CINE

Crítica de «Babygirl» de Halina Reijn (2025)

Es fácil antes de verla creer que «Babygirl» es una peli del montón. Nicole Kidman protagoniza como una CEO que inicia un particular amorío con un joven pasante (Harris Dickinson) a espaldas de su esposo, interpretado por Antonio Banderas. Lo que en manos menos interesantes podría ser lo mismo que ya se vio en varias ocasiones solo que con cambio de géneros, es llevado a sectores mucho menos corrientes gracias a la directora Halina Reijn.

La cineasta danesa usa el casteo de un galán como Banderas en el rol del esposo o la introducción del personaje de Dickinson calmando a un perro descontrolado, como primeros pasos para que la audiencia vaya cayendo en cuenta de todo el desarrollo psicológico de personajes que la película ofrece para aquellos interesados en profundizar su narrativa. El personaje de Kidman justamente va a profundizar en algunos deseos que lleva toda su vida reprimiendo, y el guion hace un gran trabajo logrando que el aspecto sexual de ellos se sienta tan solo una de las tantas facetas del mismo. Hay varias ocasiones en las que la película vira levemente del tratamiento más corriente que se le podría dar al relato, ofreciendo algo de frescura para complementar todos los aspectos más fríos de su drama o lo fogoso de esta relación naciente que promete envolverlo todo en llamas.

«Babygirl» es un drama psicológico mucho más interesante que lo que su superficialidad de juegos sexuales podría indicar. La directora holandesa crea una narrativa sostenida de igual manera en el guion, la fotografía y las interpretaciones para tratar temas usualmente explorados de manera simplona en otros proyectos que tienen un típico amorío como elemento del montón.

Puntaje: 

 
 
 

Tráiler:


 

Leandro Porcelli

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