CINE

Crítica de «Algo viejo, algo nuevo, algo prestado» de Hernán Rosselli (2024)

En esta película, la familia Felpeto hace décadas se dedica a levantar apuestas de quiniela en la Provincia de Buenos Aires pero la pérdida de su patriarca comenzará la erosión de un negocio familiar que podría estar condenado. En la realidad, «Algo viejo, algo nuevo, algo prestado» es una construcción documental-ficcional que el cineasta Hernán Rosselli creó alrededor de un montón de material en VHS que grabaron los Felpeto desde conocerse, pasando a casarse y hasta ver crecer a su hija. En la realidad la familia no tiene nada que ver con apuestas clandestinas, en la ficción la palpable realidad que se siente en grandes partes de su relato realza el drama confeccionado por su autor y es en el medio del cine donde ni la realidad ni la ficción le podrían hacer justicia por sí mismas a una de las experiencias cinematográficas más destacables de los últimos años.

Rosselli amiga el material real en VHS con los planos modernos en los que busca crear una sinergia hipnótica entre la autenticidad y lo verídico, aprovechando recursos puntuales como una narración moderna por parte de la hija ahora adulta para cuando vemos el material de los cassettes familiares o el uso de cámaras de seguridad para que nuestro cerebro incluso en la ficción moderna tenga esa pulsión inconsciente de otorgarle mayor autenticidad que al resto de escenas grabadas más corrientemente. Por supuesto que «corriente» es un decir que no hace justicia a la calidad técnica y narrativa que despliegan los cineastas en este filme. Todo se siente orgánico, logrando un naturalismo a la par en su ficción como en su uso de material documentado, pero también condimentado de la forma justa con melodrama familiar y una trama que dota los hechos por más usuales o inusuales que sean con una cualidad distintivamente cinematográfica. Se nota a las claras porque fue destacada entre los otros nominados en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes de este año.

Su mirada al mundo del negocio clandestino destaca por el hecho de que lo haga a través de una mirada comunal de una familia con empleados convertidos en amistades genuinas tras tantos años. Si «El Padrino» es la referencia inalcanzable de toda criminal del séptimo arte, esa experiencia distintivamente yankee sobre el ascenso e inevitable caída del individuo víctima de la ambición característica estadounidense, esta es (pido misericordia por adelantado) una especie de Padrino a la argentina: con la familia y los lazos de afecto como valores principales incorruptibles aún en el submundo criminal. Pero bueno, comparaciones amarillistas aparte este es realmente un trabajo que se sostiene por sí mismo y al que casi que cualquier comparación se quedaría corta para intentar transmitir la experiencia que le regala a la audiencia.

¿Es «Algo viejo, algo nuevo, algo prestado» un documental o una ficción? Es una de las mejores películas del año. No únicamente del cine nacional. Otra prueba más de que el cine argentino viene desde fines de la década pasada entregando algunos de los proyectos más interesantes del cine internacional.

Puntaje:


 
 
 
Tráiler:

Leandro Porcelli

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