Crítica de «Karakol» de Saula Benavente (2020)
El próximo 3 de septiembre a las 22 hs estrena en Cine.ar la nueva película de Saula Benavente: «Karakol». Una particular cinta, protagonizada por Agustina Muñoz, que combina drama con tintes de road movie. Se trata del segundo largometraje dirigido por la experimentada productora y guionista. Su trabajo anterior fue «El cajón» (2006), el cual también guionó. Su currículum se centra en la producción: fue la encargada de más de diez series y películas desde su ópera prima hasta la actualidad.
El largometraje relata la historia de Clara. Su padre falleció recientemente y se encuentra profundamente afectada. Mientras sus familiares comienzan a salir adelante, ella se queda estancada en el sentimiento de lo inconcluso. Así, hurgando en las cosas del difunto, encuentra pistas que la conducen a un remoto pueblo en Tajikistán. Motivada por la pregunta: ¿qué se necesita para que un secreto pase a ser una traición?, la protagonista viaja para descubrir la verdad que tanto anhela conocer.
Saula instala un relato pausado, que explora los lugares más íntimos de Clara. Sin caer en la pedantería, el film propone una atmósfera introspectiva de reflexión. La búsqueda de la verdad sobre su padre es, a su vez, una autoexploración donde conoce quién es ella realmente y forja un lazo que trasciende la vida y la muerte. La gran incertidumbre recae en si es necesario, o no, revelar los secretos más profundos del ser. ¿Aquellas historias ocultas deben ser descubiertas o deben quedarse en la clandestinidad en la que nacieron?
Podríamos dividir la obra en dos grandes secciones delimitadas por la geografía. Por un lado, encontramos lo sucedido en Buenos Aires, y por otro, lo que acontece en Tajikistán. Ambos tramos son reinados por la quietud. La aparente calma que transmite el filme se ve aderezada, en su primer segmento, por personajes secundarios que aportan ingeniosos diálogos, o alguna que otra pieza de humor. Se destaca el personaje compuesto por Soledad Silveyra, la cual se encuentra magnífica, sacándole lustre a la amplia trayectoria que la respalda. Esa tía parlanchina, que opaca cualquier drama ajeno con sus propias penurias, sin duda se apodera de los primeros minutos de visionado.
En la segunda etapa de película, la tranquilidad es acompañada por los maravillosos paisajes áridos y montañosos de aquella zona perdida. Su belleza evoca un sentimiento de paz y soledad, que lo vuelven el lugar propicio para desentrañar verdades. La producción de bajo presupuesto le aporta esa estética indie e intimista que tan bien le hacen a audiovisuales de este género. Sin duda, en esta ocasión, las limitaciones jugaron en favor del producto final.
En conclusión, podemos afirmar que la nueva creación de Benavente hace foco en la complejidad de los procesos de sanación de las personas y explora los conceptos de paternidad, familia y verdad. Indaga en el impacto de una muerte cercana y cómo afrontar el dolor, frente a la incomprensión de los más allegados. Es recomendable, para una mayor inmersión en la pieza cinematográfica, adentrarse en la cinta sin prejuicios y evitando las distracciones del entorno. Sin duda, la cinta tocará fibras sensibles de quienes hayan transitado una situación parecida en algún momento de su historia.
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Javier Franco