada repleta de habitaciones y comodidades. No obstante, lo que al principio parece ser un trabajo fácil, se complicará cuando descubran que la pequeña Abigail es un vampiro.
El relato pasa de transformarse de un policial a una película de terror con algunos escasos jumpscares y mucha sangre salpicada por todos lados en una dinámica que por momentos puede recordar a una versión fantástica y desmedida de «Mi Pobre Angelito» (1990), donde las trampas pasarán por aislar a los matones o en el caso de estos últimos de idear planes con estacas, la luz solar que entra por unos ventanales y una ristra de ajos.
El convite resulta ser divertido si no se le pide demasiada justificación argumental al asunto o algún tipo de sentido crítico dentro de la obra. Quizás le juega en contra el hecho de que la introducción es bastante extensa hasta que se revela que la niña del título es una criatura mitológica y la película gire directamente hacia el absurdo y el terror puro. Aun así, los aficionados a las películas de vampiros se encontrarán con una propuesta diferente en cuanto a la dinámica de cómo se suelen llevar este tipo de historias, y también en cuanto a la criatura en sí que es interpretada a la perfección por la joven Weir. También hay que destacar las comprometidas ejecuciones de Barrera y especialmente de Dan Stevens que parece haberse divertido enormemente con la interpretación de su personaje.
«Abigail» resulta ser un relato entretenido que entrecruza géneros de manera atractiva (aunque un poco inverosímil también. para qué mentir) donde el espectador disfrutará de esta aproximación moderna al cine de vampiros si logra aceptar las reglas impuestas por los cineastas. Un viaje sangriento y divertido que sigue colocando a Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett en la buena senda del cine de género.
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Martín Goniondzki