Crítica de “Blue Jasmine” de Woody Allen (2013)

Si bien es cierto que el simple hecho de nombrar a este director genera polémica y opiniones encontradas, no podemos negar que ha hecho una serie de buenas películas a lo largo de su carrera cinematográfica. También, en los últimos años, se ha dicho que a Allen se le apagó el espíritu creativo y se lo acusa de reciclar una y otra vez sus mismos recursos, pero lo cierto es que “Blue Jasmine” es una cinta en la que se puede apreciar todo su talento como cineasta, especialmente desde el guion que él se encargó de componer.

“Blue Jasmine” cuenta la historia de Jasmine, una mujer de aproximadamente cuarenta años que, luego de sufrir una desilusión al enterarse de que su marido millonario en realidad era corrupto, tiene que renunciar a su acomodada vida en Nueva York para mudarse a San Francisco con su hermana, quien vive de una forma mucho más humilde que ella.

La película se apoya, principalmente, en su maravilloso guion y el increíble trabajo de Cate Blanchett en la piel de Jasmine. Si bien todos los integrantes del elenco —compuesto por Sally Hawkins, Alec Baldwin, Bobby Cannavale, entre otros— están muy bien en sus papeles, es Blanchett quien sobresale ampliamente por la manera en la que logra captar a la perfección el caos mental en el que se encuentra la protagonista, con la visceralidad y a la vez vulnerabilidad que el rol requiere. Jasmine se nos presenta fuerte y frágil al mismo tiempo, lo que da cuenta de la complejidad del personaje y la sublime interpretación de la actriz. De hecho, su trabajo en este filme le valió un muy merecido premio Óscar a mejor actriz protagónica.

Además, a nivel técnico también sobresale, especialmente respecto al montaje que en esta cinta es fundamental. Va constantemente del presente al pasado, y esto puede ser un problema si no se maneja bien, pero en “Blue Jasmine” funciona de manera excelente. Además, es una película en la que se siente la mano de Woody Allen en todo momento, desde el guion y la composición de los personajes hasta la música jazz como sello de autor.

Por otro lado, todos los temas que toca esta cinta son no solo interesantes en sí mismos, sino especialmente desde la perspectiva en la que son abordados. Trata cuestiones como el autoengaño, la falta de realización propia, la fragilidad de la salud mental, la infelicidad, entre otras. Jasmine es una mujer de mediana edad que de repente se encuentra sola después de haber estado toda su vida viviendo entre ricos, y no sabe cómo seguir adelante cuando esa fantasía se derrumba y se da cuenta de que no consiguió nada por ella misma. Supeditó su vida a su marido y renunció a su felicidad por lujos materiales para darse cuenta de que a la mitad de su vida le toca empezar desde cero y, de alguna manera, volver a sus orígenes —de los cuales renegó hasta llegar al punto de cambiarse el nombre— con su hermana. Y le cuesta mucho adaptarse a convivir con gente de un nivel social más bajo.

En síntesis, “Blue Jasmine” es un drama con tintes cómicos que no solo es disfrutable por la magnética actuación de Cate Blanchett, sino porque también sirve como retrato a la banalidad y a la fragilidad en todo sentido. Además, toda la película tiene un ritmo excelente, lo que hace que, pese a tocar temas profundos, no se sienta pesada en ningún momento. Eso sí, tiene instantes en los que es simplemente desgarradora, como su última escena que provoca piel de gallina al ver el deterioro de Jasmine y entender que, después de todo, es una pobre mujer.

Puntaje: 

 

 

Tráiler:

 

Micaela Gallo

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