Crítica de «El Otro Lado de la Luna» de Greg Berlanti (2024)
Entre 1955 y 1988 se llevó adelante la carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética para ver cuál de los dos países se convertiría en el primero en enviar humanos al espacio y a la superficie lunar. Mientras que la Unión Soviética llevaba la delantera en varias cuestiones como lanzar el primer satélite, ser vivo y persona en el espacio, haber hecho la primera caminata espacial y aterrizar en otro planeta, Estados Unidos tenía el objetivo de ser el primer país en llevar a un hombre a la Luna.
Esta hazaña, considerada como uno de los momentos más significativos en la historia de la humanidad, no solo quedó en la memoria popular sino que obviamente sirvió de inspiración para una gran cantidad de películas de ficción estadounidenses, documentales y series.
Hoy llega a los cines «La Otra Cara de la Luna» («Fly me to the moon», en su idioma original), que lejos de mostrarnos la misma historia que venimos viendo hace varios años y que pudimos apreciar en la pantalla grande en «2001: Odisea del Espacio» (1968), «El Primer Hombre en la Luna» (2018) o «Apollo 11» (2019), busca ahondar en aspectos desconocidos y coquetear con ciertos rumores que se cuentan desde entonces.
La película se sitúa en 1969, en medio de la carrera espacial, donde Estados Unidos, a través de la NASA, está intentando enviar a tres astronautas hacia la luna antes de que la Unión Soviética se quede también con este logro. Sin embargo, los intentos anteriores fallidos deterioraron la imagen pública de la agencia gubernamental que ya cuenta con poco presupuesto y aliados. Es por eso que Kelly Jones (Scarlett Johansson), una prodigio del marketing y la publicidad, será la encargada de recuperar el prestigio y el apoyo a la NASA, a pesar de los enfrentamientos con Cole Davis (Channing Tatum), el director del lanzamiento que considera a esta tarea como demasiado importante como para convertirla en un producto más a vender. Los temores por un nuevo fracaso están latentes y el gobierno quiere tener un plan b de contingencia.
Como decíamos al principio, lo interesante del film es que nos cuenta la carrera espacial y el alunizaje desde un costado completamente novedoso y atractivo, como es el marketing y la publicidad que tuvieron que impregnarle a la hazaña, como también a la NASA, para poder llevar adelante una misión tan importante y compleja como esta, como también la contraposición de dos personajes completamente opuestos en su forma de ser y comportarse.
La dirección de Greg Berlanti («Life as we know it», «Love, Simon») le aporta cierto dinamismo y frescura al relato, que logra equilibrar de buena manera la temática del alunizaje con la historia personal y romántica que se desarrolla paralelamente entre los dos protagonistas.
Ambos son dos personajes complejos, con un pasado que los condena y que forjó el carácter que presentan hoy, con sus diferentes maneras de ver el mundo. Además, Johansson y Tatum tienen una buena química entre sí y sus interacciones y coqueteos son interesantes de ver, como también el conflicto que está siempre latente. Johansson demuestra su capacidad actoral, principalmente para la comedia, con gran soltura y un abanico de acentos y personalidades que están a la altura, y Tatum, en un rol mucho más conservador y contenido, consigue llevar a su personaje a buen puerto.
Tiene buenos personajes secundarios como Moe Berkus (interpretado por un más que sólido y siempre cumplidor Woody Harrelson), un hombre que trabaja para el presidente y está constantemente pendiente de que las cosas salgan según lo esperado; colegas de Cole (compuestos por Ray Romano, Noah Robbins y Donald Watkins), que están dispuestos a ayudarlo en lo que necesite pero también se verán envueltos en la maniobras de Kelly; o Lance Vespertine (Jim Rash), un director que tendrá un rol muy importante dentro del alunizaje. Todos presentan un gran carisma y sirven al humor del film de manera efectiva y natural.
Esto permite que los 132 minutos de duración sean completamente llevaderos, sobre todo, porque a pesar de contar una historia seria, basada en hechos reales (con algunas atribuciones), y de verdadera importancia para el pueblo estadounidense, no tiene miedo de ahondar en temas provocadores o reírse de sí mismos. En primer lugar, en varias oportunidades muestra el poder del aparato gubernamental, que todo lo consigue, sin importar si el objetivo es moralmente bueno o malo o la manera en la que lo hace; como también la necesidad de ganar la carrera armamentística a cualquier precio y las consecuencias de la guerra en Vietnam que también ocurría en esa época. Por otro lado, toma como propio ese rumor que siempre estuvo presente de que en realidad el Apollo 11 nunca llegó a la luna y el alunizaje fue armado en un estudio de televisión para hacerle creer al mundo algo que en realidad no sucedió. Una idea tan disparatada como atractiva que ocupa gran parte del largometraje y es utilizado de una manera desopilante para hacer reír al espectador.
Los aspectos técnicos terminan de redondear esta buena propuesta, con una lograda recreación de los años 60-70, tanto en su puesta en escena como en el vestuario de sus actores. Además, utiliza material de archivo, buenos efectos especiales y otras tantas imágenes que copian a la perfección ese momento histórico a través de los programas televisivos para contextualizar los hechos. La banda sonora, con varias canciones que hacen alusión a la luna y al espacio, también acompaña de buena manera.
En síntesis, «La Otra Cara de la Luna» resulta ser una propuesta sorprendente, ya que mezcla una comedia romántica con hechos parte históricos parte ficcionalizados para brindarnos una historia sumamente disfrutable, divertida, con personajes graciosos y carismáticos. Un film que muestra un costado poco abordado de una temática anteriormente vista y que se anima a explorar terrenos arriesgados sin miedo a la crítica.
Puntaje:
Tráiler:
Samantha Schuster

