Crítica de «Caminando entre tumbas» de Scott Frank (2014)
“Caminando entre tumbas” cuenta la historia de Matt Scudder (Liam Neeson), un ex policía de Nueva York, que luego de un episodio muy particular deja su trabajo y el alcohol para dedicarse a ser detective privado sin licencia, realizando únicamente favores para ciertas personas.
Uno de los casos a los que atiende es el de Kenny Kristo (Dan Stevens), cuya mujer fue secuestrada y, luego de que se les pagara el rescate a los secuestradores, fue asesinada. De esta manera, Scudder, con la ayuda de un niño indigente (Brian “Astro” Bradley), va a recorrer las calles de Nueva York buscando a los culpables del hecho para redimirse a sí mismo por su pasado y para proporcionarle una venganza a Kristo.
Antes de meternos particularmente con la historia, hay que hablar de Liam Neeson, que ya se convirtió desde hace bastante tiempo en uno de los emblemas de las películas de acción, encarnando a personajes como Bryan Mills en “Búsqueda Implacable” (“Taken”) o Bill Marks en “Sin Escalas” (“Non-Stop”). En esta oportunidad, interpreta a un antihéroe con un pasado que lo preparó para el caso que se nos presenta. Y Neeson no nos decepciona; vuelve a desarrollar a su personaje de la mejor manera, como él sabe hacer.
Con respecto a la historia, Scott Frank (“Minority Report”) adaptó el guión de una novela de Lawrence Block, la cual presenta una idea un tanto simple pero bien llevada a cabo. A diferencia de tal vez otras películas de Liam Neeson, no veremos persecuciones ni mucha tecnología utilizada y se contiene un poco más con los asesinatos. En este caso se trata más de una investigación de la vieja escuela que busca dar con los sospechosos a través de diferentes pistas y entrevistados; más propio de un thriller criminal.
De esta manera, “Caminando entre tumbas” nos genera tensión, suspenso y nos entretiene a pesar de que sea una película larga. La oscuridad y la perversión están perfectamente representadas tanto por los personajes como por la ambientación de ese Nueva York de 1999, con la utilización de recursos como el cementerio, callejones, lugares abandonados o la constante lluvia.
Tal vez sea una película que pase desapercibida entre tantas otras, pero definitivamente “Caminando entre tumbas” nos proporciona una buena adaptación, un Liam Neeson impecable y una historia entretenida con sobresaltos y rasgos de oscuridad.
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Samantha Schuster