Crítica de «El poder del perro» de Jane Campion (2021)

Basada en la novela homónima escrita por Thomas Savage en 1967, «The Power of the Dog» («El poder del perro», en su título en español) es una película que viene pisando fuerte tanto en los festivales en los que estuvo (llevándose por ejemplo el premio a la Mejor Directora en Venecia), como también en los estrenos que tuvo en Australia, Nueva Zelanda y en Estados Unidos (aunque este fue bastante limitado).

Luego de haber formado parte de la programación del Festival de Cine de Mar del Plata, llegó a la plataforma de Netflix este 1 de diciembre para contarnos la historia de los hermanos Phil y George Burbank, quienes alquilan un rancho perdido en las profundidades de Montana en 1925. A pesar de realizar casi todas las tareas juntos, son bastante opuestos entre sí. Mientras Phil es bastante difícil de tratar y el que lleva adelante la batuta, George es un hombre más calmo y serio. Sin embargo, todo va a cambiar cuando George se casa con Rosa, una humilde posadera viuda, a quien lleva a vivir con ellos junto a su hijo Peter, un joven estudiante de medicina que a veces va de visita.

Con un ritmo bastante pausado, que por momentos puede jugarle en contra al relato y otorgarnos una cierta monotonía y pesadez, la película se va cocinando a fuego lento pero con un viaje más que satisfactorio. A medida que avanza el metraje, y sobre todo durante su conclusión, nos encontramos con algunos giros sorprendentes que hacen que su visualización valga la pena, porque nos deja pensando y reflexionando al respecto.

Por otro lado, la cinta realiza una crítica bastante marcada a la época en la que transcurre la historia, principalmente en cuanto a los cánones sociales, a los comportamientos que se esperan de un hombre (y más de uno que vive en el campo), la masculinidad, la identidad sexual, las tradiciones, los vínculos familiares, los celos, entre otras cuestiones.

Con respecto a las interpretaciones, nos encontramos con un elenco lleno de personalidades reconocidas, como Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons y Kristen Dunst, que realizan un muy buen trabajo a la hora de ponerse en la piel de los personajes. Podemos destacar sobre todo la labor de Cumberbatch, que construye un personaje bastante despreciable, con el que es difícil empatizar, al menos durante la mayor parte del film, pero que está hecho de forma consciente para probar un punto importante. Plemons se encuentra solemne y atinado en un papel bastante contenido y Dunst trabaja más con sus gestos y miradas que con sus diálogos. La revelación es sin dudas es Kodi Smit-McPhee, quien hace de Peter, un joven con aficiones bastante extrañas, introvertido y que empieza a construir una relación compleja con Phil.

Los aspectos técnicos ayudan a construir este ambiente aislado, desolado, tradicionalista, y con un clima de tensión latente, sobre todo cuando aparece la presencia del personaje de Cumberbatch, que sabemos que en cualquier momento puede estallar.

En síntesis, «El Poder del Perro» nos ofrece una mezcla de western y drama interesante, que se beneficia de su elenco plagado de estrellas que llevan a buen puerto a sus personajes. A pesar de que por momentos su ritmo puede ser bastante lento y monótono y el film podría haber durado un poco menos de los 126 minutos que dura, finalmente nos encontramos con una resolución que le da sentido a su visionado y que nos permite reflexionar sobre la crítica social que realiza la directora.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Samantha Schuster

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