Crítica de «Elijo Amor» de Stuart McDonald (2023)
Los avances tecnológicos y el cine son aliados desde hace mucho tiempo, no solo en aspectos más técnicos como el color, el sonido o la calidad de la imagen, sino también en cuanto a la experiencia en la sala de cine, por ejemplo con la incorporación del 3D y 4D que nos permitió vivir las películas de una manera diferente.
En 2018 Netflix hizo un primer ensayo con los films interactivos al estilo «elige tu propia aventura» con «Black Mirror: Bandersnatch», que se enmarcaba dentro del concepto de esta serie británica, que nos plantea tanto los beneficios como las consecuencias de la tecnología y la innovación. Fue un primer acercamiento interesante, donde el espectador podía elegir qué camino iba a tomar el protagonista de la historia, pero tampoco nos dejaba elegir demasiado, jugando con estos aspectos que proponía la serie del libre albedrío y el control que ejerce la tecnología sobre nosotros. Además, tampoco nos presentaba una trama demasiado profunda, pero porque principalmente se interesaba más por brindarnos una experiencia diferente, que nos involucre en la historia, que en hacer algo significativo o más artístico.
En esta oportunidad, Netflix volvió a lanzar otra película interactiva, que hace participar aún más al público. La misma se centra en Cami Conway (Laura Marano), una joven que está de novia con Paul (Scott Michael Foster) hace un tiempo pero que siente que su relación no avanza hacia ningún lugar y que se desempeña como ingeniera en sonido en una radio, pero en realidad desde pequeña sueña con ser cantante. Sin embargo, todo va a cambiar luego de hacerse una tirada de tarot, donde le aparezca que van a haber tres hombres en su futuro. No solo su novio, sino que volverá un joven de su pasado, Jack (Jordi Webber), un hombre sensible y preocupado por temas sociales y ambientales; y Jack (Avan Jogia), un músico en ascenso a quien conoce grabando en la radio. Cami no sabe qué hacer y con quién quedarse, por eso necesitará la ayuda del público para ver a quién elegir finalmente.
Al igual que pasaba con «Black Mirror: Bandersnatch», la historia que plantea «Elijo Amor» es muy sencilla y lineal, e incluso por momentos se torna un poco aburrida. Sobre todo, como ocurre con este tipo de films interactivos, porque uno no se conforma solamente con un único final, sino que quiere ver otros; qué es lo que termina pasando con las buenas o malas decisiones que uno va tomando. Es así como lo que podía llevar un tiempo determinado, termina ocupando mucho más de lo esperado. En este caso, la cinta tiene seis finales, pero seguramente el público se va a detener antes de probarlos a todos porque con algunos ya es suficiente.
Pero también nos genera la sensación de que realmente lo que elegimos impacta en la vida de la protagonista, involucrando directamente al espectador, no solamente decidimos qué va a desayunar sino si sale con un chico u otro, si acepta alguna propuesta o renuncia a su trabajo.
El cuarteto protagónico hace bien su trabajo, Laura Marano se desenvuelve de una manera simpática y tiene buena relación y química con su contraparte masculina, que presentan personajes bastante estereotipados: el novio perfecto, el hippie comprometido y el músico rebelde y pasional. Tampoco tenemos demasiado desarrollo de ninguno de ellos, sino que sirven como un interés amoroso y un camino posible dentro de la vida de la protagonista.
Lo mismo ocurre con la mayoría de las situaciones que se le dan a la protagonista, o son clichés (como el músico invitándola a una gira) o son bastante fantasiosas (justo dos personajes están en el mismo lugar al mismo tiempo o uno deja todo para ir a buscarla), quitándole un poco de credibilidad al relato.
En síntesis, «Elijo Amor» termina siendo más un videojuego que una película. Una experiencia interactiva que va a atrapar a los espectadores que quieran jugar un rato con la vida de una persona y hacerla transitar por distintas situaciones consecuencia de sus decisiones, pero la historia detrás es bastante lineal, superficial y estereotipada. Para pasar un buen rato pero después de eso también nos aburrimos un poco.
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Tráiler:
Samantha Schuster