CINE

Crítica de «El Cavernícola» de Nick Park (2018)

Nick Park vuelve a recrear un fantástico mundo de plastilina para contar sobre una las pasiones que casi ningún inglés puede ocultar: El fútbol.

No es novedad ver a la productora Aardman como una de las grandes industrias del entretenimiento infantil y como un notable sello del stop motion. Según cuenta la leyenda, si vas al Festival de Annecy, la celebración de cine de animación más importante del mundo, te podés encontrar a Nick Park firmando autógrafos en uno de esos café franceses, tal como si fuera una estrella de rock. Y no es para menos, el animador, que ya tiene en su cuenta grandes obras reconocibles como «Pollitos en Fuga», «Wallace y Gromit» y la más reciente «Shaun el cordero»; ha dejado un legado, una huella tanto en la historia de los dibujos animados como en la del cine.

«El cavernícola» («Early man» en U.K.) podría parecer a simple vista una película sobre hombres prehistóricos y dinosaurios. Sin embargo, el drama se desempeña mucho más lejos de lo que uno llegaría a pensar. Sí, la aventura se desarrolla en un clásico partido de fútbol como si se tratará del mismísimo Mundial de Fútbol. ¿Quiénes son los equipos? Por una lado, una tribu de la edad de piedra que quiere defender sus tierras arrebatadas y así lograr proteger su dignidad; y, por el otro, los súbditos del rey de la edad de bronce, quienes quieren erradicar de sus vidas a todos aquellos que han quedado en el tiempo y conseguir todo el bronce que encuentren en su camino.

Bien sabemos de las frustraciones eternas que tienen los ingleses por su pasión futbolera (incluso a pequeños guiños para los fanáticos del balón) y en el film encontraremos un breve manual de la derrota de los creadores del deporte. Todo ello en el tono de la comedia que nunca pierde la compañía de animación, no hay segundo que no sea bien aprovechado para las risas. Entre gags, chistes ingeniosos y humor popular que tanto los caracteriza, dominarán al espectador en un sarpullido de carcajadas como también lograrán generar tensión y asombro continuamente.

Pero la pelota no es centro de todo, los personajes están definidos por sus sueños que han de cumplir y los que ha sido rotos con el tiempo, en especial el villano Lord Nooth, un gran logro de animación y de caracterización que podría llegar a ofender a algunos con sus dichos. Los animales de cuatro patas y las aves emplumadas son otro ingenio del estudio en cuanto a diseño y sencillez, que consigue sacar su máxima expresión a través del humor y el perspicaz del juego visual. Y otro punto a destacar en esta asamblea de jugadores son las parodias a los futbolista de la elite con sus toques personales y universales.

Ya han pasado más de doce años de la última película del animador Nick Park, ha sido una larga espera que tiene su recompensa al volver a sentir el placer visual de la plastilina en nuestra retina.

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Roberto Iván Portillo

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