Crítica de “Loveless” de Andrey Zvyagintsev (2017)

“No hay amor más grande que el de una madre por sus hijos”, resuena una conocida frase por nuestra mente cuando nos sentamos a ver “Loveless”, ya que el film nos demuestra que tranquilamente esto puede no ser del todo cierto.

El nuevo largometraje del director ruso Andrey Zvyagintsev (“Leviathan”, cinta nominada a los Oscar 2014 como Mejor Película Extranjera y cuyo actual film está entre los preseleccionados de 2018) se centra en una pareja a punto de divorciarse, donde cada uno busca la forma de seguir adelante con una nueva compañía. Pero en el medio se encuentra su único hijo, del que ninguno quiere hacerse cargo. Todas las acciones tienen consecuencias y este clima familiar hostil desembocará en la desaparición del pequeño.

“Loveless” es una película que en la primera hora nos presenta su contexto y recién a partir de la mitad expone su conflicto central, el cual se desarrollará durante el resto del film. Ambas partes se relacionan de una manera intrínseca, sin el inicio no existiría su desenlace.

Mientras que el director realizaba en “Leviathan” una crítica al gobierno y a la autoridad rusa, acá busca mostrar una sociedad superficial (preocupada por la tecnología y cómo se ve su imagen a través de las redes sociales y donde importa más el trabajo que la familia). La película habla sobre el amor y el desamor, la crianza de los hijos, las responsabilidades de los padres, el rol de la paternidad en la actualidad (y la constante búsqueda de lo individual dentro de una familia), los objetivos y frustraciones personales, la toma de decisiones y la asunción de las consecuencias posteriores.

Sin embargo, no es una historia que plasme únicamente la realidad de la Rusia moderna, sino que tranquilamente esta familia se puede encontrar en cualquier lugar del mundo, haciendo que el argumento se vuelva universal y que muchos puedan sentirse identificados en al menos uno de los aspectos tratados.

Esta realidad genera también que no se caiga en clichés o es fantasías, donde uno podría prever que ante el advenimiento de una crisis, la pareja se una en pos del bienestar de su hijo, sino que el conflicto entre ellos continúa y se acrecienta. Es una historia auténtica, dramática y sentimental.

El elenco se encuentra muy bien cada uno en su rol. El poco tiempo que el niño está en pantalla es suficiente para plasmar la infelicidad de un chico de 12 años, que podría parecer que entiende muy poco de la situación, pero que absorbe los conflictos de sus padres.

Lo mismo ocurre con la fotografía y la ambientación del relato, que brinda un clima muy hostil de Rusia, revelando los verdaderos sentimientos de los protagonistas, como también dificultando el conflicto en sí.

En síntesis, “Loveless” es una de esas películas que no se ven frecuentemente, que utiliza un caso de desaparición para plasmar la realidad y la decadencia de la familia en particular y la sociedad en general, donde prima el individualismo por sobre la comunidad o los intereses de los demás. Nuevamente el director ruso asume la responsabilidad de profundizar las crisis humanas con una gran altura, una buena narración y una impecable técnica.

Puntaje:

Tráiler:

 

Samantha Schuster

 

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