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Crítica de «Paisaje» de Matías Rojo (2024)

Leandro (Juan Luppi) y Eugenia (Ailín Salas) son una joven pareja que se fue de vacaciones con la familia de él a Mendoza para conectar antes de que nazca su bebé como también para pedirles ayuda económica para esta nueva situación que están viviendo. Pero las cosas no salen de la mejor manera y deciden interrumpir de manera impulsiva el viaje para volver a su hogar. El problema es que quedan varados en el medio de la montaña sin señal ni nadie que los asista. La desesperante búsqueda de refugio pondrá a prueba a los protagonistas antes de que asuman su nuevo rol.

Luego de su debut con «Algunos días sin música» (2013), Matías Rojo vuelve a la dirección para adaptar la obra teatral de Pablo Longo, quien acá oficia también como guionista del film. «Paisaje» ahonda en el tema de la paternidad/maternidad desde un costado no tan explorado. Lejos de romantizar la situación, expone los mayores miedos, preocupaciones, inexperiencias y cuestiones pendientes de un hombre a través de una historia que se acerca más al terror y al thriller.

Juan Luppi se pone en la piel de Leandro, este joven lleno de incertidumbres. Al comienzo del film podemos ver un vínculo bastante distante y extraño con su propio padre. Cuestiona sus métodos, no encuentra en él un apoyo y existe una especie de herida abierta que no logra sanar. La historia parecía seguir por ese lado, pero es solo un contexto para mostrar parte de su personalidad y exponerlo luego a condiciones más urgentes y hostiles. Ailín Salas, por su parte, tiene un carácter mucho más plantado y decidido. Está cansada de que le digan lo que hacer y tiene en claro cómo quiere que sea su parto. Todas las dudas y miedos que tiene él no las tiene ella, y es por eso que la película se va a centrar más en el personaje masculino que en el femenino pero sin dejarlo de lado (también porque el propio director muestra parte de su experiencia en la trama y le impregna su sello).

También contamos con la participación de Dady Brieva como el padre de Leandro, que al principio parece que va a tener más importancia dentro del film pero que luego se va diluyendo con el correr del tiempo. Cambia el eje del conflicto como también su interacción.

La ambientación de la cinta cumple un papel central. No solo «Paisaje» lleva el título completo del film, sino que se convierte en el principal antagonista. Filmada en Uspallata, Mendoza, y alrededores, la historia va a comenzar cuando la pareja se quede varada en la montaña. Un lugar lleno de belleza pero que también se puede transformar en un espacio hostil, aislado de la civilización y con un clima capaz de herir a los que no están acostumbrados o preparados. Lo mismo ocurre con el buen manejo del sonido natural y del silencio. Ambos elementos logran construir un ambiente totalmente opresivo y desolador en donde se van a mover los protagonistas.

Tal vez las cuestiones más sobrenaturales no terminan de encajar en el relato que nos venían ofreciendo, que surgen un poco de la nada. Entendemos la exteriorización de esos demonios y miedos inherentes a nuevas situaciones y roles, pero por ahí simplemente con el suspenso lo lograban transmitir de manera más atinada.

En síntesis, si bien «Paisaje» parece ir por un lado y luego termina tomando un camino diferente, logra ahondar sobre la paternidad y maternidad desde un costado inexplorado. Utilizando al thriller y género de suspenso como principal aliado para plantear los temores previo a la llegada de un hijo, va a poner a prueba a los protagonistas para ver hasta dónde pueden llegar. 

Puntaje:

 

 

Tráiler:


 

Samantha Schuster

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