Crítica de “Emilia” de César Sodero (2020)

Luego de una recorrida por festivales internacionales, «Emilia» se convierte en uno de los últimos estrenos que arriban a CINE.AR TV este 24 de diciembre, en vísperas de Navidad. Luego se encontrará disponible, gratuitamente, en CINE.AR Play hasta el primero de enero. Este largometraje, de corte independiente, es el último trabajo del rionegrino César Sodero. El film nace de una pregunta que se le presenta a este escritor, guionista y cineasta que abandonó su pueblo natal para encarar una nueva vida en Buenos Aires: ¿es posible volver al lugar del que uno se fue? La obra hipotetiza sobre esa respuesta, indagando en cómo sería ese regreso, si es posible y cuál sería el impacto en la persona que vuelve al reencuentro de sus raíces.

La cinta narra la historia de Emilia, una joven que luego de muchos años fuera, e impulsada por la ruptura con su pareja, vuelve a su pueblo natal en busca de un nuevo comienzo. La llegada al pueblo inerte de sus recuerdos se vuelve caótica al combinarse con las nuevas experiencias y la inestabilidad emocional que acarrea desde su conflicto amoroso. El metraje hace especial hincapié en este último punto. Se dedica casi exclusivamente a que comprendamos la situación en la que Emilia –interpretada por la maravillosa Sofía Palomino– se encuentra. Ella está atascada entre dos caminos: puede abandonar el sueño de crecer con otros horizontes y retomar una vida sin grandes sobresaltos en el pueblo; o luchar por volver a su presente lejos de sus orígenes.

Como resultado del tratamiento narrativo enfocado en los sentimientos de la protagonista, se vuelve parte de esta nueva oleada de películas indie que se preocupan más por transmitir sensaciones que por brindar entretenimiento. Estas cintas suelen recibir la superficial apreciación de los impacientes que pregona «no pasa nada» y automáticamente se descarta de cualquier watchlist. Sin embargo, son películas muy profundas y emotivas que invitan a reflexionar y cuestionarse sobre qué nos pasaría a nosotros si estuviéramos en esa situación. No se trata de quemar dos horas, sino de disfrutar y aprovechar para auto-explorarnos a nosotros mismos.

Es así como esta obra funciona a la perfección como retrato de una persona. Sin embargo, se sienten rispideces a lo hora de comprender su relación con los demás personajes. Hay ciertas cuestiones como relaciones con menores o situaciones sexuales que ameritan, al menos, un debate. Por otro lado, sí funciona muy bien el planteo moral que deriva de las infidelidades y es excelente todo lo que esconde aquel pequeño y tranquilo pueblo. Nunca mejor dicho: «pueblo chico, infierno grande».

En cuanto a su aspecto técnico, debemos destacar la excelente fotografía con esos encuadres tan pintorescos que realmente hacen percibir la quietud del lugar. También es magnífica la representación escénica para/con Emilia, que siempre se encuentra «encerrada» dentro del encuadre. Allí se nota la presencia de un director de fotografía (José María Gómez) atento a lo que la historia necesitaba. El sonido acompaña bien el estilo del relato y las actuaciones son correctas, destacando –una vez más– la labor del personaje principal, y de Claudia Cantero personificando a esa madre tan preocupada por el «qué dirán».

En conclusión, podemos decir que se trata de una buena oportunidad para abordar una cinta humana que exige al espectador nuevas cualidades para su visionado. Sin la vorágine del corte continuo, proporcionado por el cine convencional, nos brinda una historia interesante, producida en Argentina y que funciona como buena opción para adentrarse en un cine más emocional, paulatino y relajado.

Puntaje:

 

 

Tráiler:

 

Javier Franco

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