CINE

Crítica de «El Señor de los Anillos: La Guerra de los Rohirrim» de Kenji Kamiyama (2024)

El anuncio de un largometraje de animé basado en apéndices de Tolkien para servir como precuela de la trilogía de Peter Jackson produjo una mezcla de entusiasmo con reservas más que justificadas, especialmente considerando la recepción de regresos más recientes a la Tierra Media como fueron la trilogía del «Hobbit» o «Los anillos de poder» de Amazon. Aunque seguramente fueron los reportes de que este es un proyecto nacido únicamente con el fin de que New Line Cinema conserve los derechos cinematográficos de la franquicia los cuales pusieron paños fríos incluso a los que más festejaban el potencial de un nuevo proyecto animado de «El Señor de los Anillos» a tantos años de la adaptación de fines de los 70s. Pero eso es lo bueno del universo creado por Tolkien, ofrece sorpresas escondidas incluso en los abismos más oscuros.

Ubicada casi 200 años antes de La Comunidad del Anillo, este relato cuenta la historia olvidada de la hija de Helm Hammerhand el legendario Rey de Rohan. Héra es una muchacha valiente con predilección por la vida silvestre y que no encuentra más que molestias en adaptarse a la vida que le corresponde como hija del Rey. El disparador de la trama es un consejo convocado por uno de los líderes de los pueblos que componen Rohan y cómo la ilusión de fortalecerse para posicionarse en contra de reinos aledaños terminaría por desencadenar una feroz guerra nacida de la oscuridad que crece en el corazón de los hombres. Afortunadamente Héra no es «un mero hombre», como declaró Éowyn en «El Retorno del Rey», y es la misma actriz Miranda Otto quien vuelve a ese mismo rol para narrar este regreso a la Tierra Media.

La narración es solo uno de los varios recursos que usa el filme para evocar la enormidad nostálgica que la trilogía original de Peter Jackson trae en sus ávidos fanáticos, afortunadamente evita caer en la trampa que tentaría demasiado a producciones inferiores que se sostendrían tanto en ellas al punto de no hacer más que referenciar. Logra un equilibrio que dejará bastante satisfechos a los fans de Tolkien y Jackson, pero que especialmente la hace una entrada exitosa para aquellos con ganas de dar los primeros pasos en un universo que suele presentarse intimidante para quienes lo ven desde afuera.

La mezcla de técnicas en 2D y 3D crean una experiencia a la altura de una sala de cine, pero que siempre iba a quedar en segundo lugar a una banda sonora que utiliza algunas de las piezas más icónicas del trabajo de Howard Shore en la trilogía original. Pero es en el guion donde ocurren los aciertos más importantes. Si bien la historia de una valiente joven superando los límites de lo que se espera de ella para luchar de forma particular por salvar a sus pares seguramente sea el terror de todo incel blandiendo el anonimato en internet y la palabra «woke» como principales armas, es un tipo de historia que sin dudas puede desarrollarse de mejor o peor forma dependiendo de que tanto se quiera virar la narrativa a favor de los facilismos que le faltan el respeto a las audiencias modernas. Héra es un personaje al que todo le cuesta y que va a sufrir durante toda la película para lograr convertir tanto sus errores como desgracias en aciertos, y eso la hace una gran protagonista heroica.

También ayuda bastante que el director Kenji Kamiyama («Medabots», varias producciones de «Ghost in the Shell» tras la película original) haya liderado a un equipo talentoso en desarrollar excelentes secuencias de acción, que van desde las dimensiones épicas que una propuesta de «El Señor de los Anillos» debe ofrecer hasta incluso detalles como la correcta intensidad de motivaciones para que los personajes estereotipados que suelen popular las producciones de animé logren, como en las mejores producciones japonesas, trascender lo genérico a favor de cierta identidad propia. Aunque hay que advertir que, los que entren a la sala para ver algo de LOTR pero ignorando completamente las características propias del animé como medio particular, puede llegar a encontrarse renegando con algunas cuestiones típicas de un subgénero de animación demasiado cómodo usualmente en evocar con superficialidades que pueden no ser suficientes para audiencias acostumbradas a otros géneros.

«La guerra de los Rohirrim» es una experiencia que logra un equilibrio entre la promesa de un regreso a la altura para fanáticos de la Tierra Media y aquellos interesados particularmente en una adaptación que use las fortalezas del animé para entregar un entretenimiento fácil de disfrutar. Sean fans viejos, nuevos o potenciales, es una propuesta acertada que hace lo mejor con un proyecto que parecía condenado a continuar con los senderos de calidad errática a los que la franquicia se venía acostumbrando por demasiado tiempo. Ojalá sea un pequeño gran paso para regresar las sagas basadas en el universo de Tolkien a esa épica desmedida que supieron capturar Jackson y compañía como si de un milagro se tratara.

Puntaje:


 
 
 
Tráiler:

Leandro Porcelli

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